Mientras se suman al Consejo que lanza el próximo gobierno, en Mondelez presentan un “preventivo de crisis” fraudulento para suspender a 500 trabajadores con rebaja salarial. También despiden en Arcor y otras fábricas y además suben los precios para el consumo popular. Parece que el hambre de los hijos de sus trabajadores no les importa.
Ulises Valdez @CLAVe
Jueves 21 de noviembre de 2019 09:58
Hace pocos días, el presidente electo Alberto Fernández la primera reunión del Consejo Federal Argentina contra el Hambre. Allí llamó a “resolver el problema del hambre”. “Hagamos algo épico" dijo.
En una mesa gigante lo escuchaban desde referentes sindicales hasta de las cámaras patronales. La idea parecía plagada de buenas intenciones. El problema es cuando uno mira la foto. Entre los invitados a la “épica” estaban algunos de los responsables del hambre. Por ejemplo los representantes de los grandes empresarios del campo y la alimentación.
Según los medios, “Daniel Funes de Rioja se comprometió también desde el sector empresario a hacer un aporte para terminar con el hambre en la Argentina”. El hombre es el referente de la COPAL (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios), que agrupa a más de 30 cámaras del sector. Los dueños de los ingenios, las sojeras, la industria de golosinas y casi todos los productos alimenticios que se consumen en el país. Y también los que se exportan. Por eso cuando se comenzó a rumorear el plan hace algunas semanas Funes de Rioja dijo que "los empresarios están abiertos a dialogar si se pone en el centro del debate al consumo interno y al fomento de exportaciones". En criollo, “fomentar las exportaciones” para los empresarios significa devaluar el peso, que termina siendo un ataque al salario obrero.
Hipócritas
El “aporte” del sector empresario es pura hipocresía. La demostración más grande es que mientras sus referentes se juntaban con Fernández, Tinelli y compañía, cientos de obreros y obreras de Mondelez se desayunaban una mala noticia. La empresa que produce algunos de los más conocidos productos de venta masiva (galletitas, alfajores, chocolates, chicles), iniciaba un pedido a la Secretaria de Trabajo para suspender 500 trabajadores de sus plantas de Pacheco y Victoria durante 6 meses, con rebaja salarial, argumentando que debido a la crisis del país, sus ventas sufrieron una “sensible caída”. Para eso presentaron un Procedimiento Preventivo de Crisis fraudulento: la empresa viene haciendo inversiones millonarias, gastando otros millones en “retiros voluntarios”, imponiendo horas extras y forma parte de uno de los grupos empresarios más ricos del mundo.
El pedido también pretende funcionar como un chantaje, no solo contra los trabajadores sino también para recibir exenciones impositivas y favores del Estado.
¿Así quieren combatir el hambre?
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Pero Mondelez no es la única que viene atacando a sus trabajadores. Al otro día de las elecciones se confirmaban despidos en plantas de Unilever, Arcor y Canale en distintas provincias. Las suspensiones y despidos también afectan a los ingenios en Tucumán y otros sectores agrupados en la COPAL. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina, en 2018 la Alimentación llegó a registrar 4300 despidos mensuales. Todo un récord. En el primer semestre de 2019 siguió siendo el rubro con más despidos, con los casos de La Campagnola, Arcor, Molinos, Alijor, Estancia El Rosario, entre otros. A eso había que sumarle adelantos de vacaciones, licencias sin goce de sueldo, suspensiones, varios cierres y despidos persecutorios como en Coca-Cola. El conflicto más duro de la era Macri fue, recordemos, el de PepsiCo, donde la multinacional cerró una planta con 600 trabajadores para sacarse de encima a la comisión interna y sus conquistas.
La crisis del sector, como la definen los empresarios, contrasta con otros datos. En primer lugar, con el aumento de precios. Los alimentos aumentaron hasta un 90% en el último año y entre los que más subieron se destacaron la harina, los fideos, los lácteos, las galletitas dulces, el arroz blanco, el aceite, la yerba y el pollo, según un informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
Esta semana se conoció el aumento de los precios mayoristas, que en octubre fue del 3,6%. Son los precios que ponen las mismas industrias y los distribuidores. Uno de los sectores que más remarcó fue justamente “Alimentos y bebidas”, con un 4,9%. Son los precios que se trasladan luego al bolsillo de millones de personas. Según distintos medios, en muchos rubros las remarcaciones llegaron al 15% tras las elecciones. Es lo que sentís en el bolsillo en la caja del supermercado o el kiosko. Esa plata se la llevan en pala los que ahora quieren atacar a sus trabajadores.
Otro de los datos es, en el caso de Mondelez, Arcor y otras empresas, las ganancias millonarias que han acumulado en los últimos años. Se trata de empresas multinacionales (en el caso de Arcor llamada “multilatina”), que tienen negocios en otros países y exportan parte de su producción. Como denunció la Agrupación Bordó del Sindicato de la Alimentación, “Mondelez no tiene crisis. Factura millones. Según la consultora Nosis hasta el 2018 según sus balances contable presentados, las ventas netas subieron de 10.300 millones de pesos en 2016 a 12.039 millones de pesos en 2017, a 17.800 millones pesos en 2018. La evolución de las ventas aumentó entre el 2017 y el 2018 en un 48,6%. Y su patrimonio neto aumentó un 251, 2%”.
Mientras hablan de aportar a la “campaña contra el hambre”, los empresarios de la alimentación se lo quieren hacer pasar a sus trabajadores, trabajadoras y sus familias. No hay que permitirlo.