Mismo día, mismo lugar: dos escenas bastan para retratar el contraste abismal entre la visión edulcorada que muestra un gobierno en plena campaña electoral y la realidad de las topadoras y la represión contra las familias a las que dejan sin techo.
Verónica Zaldívar @verodivar
Miércoles 14 de julio de 2021 00:00
El día: martes 13 de julio. El lugar: Lomas de Zamora, importante distrito del sur del conurbano bonaerense gobernado por Martín Insaurralde desde hace 12 años, solo pausados por un breve paso por la Cámara de Diputados.
Primer acto: anuncios entre blanco y celeste
Luego de un tiempo de distanciamiento entre el intendente lomense y el kirchnerismo, la cercanía de las elecciones legislativas parece haber puesto paños fríos a las rispideces: días atrás la misma Cristina Fernández acompañó a Insaurralde en una entrega de tablets a estudiantes. No habían pasado dos semanas de esto, para que fuera el propio presidente Alberto Fernández quien eligiera Lomas para realizar anuncios relacionados con jubilaciones.
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Un escenario sencillo, fondo celeste y algunas mesas ocupadas por jubiladas y jubilados vieron desfilar al intendente, a las titulares de PAMI Luana Volnovich y de Anses Fernanda Raverta, además del gobernador Axel Kicillof y el presidente Alberto Fernández. Hablaron sobre las promesas hechas en ese mismo Club Social y Deportivo Ituzaingó hace dos años y cómo habrían sido cumplidas, hablaron de lo que heredaron y sobre cómo actuaron frente a la pandemia. Y, al referirse a un beneficio previsional que se anunció para madres que se vayan a jubilar y no tengan suficientes años de aportes, se deshicieron en elogios hacia las mujeres. La reivindicación de su rol y la denuncia de su situación de desigualdad frente a los hombres podía sonar convincente para quienes no fueran mucho más lejos del umbral de las puertas del salón.
Segundo acto: un puente entre quienes luchan por vivienda y trabajo
Esta historia está contada al revés, y por eso lo que relatamos en esta segunda parte ocurrió en realidad horas antes del acto presidencial.
A unos kilómetros del club de Temperley donde Alberto Fernández realizó su primera visita al distrito este año, el día comenzó con la presencia de decenas de familias sobre el Puente La Noria. Los carteles indicaban que se trataba de vecinas y vecinos del Barrio La Ribera, los mismos que hace pocos días vieron a las topadoras arrasar con sus casas y sus pocas pertenencias, mientras agentes de la Gendarmería Nacional los corrían de sus hogares sin importar la presencia de niñas, niños o personas con dificultades de movilidad.
"A las 5 de la mañana vinieron de la municipalidad queriendo derrumbar el puente de atrás. Salimos todos los vecinos, chicos a los gritos, asustados… ¡es injusto! (...) Somos víctimas, fuimos estafados. Cada golpe de la topadora fue un golpe al corazón", explicaba Giovana al móvil de Alerta Spoiler. Se refería a hechos de esa misma madrugada, ya que el asedio de las fuerzas de seguridad no culminó con la destrucción de parte de las casas días atrás, y siguen sufriendo su presencia amenazadora que impide la libre circulación en el barrio. A la Gendarmería se suma la Policía Local, que depende de Insaurralde.
¿Cómo encajan las “sentidas” palabras de los funcionarios en un acto con esta realidad donde esas madres tienen chicos que no pudieron conectarse a sus clases porque la Gendarmería aplastó sus hogares, con beneplácito de los gobiernos nacional, provincial y municipal? El cinismo de los discursos de funcionarios y funcionarias es bien palpable en territorios como La Ribera, donde los flashes de las cámaras de los medios oficialistas se apagan para disimular primero la precariedad de la vida de millones de familias, y luego cómo les quitan lo poco que les queda, aún en plena pandemia, dando muestras claras de que el negocio inmobiliario se impone a las necesidades más básicas de quienes incluso en muchos casos les dieron su voto con esperanzas de un futuro mejor.
No se trata de algo nuevo: pocas semanas atrás hubo detenidos y hasta una mujer embarazada herida en el violento desalojo de un predio en el barrio Santa Catalina, también en Lomas de Zamora. En pocos días se cumplirá un año del inicio de la creación de nuevos barrios en un predio abandonado en Guernica, también en la zona sur del conurbano bonaerense. Miles de familias fueron desalojadas violentamente en un megaoperativo comandado por el mismísimo Sergio Berni meses después de iniciada esta experiencia de organización territorial.
Las vecinas y vecinos que integran la Asamblea Permanente de Guernica continúan organizades y conocen mejor que nadie la situación que atraviesan estas familias, el desamparo de no tener un techo para guarecerse en pleno invierno. Por eso tendieron su mano solidaria y se acercaron a apoyarlos. En esa solidaridad de clase, expresada también en la presencia de docentes y jóvenes que vienen acompañando a las familias, está el germen para reconstruir lo que los gobiernos destruyen, mientras disfrazan la realidad con discursos llenos de cinismo.
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