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Red Internacional
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Santa Fe. Carta Abierta Rosario: Nisman y los servicios en el fin de ciclo kirchnerista

Desde La Izquierda Diario se viene haciendo una completa cobertura de la crisis política abierta desde la muerte del fiscal Nisman. Informamos y debatimos alrededor de la respuesta tanto oficial como opositora. A propósito de la publicación en Rosario/12 de los intelectuales kirchneristas locales agrupados en torno a Carta Abierta retomamos algunos de estos debates.

Viernes 30 de enero de 2015

Como acostumbra decir la Presidenta en Argentina a veces hay que explicar lo obvio y lo simple. No podríamos dejar de señalar que este cometido aplica también para la tropa propia. Por lo tanto tendríamos que ponderar el mismo criterio a la columna de opinión publicada ayer en Rosario/12 titulada “Estar alerta y tener memoria” de Carta Abierta Rosario.

Esta publicación se suma a la larga lista de opiniones disimiles que se esgrimieron desde el oficialismo y la oposición. En el caso que nos compete los intelectuales afines al gobierno mantiene un hilo conductor de su argumento que vienen repitiendo básicamente desde su origen como plataforma intelectual-política: el de un gobierno asediado por poderes y corporaciones contra las que inclaudicablemente el kirchnerismo se vendría enfrentando.

La crisis desatada por la muerte del fiscal para los intelectuales nac&pop se inscribe en la supuesta pelea que el gobierno emprendió contra los “buitres externos e internos” en defensa de la soberanía nacional en la extraña batalla por el pago de la “deuda soberana y patriótica”. En esta batalla contra el gobierno “que más hizo por esclarecer el caso de la AMIA” las corporaciones enquistadas desde hace décadas, habría que agregar que durante la década kirchnerista siguieron igual de anquilosadas, como los servicios de inteligencia se resisten a perder sus privilegios, todos los gobiernos desde el 83 hasta nuestros días han ensanchado y consolidado.

Detrás de todo esta épica progresista la realidad sigue un carril un tanto discordante y paradójico de la gesta de Néstor y Cristina. Si ya durante la crisis con los fondos buitres había quedado rengo el relato que postulaba que la defensa de la soberanía era depositar millones de dólares a los acreedores internacionales, el manto de encubrimiento que sostuvieron todos los gobiernos con respecto al atentado de la AMIA termina por voltear esta impostura. Es de público conocimiento que durante todos estos años se desvío la investigación de la “pista local” y a los intereses de los gobiernos norteamericanos, de Israel y sus servicios de inteligencia (y sus agentes locales de la SI como Stiusso) se centraron todas las investigaciones en la llamada “pista iraní”. Sin ir más lejos, como hemos reflejado desde este medio, el nombramiento de Nisman en el 2004 era parte de esta operación. Curioso enfrentamiento contra los poderes externos el emprendido por un gobierno que deposita una de las causas más importante de las últimas décadas argentinas en las manos de un letrado que tenía una oficina en la Unidad Fiscal AMIA y la otra en la Embajada Norteamericana.

Pasemos entonces a la teoría del acechamiento de las corporaciones “ajenas” al gobierno nacional. Sin lugar a dudas en toda interna de los servicios de inteligencia la “conspiración” desempeña algún papel. No obstante el relato que ubica al gobierno nacional por fuera del juego de estos intereses se cae de maduro. Lejos de un enfrentamiento descarnado contra la corporación de la SI durante estos años, como bien refleja esta nota, nos encontramos con que el presupuesto del 2014 para esta fue de $689 millones de pesos, suma que asciende si sumamos al resto de los servicios de inteligencia que operan en las diferentes fuerzas de seguridad del país.

Para desgracia de Carta Abierta los servicios de inteligencia se resisten a perder un poder que le fue conferido sucesivamente por cada uno de los gobiernos que han pasado desde el alfonsinismo hasta esta parte. El kirchnerismo no representó en este sentido un quiebre en esta historia nefasta, sino su continuum histórico. De hecho, al igual que lo hace la oposición de Macri, Massa y de los radicales, el gobierno no ha escatimado en el uso de los servicios prestados por los agentes de inteligencia, basta nombrar el Proyecto X de la Ministra de “seguridad democrática” Nilda Garré. Lo que se niega a ver Carta Abierta es que el gobierno no es un actor ajeno y mucho menos víctima de las internas de los servicios, sino su partícipe como parte de un Estado que necesita de la tarea estratégica de infiltramiento y espionaje contra las organizaciones de los trabajadores, las organizaciones populares y de la izquierda. De allí que no baste con una medida pragmática como la dispuesta por el Ejecutivo Nacional, que en esencia va a seguir sosteniendo las mismas prácticas represivas con los mismos agentes, como se expresa en esta nota. Desde este punto de vista la tan ansiada “democratización” de los servicios de inteligencia que tanto se agitan desde las tribunas oficiales no constituye más que un tibio intento de encarrilarla y quitarle cuotas de autonomía. No es que la medida llega tarde, tampoco es una “cuenta pendiente”. Sería hipócrita sostener esto cuando durante más de diez años se alimentó y fortaleció a esta verdadera maquinaria represiva.

Por ello la mágica receta para “ponerle fin a las operaciones de los buitres externos e internos” de Carta Abierta, que a fin de cuentas vendría a ser la de blindar de apoyo al gobierno nacional para evitar una reedición de las desastrosas consecuencias de las relaciones carnales con EEUU es más una expresión de deseo que una posibilidad real. En estos años no se dio ningún indicio serio de ruptura con la injerencia de los poderes mundiales. La investigación de la AMIA “colonizada” por los servicios de inteligencia de EEUU e Israel con la colaboración de los agentes locales y funcionarios como Nisman y Stiusso nombrados directamente por Néstor se demostró impotente para acabar con una impunidad que lleva dos décadas. Para ello es necesario abrir los archivos y poner en pie una comisión de investigación independiente para esclarecer el atentado de la AMIA. La disolución de la SI por la AFI, junto al resto de los servicios de inteligencia en actividad no hace sino perpetuar una de las prácticas más nefastas que sostiene el Estado argentino desde los tiempos de la dictadura. No va a ser este ni ningún otro gobierno del Estado capitalista quien se proponga disolver los servicios de inteligencia que conspiran contra los intereses de los trabajadores y de los sectores populares. Solo la movilización independiente estos en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores puede acabar con este pilar estratégico de la burguesía y su Estado.


Rodrigo López

Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.