La primera encuesta del año realizada entre el jueves 2 y viernes 3 de enero indicó un 80% de desaprobación al gobierno de Sebastián Piñera y un 72% aprueba el plebiscito por una Nueva Constitución.
Lunes 6 de enero de 2020
Tras 11 semanas del inicio de las movilizaciones de la revuelta popular en Chile, que ha dejado ya al menos 26 muertos y 3583 heridos, según el INDH, la encuesta Cadem entregó sus primeros resultados sobre la percepción de la población hacia el debate constitucional y el gobierno de Piñera.
Sobre el debate Constitucional, si el plebiscito de abril para elegir si Chile aprueba o rechaza una Nueva Constitución fuera el próximo domingo, 72% asegura que votaría apruebo y solo un 20% rechazo. 8% no sabe, no responde.
#PlazaPública Entre aquellos que votarían apruebo, 77% está completamente decidido y 21% asegura que probablemente votará apruebo, pero aún tiene dudas y podría votar rechazo. pic.twitter.com/Syn6DPapBv
— Cadem_cl (@Cadem_cl) January 6, 2020
Específicamente, entre aquellos que aprueban, 82% tiene entre 18 y 34 años, en cambio entre los mayores de 55 años cae hasta el 60%. Diferencia que se profundiza aún más entre aquellos identificados con la derecha/centro derecha, donde 49% aprueba y 43% rechaza.
Asimismo, entre aquellos que votarían apruebo, 77% está completamente decidido y 21% asegura que probablemente votará apruebo, pero aún tiene dudas y podría votar rechazo.
#PlazaPública #ContenidosConstitución 67% está de acuerdo con que el presidente/a no pueda ser reelegido, el 52% está de acuerdo con un sistema donde baste el 50% +1 para aprobar todas las leyes, cualquiera sea la materia. pic.twitter.com/g7QgdDupXj
— Cadem_cl (@Cadem_cl) January 6, 2020
Si bien la Nueva Constitución se expresó en las calles con la demanda por la Asamblea Constituyente, debemos recordad que este plebiscito en cuestión se juega bajo los parámetros del acuerdo firmado el 15 de noviembre, el bulleado “acuerdo por la paz social”, firmado desde la UDI a personeros del Frente Amplio. Sin embargo, esto no termina aquí, sino que justamente, según lo votado en el Senado y lo establecido por el acuerdo, este proceso se deberá limitar a lo establecido por la República de Chile. Es decir, que no se podrán modificar elementos del Poder Judicial o incluso el Poder Ejecutivo.
Una traba sin lugar a dudas, por eso debemos pelear por una asamblea constituyente libre y soberana, es decir, libre en el sentido de que esta asamblea tenga la posibilidad de discutir, votar y resolver sobre todos los aspectos de la vida que las y los delegados decidan, y soberana, en el sentido de que ninguna institución y Poder esté por encima de esta asamblea.
Pero en términos concretos esto pone límites para justamente acabar con diversas situaciones que aquejan profundamente a la población, es decir, el modelo de las AFP, la educación y salud de mercado, en donde las familias se endeudan para que sus hijos puedan estudiar, o ven a sus familiares morir en las interminables listas de espera, así como también el enorme negocio de la vivienda que tiene a miles de personas en Chile sin un derecho social básico como lo es le garantizar por parte del Estado una vivienda digna.
Es momento de levantar una gran campaña contra la represión, por la libertad de quienes hoy están privados de libertad producto de las políticas represivas del gobierno, por juicio y castigo de los responsables de las violaciones a los derechos humanos, y la renuncia de los responsables políticos de estos actos. Con la sangre de nuestros muertos y heridos, con la dignidad de nuestros presos de la revuelta, no se puede negociar.
Y todo esto de la mano de un gran plan de lucha para ir por una asamblea constituyente verdaderamente libre y soberana, sin las trampas que hoy guarda esa convención constituyente tramposa, que ya afinan en palacio sus estructuras para que todo cambie para que al final nada cambie, y que se mantenga lo que tanto defienden esa minúscula minoría que se ha enriquecido estos últimos 30 años a costa de las espaldas de la mayoría del pueblo trabajador.