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Red Internacional
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COVID-19. Carta de Movimiento Ciudadano a AMLO ¿hacia dónde recapacitar?

Tras el anuncio del plan de rescate nacional que presentó Andrés Manuel López Obrador, surgió un debate entre empresarios y los distintos partidos políticos. Dante Delgado, senador por Movimiento Ciudadano, llama al presidente a recapacitar, para favorecer a los empresarios.

Camilo Cruz México

Martes 7 de abril de 2020

El pasado 5 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un plan de rescate económico, dando respuesta central a la dura crisis sanitaría y económica que recién comienza a embestir al país.

La respuesta por parte del gobierno de Morena intenta dar salida a la crisis venidera, ofreciendo estabilidad a las trasnacionales y grandes empresarios nacionales, sin descuidar a su base social, con un discurso contra los despidos y los recortes salariales, pero sin detallar alguna medida para concretar estas afirmaciones y el sostenimiento de sus planes asistenciales sobre las ayudas a adultos mayores, las becas de jóvenes construyendo el futuro, entre otros.

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Los primeros en dar una respuesta a este plan económico fue la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), criticando los nulos apoyos a los grandes empresarios. Es decir, pese a un plan económico que no cuestiona en ninguna medida sus ganancias, los empresarios aprietan para obtener más dádivas en el terreno de los impuestos fiscales y mayores facilidades para avanzar sin ningún problema en los despidos y recortes salariales.

Es en este marco que el coordinador de los senadores de Movimiento Ciudadano, redactó una carta al presidente llamándolo a recapacitar. Delgado no desarrolla un plan que contraponga desde la débil oposición y despliega una carta que pareciera empalmar con el discurso del presidente cuando recuerda a Juárez, Madero y Cárdenas y hasta cita la frase de Enrique González Pedrero: “por el bien de todos, primero los pobres”, frecuentemente usada por el presidente.

En el cuerpo de la carta Delgado presenta una preocupación que pareciera apuntar a diluir las “diferencias” para avanzar en un fin común y enfrentar la pandemia, insistiendo a obrador que debe dejar de ver esta nueva situación como una “crisis de imagen” y la vea como una “contingencia de Estado” aludiendo a la diferencia categórica que el obradorsimo hace respecto a los anteriores gobiernos “neoliberales”.

Delgado hacia un llamado concreto a la Cuarta Transformación, de la cual reconoce la enorme mayoría en las cámaras de diputados y senadores: “Si aún tienes el respaldo de una parte de la población, ahora construye, con sentido social, la UNIDAD NACIONAL con las otras partes” ¿a qué partes se refiera Delgado? Claramente al empresariado nacional, la oposición esta orillada a sostener un discurso social que involucre las demandas de los trabajadores pero están obligados a preponderar la alianza con las cámaras patronales.

El empuje que intenta dar Movimiento Ciudadano es el mismo al que apunta el PRD y el PAN donde consideran “fundamental” avanzar en un plan más claro de rescate a las grandes empresas a costa de los perdedores del periodo neoliberal: las Pymes, los trabajadores y los sectores populares.

¿Hacia dónde hay que girar?

En resumen la opinión de la oposición es golpear apoyándose en el empresariado para empujar a una unidad nacional que tenga como trasfondo mayores facilidades fiscales y garantías claras de no reprimendas para los despidos y los recortes salariales.

La posición del gobierno es continuar con un plan de gobierno que responda a los intereses de los empresarios y el pueblo pobre. El gran problema de esta lógica es que intenta dar salida a intereses contrapuestos y en un año de gobierno se había visto la gran preponderancia de la agenda de las trasnacionales y los grandes empresarios nacionales expresadas en la aprobación del T MEC, la reforma laboral y megaproyectos como el tren maya.

Para los trabajadores y los sectores populares programas sociales que no atacan las bases estructurales del neoliberalismo, flanqueadas por una de las principales contradicciones para poder garantizarlos: la austeridad republicana que implicó el despido de miles de trabajadores del sector estatal.

Esta perspectiva hoy choca con el iceberg de la caída de las bolsas a nivel internacional y la débil barca de los programas sociales parece peligrar y con ello la posibilidad de sostener a gran parte de la base social del gobierno obradorista.

Hoy hay menos margen para fingir una conciliación de intereses opuestos entre empresarios y trabajadores, sin mencionar que la crisis económica implicará que el propio gobierno despida más aceleradamente a los trabajadores estatales si busca garantizar algunos de sus programas sociales.

Inevitablemente la crisis económica mundial golpeará duramente al país y el gran límite del plan de la 4T es pensar que los grandes dolores de la clase obrera y los sectores populares, tras décadas de neoliberalismo -y con el telón de fondo de una profundización de la crisis económica- se contendrán con una aspirina del tamaño de una beca que no cubre ni la mitad de la canasta básica.

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En este panorama un golpe de timón a favor de los trabajadores y los sectores populares implicaría en primer lugar test masivos para toda la población, la prohibición de los despidos mediante legislación o decreto, licencias pagadas al 100% para todos los trabajadores de sectores no esenciales, población vulnerable o con hijos menores de edad, la estatización del sector salud privado y su unión con el público, bajo control de los expertos y sus trabajadores, la reconversión de la industria para satisfacer la demanda de productos sanitarias y equipo necesario para enfrentar la pandemia bajo control obrero.

Dejar de pagar la ilegal deuda externa e imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas para fortalecer al sector salud y garantizar atención universal y gratuita. Para que no muera ningún trabajador, mujer o joven, es necesario tocar sus ganancias.