Se trata de Ricardo Lona quien está imputado por su complicidad con secuestros, torturas y desapariciones en la provincia, entre ellos la del ex gobernador Miguel Ragone el 11 de marzo de 1976.
Martes 6 de agosto de 2019
Después de haberse suspendido en varias ocasiones, esta mañana comenzó el juicio contra el ex juez federal Ricardo Lona acusado de haber omitido investigar las denuncias por secuestros, desapariciones y homicidios que ocurrieron durante la última dictadura militar que, en ese tiempo, era el único juez en Salta. Se lo acusa de no haber investigado el secuestro y desaparición forzada del ex gobernador salteño Miguel Ragone.
En la primera audiencia, Lona se sentó en el banquillo y se declaró inocente afirmando que “no es cierto que se hayan cerrado los sumarios sin investigación” y que “hizo lo posible hasta su excusación”.
En Salta marca un precedente histórico, es la primera vez que se juzga por crímenes de lesa humanidad a un integrante del Poder Judicial Federal. Además de la Fiscalía y de la defensa, en el proceso participaran las querellas de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, de la provincia y organismos de derechos humanos.
Lona, también está imputado por el asesinato de Santiago Arredes y la tentativa de homicidio de Margarita Martinez de Leal, testigos de los hechos cometidos contra Ragone. Y, además, está acusado como partícipe necesario de la Masacre de Palomitas.
El juicio debía empezar en febrero pero fue suspendido por el Tribunal Oral Federal Numero 2, ya que la defensa del genocida recurrió a la Corte y en los tribunales federales de San Martín. En ese momento en la defensa del ex juez genocida se encontraba el ex diputado Ricardo Gil Lavedra del radicalismo, partido responsable de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que le garantizaron años de impunidad a los imputados.
El hecho
23 de noviembre de 1974, el gobierno nacional de María Estela Martinez de Perón había mandado a intervenir la provincia de Salta y reemplazado a Ragone como gobernador. El 11 de marzo de 1976, a días del inicio de la última dictadura militar y cerca de las 8 de la mañana, el ex gobernador fue interceptado cuando conducía su auto poco después de dejar su casa. Los secuestradores subieron al automóvil, reduciéndolo para tirarlo en la parte de atrás del vehículo.
En ese momento, Margarita Martinez y Santiago Arredes salieron a la calle para ver que ocurría. Arredes, salió en defensa del ex gobernador pero los captores abrieron fuego y empezaron a disparar contra los que presenciaban el secuestro. Uno de los tiros alcanzó el pecho de Arredes que lo dejó sin vida. A Martinez le dispararon con una ráfaga de ametralladora y fue mal herida.