Martes 14 de octubre de 2014 16:44
Foto: REUTERS/Dado Ruvic
La victoria (anunciada) de las formaciones nacionalistas en las elecciones generales y locales en Bosnia-Herzegovina no debe engañar a nadie. Por más que ésta marque la continuidad en el poder de los mismos que dirigen el país desde el fin de la guerra en 1995, la realidad está lejos de indicar un “consentimiento popular” hacia estos partidos. Con una abstención de casi 46% existe una gran desconfianza hacia una casta política corrupta y desprecio hacia un régimen político profundamente antidemocrático y clientelista.
El principal vencedor fue el Partido de la Acción Democrática (SDA - bosniaco-musulmán) fundado por el primer presidente bosnio Alija Izetbegović. Su hijo, Bakir Izetbegović, será el representante bosniaco en la presidencia colegial tripartita. El croata Dragan Čović de la Unión Democrática Croata de Bosnia-Herzegovina (HDZBiH) ocupará el puesto reservado a los croatas.
En cuanto al representante serbio de la presidencia, en una elección muy disputada, las últimas estimaciones indican que Mladen Ivanić del Partido del Progreso Democrático (PDP) llegaría primero frente a Željka Cvijanović, candidata apoyada por el presidente de la entidad serbia (Republika Srpska -RS), Milorad Dodik.
Aun se esperan los resultados definitivos de la elección al Parlamento federal, pero serán los mismos partidos que lo dominarán.
En cuanto a la presidencia de la entidad serbia, Milorad Dodik continuará en el poder mientras que el SDA debería dominar el parlamento de la Federación croato-musulmana.
Campaña “separatista” en Republika Srpska
El presidente de la RS desde 2006, M. Dodik, basó su poder en una importante red clientelista. Esto es posible gracias a las amplias prerrogativas de la entidad serbia. De este modo Dodik logra “comprar la paz social” ya que “el principal empleador [en RS] es la administración [pública]. Para conseguir un empleo (…) basta con estar afiliado al partido. Resultado: la gente teme el más pequeño cambio que podría fragilizar su ya precaria situación” (Le Courrier des Balkans, 12/10).
Así, el discurso nacionalista de Dodik puede ser entendido por sectores populares como la “garantía” de la conservación de algunos beneficios sociales inexistentes en la federación croato-musulmana.
En este sentido, Dodik en los últimos días de la campaña expresó su voluntad de transformar la entidad serbia en un “Estado” al mismo tiempo que empujaba a que los dirigentes croatas creasen a su vez una entidad croata propia (Herzeg-Bosna) y que Bosnia-Herzegovina se convirtiera en una confederación compuesta por tres entidades (bosniaca, serbia y croata).
A pesar de ello, esta vez su receta no parece funcionar del todo ya que la abstención fue enorme (44%) y los resultados están siendo muy reñidos. Esto se explica porque a pesar del clientelismo, ningún problema de fondo ha sido resuelto para las clases populares en Republika Srpska.
La influencia de la geopolítica internacional
Si bien cada vez que se aproximan las elecciones todos los partidos sacan a relucir sus discursos nacionalistas, este año los mismos tomaban una significación especial. Tanto por las implicaciones internas como por el contexto internacional.
En efecto, Dodik reivindica el apoyo del presidente ruso Vladimir Putin. Si bien es real, éste debe ser relativizado. Putin en sus fricciones cada vez más fuertes con las potencias imperialistas busca afianzar aliados en la ex “zona de influencia” de la URSS (Europa central y del Este). Así, en los últimos días se dio a conocer un acuerdo económico entre Rusia y Serbia, cuyo gobierno apoyó a la oposición en RS.
La contradicción es que al no contar con aliados fiables del lado bosniaco-musulmán, Rusia se ve obligada a apoyar a un Dodik que parece cada vez más aislado. Además, hay indicios de que Putin presenta el “modelo bosnio” como una posible “solución” para la crisis en Ucrania. En ese sentido, un debilitamiento de Dodik le sería problemático.
Frente a Dodik encontramos a una alianza liderada por el Partido Democrático Serbio (SDS), fundado por el líder nacionalista serbio acusado de cometer crímenes contra la humanidad durante la guerra en Bosnia, Radovan Karadžić.
Este partido operó un giro “occidentalista” denunciando el discurso “demasiado nacionalista” de Dodik y se muestra dispuesto a colaborar con los partidos bosniacos. Esto le valió el apoyo (financiero) de ONGs estadounidenses que buscan deshacerse de Dodik para reformar el Estado bosnio.
Re-centralización y ajustes
Uno de los puntos de divergencia entre partidos nacionalistas presentados como centrales desde hace varios años es la cuestión de la reforma del Estado bosnio. Mientras que los nacionalistas croatas y, sobre todo, serbios defienden una descentralización mayor, el SDA y otros partidos “republicanos” (no nacionales) defienden la centralización del Estado.
Estos últimos cuentan con el apoyo del imperialismo norteamericano y de la UE, así como el del FMI. En efecto, los imperialistas ven en la estructura de los Acuerdos de Dayton (que ellos mismos elaboraron) un obstáculo para las “reformas estructurales” de Bosnia-Herzegovina. Es decir, los planes de ajustes y ataques a los trabajadores y las clases populares en un país cuyo estado económico es catastrófico.
Esto indica que la convivencia entre los distintos partidos nacionalistas va a ser muy difícil. La formación misma de un gobierno aparece como complicada, casi imposible.
Sea cual sea el gobierno que se forme deberá aplicar duras medidas de austeridad. Lo nuevo es que luego de las manifestaciones masivas de febrero el riesgo es que los ajustes produzcan una nueva explosión social, sin excluir tampoco provocaciones nacionalistas de un lado como del otro.