×
×
Red Internacional
lid bot

Debate. Brasil: unidad contra la derecha, “trincheras socialistas” y elecciones

Viernes 28 de octubre de 2016

El primer turno de las elecciones municipales en Brasil mostró la decadencia del PT y el fortalecimiento de la derecha. De norte a sur del país, su espacio en las alcaldías y legislaturas se redujo. Sin embargo, esa reducción del PT no ocurrió en la misma medida que el fortalecimiento del PSOL sino al contrario, el espacio del PT fue ocupado por el PSDB, otras fuerzas de derecha y el crecimiento de los votos nulos, blancos y abstenciones.

Primero los ajustes y después los interminables escándalos de corrupción explotados por los medios y por una justicia golpista con notoria selectividad en el alcance y arbitrariedad en la interpretación constitucional.

Esta crisis del PT, donde sectores de ese partido consideran incluso un cambio de nombre o la creación de un “frente amplio”, plantean inmensos desafíos y oportunidades para la izquierda socialista.

En pocas ciudades el PSOL pasó al segundo turno: en Río, Belém y Sorocaba, en el interior de San Pablo. En Belém, tal como había hecho en Porto Alegre, lo hizo en coalición con partidos burgueses. En la capital amazónica, no solo con el marginal PPL sino también con nombres más “vistoso” como el PV y el PDT de Ciro Gomes.

Hay que derrotar a la derecha y sus ataques. Esta máxima recorre las manifestaciones contra la PEC 241, enmienda constitucional que pretende congelar los gastos sociales por 20 años, y las mentes de millones de personas que se consideran de izquierda en el país. Pero ¿cómo lo hacemos?

¿Cómo esta lucha -que pasa por imponer que la centrales sindicales como la CUT y la CTB y los sindicatos rompan la tregua y sigan el ejemplo de los estudiantes de Paraná y del resto del país, que salieron a la lucha contra los ataques de Temer- puede ser continuada en el plano político?

¿Cómo debe actuar una izquierda revolucionaria ante esta situación?

Debatimos aquí con posiciones del grupo MAIS (de Brasil) para ejemplificar un problema de falta de estrategia revolucionaria que recorre toda la izquierda nacional. No tomaremos como interlocutores a aquellas organizaciones políticas de prefieren dejar que los fenómenos ocurran y opinar desde afuera como sabihondos que se rehúsan hacer política y tener influencia en la realidad, que temerosos de venderse prefieren sus escritorios de lectura.
Debatimos con aquellas organizaciones políticas, que se reivindican socialistas, que se adaptan a esos fenómenos políticos tales como son e incluso los embellecen. Aliados a partidos patronales, con programas de conciliación con los empresarios, los principales candidatos del PSOL en las municipales fueron considerados por el MAIS como “trincheras” de la izquierda contra la derecha; o incluso en mayor grado de lo que se reivindica el mismo Freixo, como “trincheras de la izquierda socialista”, como dice el MAIS sobre Belém, Río y Sococaba.

La unidad y derrotar a la derecha son necesarias, pero ¿con qué programa y perspectiva? Sin esto, ¿Es posible que tengamos “trincheras socialistas”?

Trincheras y defensa, pero ¿de qué posiciones y qué estrategia?

Recorre el pensamiento de muchos, que se identifican como de izquierda, una visión de que estaríamos ante un enorme retroceso y que la orientación actual se resumiría en mantener posiciones de “resistencia”.

Esto es parcialmente verdad. Hay un innegable fortalecimiento superestructural de la derecha y la inédita victoria en el primer turno de un “tucano” millonario como Doria en la capital paulista está ahí para probarlo. Ahí está el golpe y todos los ataques de los golpistas que continúan y aumentan mucho los comenzados por el PT.

Sin embargo, ese fortalecimiento ocurre al mismo tiempo que sigue una importante disposición de lucha. Ningún lugar estampa en colores más vivos ese “destiempo” que Curitiba, en el sur del país, donde el segundo turno tiene dos alternativas muy de derecha. Es la capital de Sérgio Moro, el juez de la operación Lava Jato, y de las más de mil escuelas ocupadas.

La ubicación que se nos impone es defensiva. Pero la defensiva no significa la “no lucha” de Lula, de la CUT, etc., sino cómo se puede partir de las luchas defensivas contra los ataques hacia la contraofensiva contra los golpistas, la derecha y los empresarios. Cómo hacerlo en el plano político es distinto al plano del frente único en las luchas.

Muchos activistas miraron hacia el primer turno en busca del mal menor, que sería supuestamente un freno para la derecha. Con esto corrieron a los brazos de Haddad en San Pablo y otros supuestos “males menores”, como hace ahora el PCdoB en Porto Alegre, yendo hacia los brazos de Melo del PMDB contra el mal mayor, Marchezan (PSDB). En Belo Horizonte se preguntan estupefactos quién entre Kalil (PHS) y João Leite (PSDB) sería el mal menor, una difícil elección.

Una izquierda revolucionaria debe educar contra esa lógica que lleva siempre a adaptase y nunca a poner en pie la lucha independiente de los patrones y sus partidos. El PT no puede ser nunca una “trinchera” contra la derecha sino que le abrió y abre sistemáticamente el camino.

En el MRT -que no tuvo ningún sectarismo en participar en cualquier movilización con el PT y el PCdoB en contra del golpe, porque se trataba del secuestro de millones de votos y un combate concreto que hicimos siempre desde una perspectiva independiente, exigiendo acciones a la burocracia sindical para movilizar la fuerza de la clase obrera contra los golpes y ajustes- consideramos que las “batallas electorales” pueden y deben ser un punto de apoyo para avanzar desde esta ubicación defensiva a un impulso nacional contra los golpistas y sus ataques.

Es con esta perspectiva que llamamos a los electores de Freixo, en Río de Janeiro, a construir una fuerza anticapitalista para no repetir la conciliación de clases del PT. Sin eso, no hay “trinchera”. Se ponen en pie trincheras de otra cosa en vez de la “resistencia” de los trabajadores.

Construir un programa y una fuerza real contra la derecha, los golpistas y los empresarios exige denunciar implacablemente a la derecha en todas sus variantes, como hicieron las candidaturas del MRT por el PSOL, atacando sistemáticamente a los candidatos de la derecha; exige criticar y contraponerse a la conciliación de clases del PT, PCdoB y compañía. Pero también exige una separación, antes que nada formal, de los partidos de los empresarios, pero también programática y organizativa.

En este sentido, nada más lejos de la batalla necesaria para la superación del PT que repetir su “flexibilidad” con los burgueses. Por eso, además de otros motivos de su programa, criticamos tanto la candidatura de Luciana Genro en Porto Alegre y aquellos que como el MAIS se embarcaron en ella como “trinchera de los socialistas”. Mismo término utilizado ahora por la esta corriente para describir las campañas en Belém, Sorocaba y Río de Janeiro en posteos por las redes sociales.

¿Cómo puede Edimilson, aliado con el PPL, PV y PDT en Belém, ayudar en algo a construir una superación del PT y su alianza de clases? Aun así, el MAIS llama en una nota a “corregir los errores y avanzar: la única salida es ir a izquierda. Unidad para defender un programa favorable a los trabajadores y la juventud y de los luchadores”. ¿Cómo corregir los errores, romper alianzas? Claro que no, un consejo y dilución en una candidatura que no puede presentar un programa favorable a los trabajadores, salvo que consideremos bajo la misma lógica con la que los activistas pensaban a Haddad contra Doria. ¿Es eso? ¿Mal menor?

De la misma manera, el MAIS fue entusiasta acrítico de la campaña de Luiza Erundina en San Pablo, a pesar de toda su trayectoria en partidos burgueses, saliendo del PT y pasándose al PSB, teniendo experiencia de gobierno capitalista en su prontuario. Luego se ve hacia donde va: aceptó la invitación de nada menos que el tucano millonario João Dória para ser parte de un “consejo de exalcaldes” en el gobierno ajustador del pupilo de Geraldo Alckmin.

En grados menos extremos que Edimilson, visto que no hay alianza formal, vemos los mismos elogios a Raul Marcelo en Sorocaba y Freixo en Río. En los dos lugares hay un claro curso de buscar a empresarios para gobernar juntos, “para la lucha contra los empresarios participamos del movimiento llamando a construir un programa y una fuerza anticapitalista, lo que es muy distinto de lo que propone Freixo, que acelera a tomar los rumbos de la conciliación con los empresarios y sus leyes de responsabilidad fiscal, como vemos en su equivalente a la carta al pueblo brasilero, denominada “compromiso con Río”.

Para una parte de los activistas se trata de una “picardía” para ganar. Mismo argumento que oíamos en 2002 ante la carta al pueblo brasilero de Lula. Vimos lo que pasó. Meirelles que era, supuestamente, una maniobra frente a los empresarios, está ahí, como ministro de los golpistas, no para dar credibilidad a Temer sino sobre todo para seguir la obra iniciada en 2002.

Los socialistas y revolucionarios deben tener otra perspectiva distinta a esta del mal menor y la supuesta “maleabilidad y picardía” por fuera de los principios de independencia de clase, y mostrar que todo programa de conciliación de clases, de respeto a las “reglas del juego” dictadas por el capital resulta en la trayectoria del PT.

Frente a Río de Janeiro, donde Freixo sin decir “cumpliré la neoliberal Ley de Responsabilidad Fiscal” está dando grandes muestras de conciliación con los empresarios, el MAIS pronuncia que el camino es “construir una trinchera de resistencia de los trabajadores y de los oprimidos al ajuste fiscal y a los ataques a los derechos en pauta”. ¿Cómo, si Freixo está proponiendo justamente respetar estas leyes de los capitalistas y dialogar con el gobierno federal y provincial, ahora incluso renegando “nacionalizar el debate” al renunciar a hablar de golpe para disputar la base electoral de Paes del PMDB?

¿Batallarían por una perspectiva independiente igual que nosotros?

No es lo que hemos visto hasta ahora. Entendemos que luego de años dentro del PSTU y viendo la política golpista y sectaria de este partido, después de su enorme derrota electoral, los militantes del MAIS quieran lanzarse a hacer política ofensivamente con los fenómenos de la realidad y con candidaturas que puedan dialogar más. Sin embargo, buscar eso sin partir de los principios de independencia de clase solamente puede llevar al oportunismo, que no es nada más que la contracara del sectarismo. Se diluyeron detrás de Luciana Genro, Edmilson que cruzaba las fronteras de clase en las alianzas, de Erundina que trae como marca propia haber sido ministra de Itamar Franco y ahora de Freixo y Marcelo, que cruzan las fronteras no en las coaliciones formales sino en sus perspectivas de gobierno. O sea, esta dilución en lo que “tenemos para hoy” repite la lógica del mal menor o de un viejo campismo.

El campismo afirmaría “aquí están los socialistas” (no importa junto a qué y con qué programa), “allá está la derecha, estamos aquí”, lo que nos cabe es presionar aquí (como si Freixo pudiese adoptar un programa que no sea el suyo o del “mercado”). Primero vencer a la derecha, después avanzar. Pero el después nunca llega, al no batallar por la independencia de clase en los momentos defensivos y preparatorios.

La batalla por la independencia de clase en el programa y en la organización política y social queda para después cuando las condiciones ya no son las mismas. Así desperdiciamos la oportunidad de aprovechar la crisis del PT para construir verdaderas “trincheras” para los socialista y revolucionarios. Las “trincheras” no existen por fuera del programa y de las perspectivas de clase, si no votamos al PT y sus imaginarias defensas contra la derecha.

La lucha defensiva se combina con la perspectiva de que en medio de la defensa preparar un “contragolpe”. Las elecciones se dan al mismo tiempo que la preparación de la gran batalla contra la PEC 241 y todos los ataques de Temer. Esta “combinación” nos es impuesta por la situación. Muy distinto sería el método para pensar un frente único para la acción, no solo con todas las candidaturas del PSOL, sino con amplios sectores para luchas contra los ataques. Las elecciones pueden ayudar en esto, desde que los revolucionarios actúen con otra lógica, sin diluirse acríticamente en las candidaturas de sectores que tienen otra perspectiva, que ni siquiera ponen el eje de su programa en enfrentar a los ataques de Temer. Esta “nacionalización” del debate es muy distinta del programa y perspectiva que se propone Freixo, ni que hablar Edmilson.

La actuación de los revolucionarios en estos complejos escenarios pasa por la batalla cotidiana por un programa y una fuerza anticapitalista y revolucionaria. Si no, repetiremos, querámoslo o no, un seguidismo a la vieja lógica de la izquierda del PT, criticar algo y seguir juntos en nombre de la “unidad contra la derecha”. ¿Repetiremos como farsa o pondremos en pie una izquierda independiente del PT y su conciliación de clases? Queda el cuestionamiento al MAIS y a tantos activistas independientes y en otras organizaciones que repiten este error.