Las conducciones de las CGT ratificaron que no habrá paro nacional contra el veto de Macri a la ley antidespidos. Además, se enojaron con los periodistas.
Viernes 27 de mayo de 2016
“A nosotros nadie nos dice lo que tenemos que hacer” respondió un visiblemente enojado Hugo Moyano. Enseguida, para completar, se tiró abiertamente contra el periodista Gustavo Sylvestre (C5N) “hasta seis meses (atrás NdR) le chupaba las medias y otras cosas a la presidenta; ahora es la ’Tigresa’ Acuña”.
Antonio Caló (UOM) buscó ser un poco más amable: “Sean respetuosos chicos, sean respetuosos” les pedía a los periodistas que lo interrogaron si se bajaban de la amenaza del paro nacional a cambio de fondos para las obras sociales. Por las dudas, reiteraba, casi a los gritos, que “no hay medidas de fuerzas” contra el veto.
El enojo tiene su lógica. Los dirigentes sindicales no pueden explicar cómo pasaron de una masiva movilización y amenazar con un paro nacional, al anuncio de ollas populares como “medida de lucha”. Esa fue la resolución de la reunión de este jueves. Pero incluso esta mínima medida ni siquiera tiene fecha por el momento.
Sin embargo, si la reunión no sirvió para definir una medida de lucha seria contra el veto a la ley antidespidos, parece que sí permitió avanzar en los detalles de la reunión del próximo 3 de junio cuando sesione el Comité Central Confederal, avanzando en el cronograma de reunificación de las centrales. Si ese plan se cumple, el próximo 22 de agosto, en un congreso nacional, habrá nuevas autoridades. De todos modos, aún es temprano para asegurar que todo irá por sus carriles. El veto de Macri a la ley antidespidos provocó las primeras conmociones al interior de la burocracia y, en los hechos, rompió el bloque con las CTA que convocó a la concentración del 29 de abril.
Pero mientras tanto, sigue el ajuste y sigue la resistencia. Ayer jueves, poco antes del mediodía, los estatales de Santa Cruz eran reprimidos por el gobierno de Alicia Kirchner. Por la tarde, los trabajadores del Ministerio de Hacienda de la Nación ocupaban pacíficamente la sede del organismo en la Ciudad de Buenos Aires contra los despidos.
Pocas horas después, la burocrática y conservadora dirigencia sindical volvía a mostrar que si Macri y los gobernadores pueden avanzar abiertamente con el ajuste, es gracias a su abierta colaboración.