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Red Internacional
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Declaración. Ciudad Juárez: Pan y Rosas por el Derecho a Decidir

Este lunes 28 de septiembre, después de 6 meses de confinamiento, miles de mujeres volvemos a tomar las calles en todo el país por el derecho a decidir sobre nuestra maternidad y sobre nuestros cuerpos. En Ciudad Juárez, salimos también en contra de la violencia feminicida y la precarización laboral.

Lunes 28 de septiembre de 2020

Desde hace años, las mujeres que nos hemos movilizado en contra de la exacerbada violencia que se vive en el país, y que se refracta en nuestra vida y en nuestros cuerpos, nos ha llevado a convertirnos en uno de los actores más incómodos para los gobiernos en sus tres niveles.

En la frontera Ciudad Juárez quedó claro, cuando el pasado 5 de septiembre una movilización de mujeres en contra de la brutalidad policial y de la violencia feminicida, fue reprimida con lujo de violencia por el gobierno de Armando Cabada, presidente municipal y bajo el silencio cómplice de Javier Corral, gobernador de Chihuahua.

El pasado 8 de Marzo miles de mujeres nos movilizamos en ciudades de todo el país, en una jornada histórica por su masividad. Esa fuerza es lo que buscaron acallar, cuando a pesar de la crisis sanitaria y el confinamiento obligatorio, la derecha clerical y conservadora de todo el país emprendió una jornada antiaborto que llevó a votar en contra de este derecho en estados como Hidalgo, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí, mientras en otros se promueve el llamado “PIN parental”.

Por eso, este 28 de septiembre, Día Internacional por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, será recordado como el día que el movimiento de mujeres volvió a tomar las calles con su masividad y su fuerza en contra de la derecha antiderechos.

_¿Contra qué luchamos?

Hablar de violencia feminicida nos remite a una serie de violencias que en suma sienta las condiciones para que las mujeres vivamos en carne propia las peores consecuencias de este sistema capitalista y patriarcal.

En la frontera, en Ciudad Juárez, no se podrían entender gran parte de los feminicidios y las desapariciones de mujeres en las manos de las redes de trata, si no es con la participación de las autoridades, a la vez que personajes con mucho dinero y poder político, a escala internacional, quienes llevan al extremo la premisa capitalista de que tanto nuestro trabajo, como nosotros mismos, no somos más que una mercancía más, desechable para las empresas nacionales y extranjeras, realidad que la industria maquiladora se ha encargado de reproducir y exacerbar durante más de cuatro décadas en el estado.

Una industria, en la que cabe destacar, la gran mayoría de trabajadorxs son precisamente mujeres. Esto quedó más que claro a finales de mayo cuando la industria maquiladora se echó a andar, exponiendo la vida de cientos de miles de trabajadorxs de la maquila, y cobrándose la vida de decenas de ellxs. Una jugada en la que, dejando de lado sus “diferencias políticas”, se aliaron Cabada, Corral y el gobierno de la 4T para preservar las ganancias de las trasnacionales y el empresariado nacional.

A esto nos referimos cuando decimos que la violencia feminicida es un crimen de Estado, porque es precisamente el Estado y sus instituciones, quienes precarizan nuestras vidas, pero también quienes nos niega el acceso a una educación sexual integral y no heteronormada desde el nivel básico, para prevenir embarazos adolescentes, por ejemplo.

En salud, por ejemplo, se nos niega el acceso a un sistema público y gratuito que, en el caso de las mujeres, tiene como una de sus consecuencias que el cáncer cervicouterino, enfermedad que en otros países es completamente curable y/o manejable, en México sea la segunda causa de muerte femenina en nuestro país.

Del mismo modo, en pleno siglo XXI, las autoridades sanitarias de nuestro país se niegan a tratar el aborto como un problema de salud pública, que debería ser garantizado para quien así lo desee de manera segura y gratuita, al menos en los centros de salud del estado. Esto podría prevenir las terribles consecuencias de los miles de abortos clandestinos que igual se realizan en nuestro país, para quienes no tenemos la posibilidad o el privilegio de abortar de manera privada o en el extranjero.

Estas mismas instituciones son las que buscan tapar el sol con un dedo, ocultando que la “Guerra contra el Narco” y la Militarización siguen siendo una realidad en pleno 2020; que el feminicidio y la desaparición de mujeres no haya disminuido en la ciudad ni en el estado, por el contrario, vayan en aumento. Tan sólo en lo que va del mes, la Guardia Nacional asesinó a Jéssica Silva, una mujer que participaba en las protestas de la presa La Boquilla. Además, se registraron los asesinatos de las activistas trans Mireya Rodríguez y Leslie Rocha, por quienes también nos movilizamos, este 28 de septiembre porque sí, los asesinatos de mujeres trans también son feminicidios.

En este contexto, la perspectiva de las compañeras que nos organizamos en Pan y Rosas Ciudad Juárez, México y en otros 13 países, planteamos la necesidad de expresar nuestra fuerza en las calles, pero sobre todo a partir de fortalecer espacios de auto organización amplios y democráticos que permitan a quienes ya nos organizamos, trazar una ruta en común con quienes viven esta violencia en primer lugar, como lxs trabajadorxs de la educación, de la salud que hoy enfrentan la pandemia en primera línea, lxs estudiantes de la UACJ, y sobre todo lxs trabajadorxs de la maquila, que ya en años pasados han encabezado procesos por sus derechos. Si tienes acuerdo con este horizonte te invitamos a que te organices con nosotras.

Hoy la furia de las mujeres vuelve a tomar las calles de este país para decir con toda la fuerza:

¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y
aborto legal para no morir!
¡Libertad a las presas por abortar!
¡Alto al feminicidio y al transfeminicidio!
¡La precarización laboral también es violencia!