En una acción entre bambalinas, el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, ha apoyado una propuesta de postergar el reajuste del salario mínimo en 2016.
Jueves 26 de noviembre de 2015
La postergación fue sugerida por parlamentarios al gobierno durante las negociaciones del presupuesto. La idea fue presentada a los ministros de Planificación, Nelson Barbosa, y de Hacienda, Joaquim Levy, por la consultoría de la Comisión Mixta de Presupuesto (CMO por sus siglas en portugués) del Congreso.
Entre las medidas en discusión llevadas por la CMO para cerrar el presupuesto del próximo año estaba la postergación del reajuste de los empleados públicos y del salario mínimo de enero a mayo del próximo año. En esa ocasión, la medida fue presentada al ministro de Planificación que asumió una posición contraria. Levy por su parte, la vio con simpatía. La presidenta Dilma Rousseff no avaló la propuesta y dio el asunto por terminado.
Levy no se dio por satisfecho y continuó apoyando la propuesta. Sin embargo, una postergación en este sentido causaría problemas políticos al gobierno y podría poner en riesgo el trabajo de los últimos meses del Planalto para disminuir los roces con el Congreso y mejorar la popularidad de la presidenta.
La dificultad de cerrar el presupuesto de 2016 ha hecho que Hacienda presente cada vez más propuestas impopulares, visto que la recreación del impuesto al cheque (CPMF) ha sufrido enorme resistencia dentro del parlamento.
Interlocutores del Planalto dicen que “no habrá ningún estudio en el gobierno para que la medida sea aprobada”. La viabilidad política es considerada “desastrosa” por integrantes de alas políticas y también económicas del gobierno.
Sin embargo, los ataques al salario a través de la devaluación de la moneda, la jubilación y las pensiones, la alta inflación, la agresividad de los ajustes contra los derechos sociales y laborales, comenzaron a ser implementados por el gobierno de Dilma ni bien se terminaban de contar los votos en 2014. El discurso de que no lo harían “de ninguna manera” se transformó en uno de los mayores fraudes electorales de este régimen político podrido encabezado por el PT, el PSDB y el PMDB.
Una fuente involucrada en las negociaciones con el Congreso Nacional se quejó que, con el apoyo del ministro Levy, la propuesta terminó ganando fuerza en el Congreso. Hace dos semanas, el diario O Estado de S. Paulo informó que había una propuesta en discusión para la postergación todavía mayor del reajuste salarial de los empleados públicos. Por la propuesta original, el aumento sería postergado de enero a agosto de 2016, con una ganancia de 7 mil millones de reales. La propuesta ahora empuja a noviembre la postergación, pero también enfrenta resistencias.
El Planalto y el Congreso quieren implementar en todo el país el ejemplo de Sartori del PMDB en el estado de Rio Grande do Sul: atacar a los trabajadores, sea fraccionando sus salarios, sea postergando el ajuste, aumentado los efectos de la devaluación y de la inflación sobre el bolsillo de los trabajadores, como medida de “contención de gastos”, mientras estos parlamentarios y la propia presidenta ganan salarios empresariales, para que sigan gestionando la economía de los capitalistas.
Estos ataques al salario forman la “receta de manual” de la política de austeridad de toda Europa durante el 2015, de Irlanda al Estado español, de Francia a Grecia, cuyos empleados públicos fueron brutalmente atacados por Syriza, que del discurso antiausteridad pasó a aplicar a raya los dictados de Alemania.
Pero la duda que sobrevuela las cabezas de los diputados y políticos de la burguesía es: ¿qué tan grande será la resistencia? Una fuente del gobierno que tuvo acceso al estudio presentado por el Legislativo comentó “¡Es una locura! Nadie va a tener el coraje de poner la cara y defender esto”. No por nada. Los capitalistas brasileros, a pesar de estar insatisfechos con el grado de los ajustes, cuyo ritmo de aplicación no disminuyó desde que comenzó el segundo mandato de Dilma, están recelosos porque las huelgas y las luchas de los trabajadores no pararon desde entonces. La burguesía quiere ajustes noventistas, pero las luchas obreras y de la juventud, a pesar de las burocracias sindicales y estudiantiles, están poniendo obstáculos a su curso.