La Izquierda Diario publica una carta enviada a nuestra redacción por un docente de La Plata, ante la publicación del presidente Macri en su Facebook relacionando Hiroshima con la lucha docente.
Martes 21 de marzo de 2017
A pocas horas de iniciarse la tercera semana de paros, marchas, radios abiertas y variadas manifestaciones que los docentes venimos llevando adelante a nivel nacional, Mauricio Macri vuelve a atacar a la docencia.
Esta vez, el desafortunado recurso utilizado como “ejemplo”, es una imagen de un grupo de alumnos con su profesor que data de días posteriores al bombardeo atómico de Hiroshima, probablemente uno de los crímenes imperialistas más grandes de la historia de la humanidad, como forma de atacar nuevamente a los docentes e intentar señalarles el lugar donde según él, deben estar.
Cuando el presidente escribe “Por dos años Hiroshima estuvo en ruinas, sin escuelas, pero durante ese tiempo sus alumnos nunca dejaron de asistir a clases y los maestros nunca dejaron de estar al frente de ellos. Para que un país pueda levantarse la escuela nunca debe parar", el presidente debería recordar que muchos de los docentes que hoy nos encontramos parando, no solo trabajamos en muchos casos en escuelas con graves problemas edilicios, dando clases en pasillos, hacinados, sin vidrios y estufas en invierno, sino que lo hacemos luego de cansarnos de no haber sido escuchados en nuestros reclamos por largo tiempo.
Cuando el presidente escribe “Para que un país pueda levantarse la escuela nunca debe parar”, nada más desearíamos, le puedo asegurar que como docente que soy, que nada nos haría más felices que estar trabajando en el curso con nuestros alumnos. Pero le pregunto a usted: ¿cómo se hace para alcanzar dicho objetivo cuando los presupuestos educativos se reducen año a año? Cuándo miles de docentes mes a mes no perciben sus salarios, o cuando los cobran se ven condenados a vivir por debajo de la línea de la pobreza?
Que hoy nosotros paremos, no significa que no queramos trabajar, significa que estamos en contra de una política educativa que al mismo momento que ajusta la educación de los sectores mayoritarios, le transfiere presupuesto a las escuelas privadas como a las que probablemente concurre su hija Antonia o alguna de sus amigas; que mientras las raciones alimentarias para nuestros alumnos son cada vez más reducidas, se incrementa el presupuesto para el pago de la deuda externa y las fuerzas de seguridad.
Cuando me enteré de su post, lo primero que me vino a la cabeza fue pensar en las miles de inocentes personas que hicieron falta que murieran asesinadas por una bomba atómica, solo para que Estados Unidos pudiera detentar el lugar que hoy ocupa y digo inocentes, porque ya la guerra estaba terminada, no había ninguna necesidad más de un bombardeo como este.
Y me quede pensando si realmente a usted y la gobernadora Vidal, con su intransigencia, los voluntarios, amenazas, descuentos, realmente les podía llegar a interesar el tener dar un sistema educativo público como el que nosotros defendemos, o más bien el interés, como pasó en Hiroshima, se encuentra en dar un mensaje hacia otros, de que no se puede, de que hay que aceptar las cosas como son, aunque estas no garanticen los derechos más elementales.
Pero ¿sabe, Mauricio? Nosotros nos sentimos orgullosos de ser docentes, somos los que cada vez que un niño o un joven llegan a nuestras escuelas, le enseñamos que son sujetos de derecho, y si en estos momentos no estuviésemos defendiendo los nuestros, los de nuestros alumnos, deberíamos dedicarnos a otra cosa y eso no estamos dispuesto a hacerlo.
Si ganan los docentes, ganamos todos.