A cuatro meses de su muerte violenta, familiares y amigos de la joven trabajadora reclamaron por justicia en Puente La Noria.
Viernes 16 de octubre de 2020 14:39
El conurbano profundo es lugar de recepción para cientos de miles de trabajadores del interior del país que llegan esperanzados de un presente y un futuro mejor. El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) guarda para ellos muchas de las cosas anheladas e imposibles en sus pueblos de origen: trabajo, comodidades, buen pasar, pero también otras que muy pronto se convierten en padecimientos. El conurbano les reserva días de fiesta y días hostiles.
Un caso de tantos que se suceden contra la clase trabajadora del interior en el conurbano le ocurrió a Daiana Castillo hace cuatro meses y envolvió en luto y dolor, pero no en resignación, a toda una familia.
Daiana, retrato de una laburante
“Ayelen Daiana Noemí Castillo era una piba trabajadora, era mi hermana, muy trabajadora y emprendedora, una excelente persona, muy buena compañera, Cualquiera en el barrio Santa Catalina III (Lomas de Zamora) te lo puede decir”, afirma Ludmila, una de sus hermanas. “Tenía 22 años, trabajaba todo el día para salir adelante, se preocupaba mucho por los demás, por las necesidades de la gente que ella conocía. Trabajaba para una feria, la 25 de mayo de La Salada, pero por la pandemia estaba trabajando de otra cosa, armando pedidos para venta, siempre buscaba superarse laburando, se había mudado a vivir con su pareja hacía poco tiempo”, agrega.
Daiana y parte de su familia llegaron a Buenos Aires desde la localidad de Villa Ocampo, en el noroeste santafesino, en busca de nuevas oportunidades, hace alrededor de diez años. Lograron vencer las adversidades y establecerse, trabajando incansablemente para ello, en lo que encontraran para ganarse el sustento.
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La madrugada funesta se desata en el conurbano
El sábado 6 de junio, en Villa Centenario, Daiana estuvo armando pedidos de artículos para bebés hasta muy tarde en casa de una amiga y en horas de la madrugada del domingo 7 salieron ambas con un amigo que las llevó en moto para comprar algo para beber.
Por el camino fueron chocados premeditadamente por un automóvil, para luego ser robados a mano armada por sus ocupantes. No conformes con el hecho, los ladrones atropellaron a Daiana en más de una oportunidad.
Ayudada por sus amigos y vecinos logran trasladarla al Hospital Gandulfo. Como en tantos nosocomios públicos la falta de insumos y de personal es una constante tal como reclaman los enfermeros agremiados en ATE. Allí la familia denuncia que la atendieron luego de 9 horas de espera.
Mailén, otra de las hermanas, dice que su hermana “estaba herida en la zona genital. En vez de verla una ginecóloga, la atendió una cirujana que le hizo los puntos sin antes hacer la limpieza correspondiente (ella se encontraba embarrada y toda llena de sangre por todo el cuerpo) y le dijo a mi mamá que se la lleve a la casa, que estaba bien y ante la pregunta de si la tenía que medicar, le dijo que le dé ibuprofeno. Luego ella seguía con dolores y fiebre, se le hizo una infección tremenda que al otro día hubo que llevarla porque gritaba de dolor. No la querían atender, luego de mala gana la atendieron, la operaron, y nos dijeron que salió bien. Arguyendo que mi hermana estaba muy violenta, la volvieron a sedar y luego de dos paros cardíacos, falleció el miércoles 10 cerca del mediodía”.
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Asalto violento, ajuste, desidia, abandono y después…
El sol pega fuerte en Puente La Noria y la familia y los amigas y amigos de Daiana empuñan carteles, bombos y decisión y suben caminado para recordarle a toda la sociedad que existió una laburante que mataron entre ladrones miserables, una salud pública diezmada por los ajustes y un Estado que no garantiza las necesidades básicas del pueblo trabajador, excepto el asistencialismo y la represión.
Con su foto en remeras suben, abrazados y entre llantos suben, suben con bronca. Con su sonrisa como lanza, suben. Es 13 de octubre y suben para recordarnos que es obligación del Poder Judicial tratar de brindarle, aunque sea tarde, un poco de abrigo al recuerdo de Daiana.