Luego de un gran paro docente con alto acatamiento y acompañado por familias, este martes por la tarde, durante la asamblea abierta convocada por el sindicato porteño Ademys, la comunidad educativa debatió cómo continuar el reclamo ante la crisis de infraestructura escolar visibilizada por la ola de calor. Votaron un nuevo paro docente para la semana del 27 y la coordinación junto a familias y estudiantes secundarios para impulsar medidas que reflejen sus demandas.
Miércoles 15 de marzo de 2023 15:56
Desde el inicio del ciclo lectivo, en la gran mayoría de las escuelas del AMBA,se evidenció la falta de condiciones para continuar la jornada escolar durante la ola de calor que afecta la zona. Las altas temperaturas expusieron aún más lo que la comunidad educativa viene denunciando hace tiempo: cortes sistemáticos de servicios básicos como el agua y la luz, falta de acondicionamiento de espacios compartidos que presentan problemas de infraestructura no resueltos y ausencia de recursos mínimos como ventiladores que funcionen, son sólo algunos de los tantos reclamos.En este marco, el sindicato docente porteño Ademys, convocó a un paro durante el cual se desarrolló una asamblea con participación de familias de diversas escuelas públicas que tomaron la palabra.
Ángeles, mamá de la Escuela N°13 de Lugano, narró cómo es el día a día en la escuela y en el barrio donde los vecinos están organizándose contra los cortes de luz: “la semana pasada mi hijo me dijo que la maestra ´juega al tetris´ con los bancos para tratar que el único ventilador que hay en el aula les de parejito a todos. Lo retiré descompuesto del calor. Algunos se quejan del paro docente pero ¿no es un paro que los chicos no vayan a la escuela porque no está en condiciones de recibirlos? Esta es la cara de alguien que estuvo hasta las 4 AM en un corte porque con los vecinos nos organizamos contra los cortes de luz y decidimos que hasta que no volviera, no nos movíamos. A las 10:30 la cortaron de nuevo y la escuela otra vez tuvo que suspender las clases”. Y a modo de reflexión, agregó: “el sistema está emparchado por todos lados: la desfinanciación se ve tanto en Edesur como en las escuelas y el gobierno es responsable. Ante esto, tenemos que unirnos: maestros, familias y alumnos, todos somos parte de la comunidad educativa. Hay que unir fuerzas para pelear por nuestras demandas”.
Por su parte, Pablo, papá de la Escuela Normal N°5 de Barracas, compartió “nosostros como familias nos estamos organizando ante los oídos sordos del Estado, queremos que la escuela esté en condiciones. El año pasado, por ejemplo, se viralizaron videos filmados en la escuela que mostraban la presencia de ratas. Y cuando uno escucha a los ministros de Educación increpando a las familias y a los alumnos a que vayan igual a la escuela yo me pregunto si en su familia mandarían también a sus hijos a estudiar en esas condiciones: muriéndose de calor, de frío y con ratas”. Y agregó “invitamos a otras familias a organizarse junto al personal docente de cada escuela”.
En este sentido, Federico Puy, maestro de la Escuela Normal N°5 y secretario de prensa de Ademys, expresó: “este paro empezó a evidenciar que tenemos la posibilidad de construir una fuerza que puede ser imparable junto a las familias que se autoorganizaron, los docentes y estudiantes secundarios que por escuela y por barrio impulsaron el paro con nosotros”. Y agregó que las familias “no sólo se expresaron en las acciones que se hicieron en cada escuela sino también en los medios de comunicación cuando les consultaban su opinión sobre el paro y manifestaban que querían que sus hijos estudien en buenas condiciones, que es el gobierno el que le hace perder días de clases a los chicos no arreglando las escuelas. Esta fortaleza es la que podemos reflejar en una gran marcha educativa en el marco de un paro docente para la semana del 27 de marzo”.
Hacia la fecha del nuevo paro docente, se votaron diversas resoluciones propuestas por familias y docentes como la exigencia de un plan integral de obras y medidas de fuerza en unidad.
Tanto el gobierno de nacional como el de la Ciudad a lo largo de estos años no invirtieron en materia educativa, al contrario: se dedicaron a hacer recortes, por ejemplo, el que se previó en el presupuesto 2023 para infraestructura y equipamiento escolar con una reducción de entre el 2% y el 18%. En medio de la ola de calor, y tras años de decadencia producto del ajuste, estos son los resultados: aulas sin ventiladores, estudiantes y docentes descompensados a causa de las altas temperaturas y escuelas cerradas por falta de agua y luz. Mientras que el gobierno de Kicillof en provincia de Buenos Aires, de la mano de Fernández, Massa y Cristina, anunciara que la suspensión de las clases presenciales está sujeta a la decisión de cada escuela, el gobierno de Larreta en Ciudad de Buenos Aires hace marketing con el envío de botellitas de agua a las escuelas, como si eso fuera solución. ¿Por qué no invierten para garantizar las condiciones necesarias para que alumnos y alumnas puedan estudiar en condiciones dignas? ¿Por qué siguen priorizando el pago de una deuda ilegítima contraída por Macri por sobre el derecho a la educación?
En este marco, el cinismo de los funcionarios parece no tener límite: la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, desde su cómodo despacho con aire acondicionado se refiere a esta situación a través de Twitter: “No se puede negar, sin embargo, que miles de chicos encuentran mejores condiciones en la escuela que en sus propias casas, a pesar de que los gremios que piden cerrar las escuelas por el calor supongan que todos tienen aires acondicionados en sus hogares” . La ministra desliza que, como muchos de los chicos que acuden a la escuela pública son pobres, deberían poder aguantar las pésimas condiciones en las que tienen que estudiar. El colmo.
Mientras los funcionarios de los gobiernos intentan dividir a docentes por un lado y a las familias por otro, las reflexiones de mamás como Ángeles y papás como Pablo son un ejemplo para replicar en cada escuela. Las familias están del mismo lado que las y los docentes peleando por condiciones dignas para sus hijos en los lugares de estudio. Unir por abajo lo que quieren dividir por arriba impulsando espacios de organización en cada escuela y en cada barrio se vuelve una salida para conquistar las demandas de toda la comunidad educativa.