A 12 años de su muerte, dialogamos con Mariana Wenger, directora de la película documental Cine Negro, un retrato sobre la vida y obra del escritor y dibujante rosarino.
Lautaro Pastorini @lautarillodetormes
Viernes 19 de julio de 2019 04:30
Fotografía: Daiana Barrios
No podíamos hacer la entrevista en otro bar que no fuera El Cairo. Allí nos esperaba Mariana Wenger, sentada en la mesa de los Galanes. Como amiga personal del Negro, dirigió dos documentales sobre él; en 1997 “Fontanarrosa se la cuenta y confiesa que ha reído” y en 2007 “Cine Negro”, una película documental que mezcla biografía y homenaje por parte de comediantes y artistas de todas las disciplinas. Del mundo del teatro, cuenta con la colaboración de Les Luthiers, así como de tantísimas actrices y actores rosarinos y argentinos. También participan dibujantes como Caloi, Crist, Tute, y músicos como Joan Manuel Serrat y Fito Paez.
Mariana acaba de terminar su último film “Infancias Perdidas”, que junto con “Un arma peligrosa y “Otros sentidos”, le da el cierre a una trilogía de películas que contaron con participación, voz y textos de Eduardo Galeano.
¿Cuándo lo conoces al Negro?
Yo lo conozco de una manera muy particular, porque mi padre tenía un estudio de arquitectura que se llamaba Espacio y Fontanarrosa en su etapa de publicista (trabajando para Forma Publicidad) pergeñaba los bellos bocetos gráficos para el estudio de mi padre. Era genial, dibujaba maravillosamente bien, tenía unas ideas creativas increíbles. O sea que lo conozco desde muy chica. Y en una oportunidad, vengo para El Cairo, paso por la mesa de los galanes y el Negro dice: “cómo crecen las nenas, eh”. Comentario que hoy no estaría permitido (risas). Pero bueno, yo me doy vuelta y, así que me invita a sentarme por primera vez a la mesa de los galanes. A partir de ahí siempre lo hacía.
Al poco tiempo de ese encuentro, el INCCA larga un concurso en convenio con la Secretaria de Cultura de la provincia de Santa Fe, y le digo “Negro, mira queremos hacer un documental sobre tu historia”.
Este fue el documental del 97, la primera película…
Se llamó “Fontanarrosa se la cuenta y confiesa que ha reído” porque al Negro le gustaba mucho Woody Allen y los nombres largos que tenían sus películas como “Robó, huyó y lo pescaron”. Entonces filmamos ese primer trabajo con una gran convocatoria de artistas, familiares y de amigos que se prestaron maravillosamente a homenajearlo.
Y después, con el tiempo, el Negro me dice: “Porque no hacemos una remake, un revival de la primer peli, porque mis personajes han crecido y quiero dedicárselo a ellos, al Boogie y a Inodoro". ¿Cómo contestar que no? Entonces comienzo a trabajar en “Cine Negro” decidiendo conservar algunas cosas de la primera película y pensando en agregar muchas secuencias de animación para darle la prestancia que sus entrañables personajes merecían. Es que en esa época él ya había crecido como artista enormemente y sus personajes también.
En Cine Negro aprovechas la presentación para mostrar la influencia en el humor de Fontanarrosa, con recortes de escenas de La Fiesta Inolvidable de Peter Sellers, el Frankestein de Mel Brooks, Woody Allen, o sea los personajes que lo hicieron reír a él…
Exactamente, hice una presentación lo más divertida que podía, con los artistas que él admiraba que eran muchos pero no podíamos hacer una presentación eterna. Y después le envié como cortito en adelanto de lo que seria el estreno esa presentación, y él la disfruto mucho.
¿Cómo fue el trabajo en la construcción del relato de la película? ¿Fue compartido con él, o fue tuyo?
Fue una construcción en grupo porque trabajamos siempre en equipo, pero no fue compartida con él. Era muy respetuoso de nuestras decisiones. Sí, por supuesto que yo le consulte quienes quería que estuviesen, los familiares, las personalidades. Él me hizo un listado en la primera película, después ese listado se extendió un poco en la segunda y era una situación horrible porque decíamos a quienes sacamos? a quienes agregamos? Era como en el film “La Decisión de Sofie” con Meryl Streep (risas). Y luego me centré en sus personajes, y trabajamos con tres estudios de animación para hacer los dibujos animados basados en sus originales, tanto del Boogie como del Inodoro.)
La cronología de la película sigue su vida, su infancia y adolescencia en la escuela, luego cuando se cruza con el dibujo técnico y lo odia. Empieza a trabajar en la empresa de publicidad, en una revista de Rosario, y luego en Hortensia, y ahí es donde desarrolla los personajes principales en sus historietas: El Boogie e Inodoro.
Claro, después esta también el bloque de fútbol, que siempre fue muy importante en su vida, obviamente, y luego la etapa de literatura, una etapa maravillosa gracias a la que seguimos disfrutando de sus cuentos.
¿Cómo fue la disposición de los artistas a la hora de colaborar con la película?
Yo siempre digo que fue la película más fácil de producir, a pesar de que era muy voluminosa y muy enrollado hacer algo tan largo sin sumar los millones de compromisos con el artista. Pero, volviendo a mi frase de “fue la más fácil de producir” porque todo el mundo quería estar. Por supuesto, ya que se trataba de una película sobre el Negro. Entonces vos levantabas el teléfono y era “si a todo”. ¿Cuándo te pasa eso en una producción? Nunca, siempre tenes que remarla.
En un repaso de tus películas hay una serie de elementos que se reiteran como es la literatura. Por ejemplo, el corto de Juanito Laguna que es armado con textos tuyos.
Los textos en mis películas casi siempre son míos. Otras veces son del personaje al que homenajeo.
Claro, pero salvo en las películas que participa Galeano.
No claro, si lo tengo a Galeano no voy a tener la impertinencia de poner textos míos.
Galeano no aparece en la película del Negro ya que se encontraba enfermo y estaba en las puertas de una operación. Entonces Galeano me dice: “Mira tengo que enfrentar un león, así que no voy a poder filmar la peli del Negro”.
Pero cuando hacemos el estreno de Cine Negro en Uruguay, Galeano tiene la generosidad de armar un corto, un spot publicitario para promocionar a la película para poder participar de alguna manera. Una cosa conmovedora.
Pero tengo una anécdota más divertida aun sobre las pelis con Galeano. Tengo la impertinencia (que es una palabra que uso mucho porque me divierte) de escribirle por mail. Le digo “yo no puedo dejar de preguntar cómo salió la operación, yo quisiera seguir preguntando cómo esta de salud”, etc. Siempre me respondía enseguida. Una persona educadísima, de perfil bajo, inmenso escritor.
Pasa el tiempo, y le escribo nuevamente: “Señor Eduardo Galeano, perdón la impertinencia, pero me gustaría realizar una trilogía fílmica con sus textos. En uno de los fims me gustaría hablar sobre la mirada. Seria un largometraje y luego dos cortos: uno sobre los derechos de la mujer y otro sobre el tema del trabajo infantil. Así nacieron “Un arma peligrosa” sobre los derechos de la mujer, codirigida con Paola Murias, “Otros sentidos”, tema de la mirada, y el ultimo corto “Infancias perdidas”.
Yo me acuerdo que salté cuando me dice si, de la misma manera que vos saltas cuando sucede el primer beso de amor. Me acuerdo haber saltado literalmente, en mi pequeño estudio en Baigorria, cuando leo el sí de Galeano por correo electrónico.
A los dos días me escribe nuevamente y me dice “mantenga sus ideas, los textos que usted quiera utilizar. Solo le voy a pedir un favor. Solo le voy a pedir que sea con mi voz.”
Entonces le contesto “pero usted me está pidiendo algo como si a mí me estuviese llamando Robert De Niro en este mismo instante y me dijera; quisiera tener una charla con vos, pero tiene que ser durante una cena”. ¿Qué me estaba pidiendo? Por favor. Claro, me está pidiendo lo mejor! (risas).
Volviendo un poco al Negro ¿Qué es lo que te enamora, desde el punto de vista artístico, en cuanto a su creación, sus personajes, la literatura? ¿Cómo lo preferís vos, en libro o en historieta?
A mí me atrapaba desde todos sus costados. Como bien dice Luis Puenzo, el director de cine, “Negro, vos bien podrías haber sido un artista renacentista” por su diversidad. Su riqueza en cada uno de sus artes. A su vez un humor de carácter reflexivo. Por otro lado, sus historietas, sus personajes. La ternura de Inodoro Pereyra, la acidez de Boogie, el aceitoso. Yo soy una gran lectora de policiales, y el Boogie tenía tanto que ver con eso. Además me enamoraba su persona, dadivosa, buen padre. Una persona completa, bajo perfil, humilde. Retomando la definición de Puenzo, su costado renacentista es que podía hacer todo bien. “Negro, vos podrías haber hecho una sola de las cosas y brillar”. Pero no, hacías todas y brillabas en todas.
Hay una parte de la película donde Crist cuenta que durante el periodo de la revista Hortensia y como una insinuación sobre la creación del Inodoro, que a ellos les divertía mucho la retórica de Armando Tejada Gómez.
Claro, esa retórica de la gauchesca. Ese día fue muy gracioso, Crist dijo “faltaba una figura que llevara a la historieta esa retórica de Tejada Gómez”. Pero más me divierte la parte del Boogie, porque Crist agregó:“Nosotros hablábamos como el Boogie, (y usando la tonada del Booguie) siguió: “quiero que la ráfaga sea baja, para que no quede nadie vivo”. Crist también nos contó que a veces jugaban con una pistola de juguete que les trajo, no pocas veces, problemas con la policía en la calle. Pero salían a jugar por Alberdi, a Boogie.
¿Y la creación es un juego también, no? Hay que jugar para crear.
Para crear hay que sufrir un poco, jugar, trabajar mucho, ser feliz. Es una coctelera. Tenes los tangueros que te dicen que para crear hay que sufrir. Pienso a la creación como un juego, como el cine de animación. Muchas veces, en un día laboral cualquiera, antes de ir a un rodaje, recuerdo haberle dicho a mis hijos; “Mamá se va a jugar” en lugar de decirle, mamá se va a trabajar. Porque así es este trabajo, a pesar de la responsabilidad y la complejidad, siempre estamos jugando.