×
×
Red Internacional
lid bot

Incendio y muerte. Comodoro Rivadavia: un nuevo crimen social

Un hombre de 55 años murió calcinado en su precaria vivienda del barrio Rincon del Diablo de la ciudad petrolera. Mientras las grandes empresas amasan fortunas, la clase trabajadora muere por las condiciones de hacinamiento a las que la condena la crisis.

Miércoles 11 de agosto de 2021 12:30

La noche de este martes cerca de la medianoche, los bomberos asistieron a un incendio en la calle Huergo entre Alsina y Urquiza, barrio conocido como Rincón del Diablo, una zona de viviendas populares construidas en una ladera. Dentro de la casa se encontraba Ignacio Morí, de 55 años. Las causas del incendio serían un pequeño mechero que el hombre utilizaba para calentarse en la precaria vivienda de chapa que habitaba. Morí fue hallado en su cama, lo que hace suponer que no hubo reacción de su parte ante el inicio del fuego.

En la ciudad petrolera por excelencia, más de 20 000 personas tienen problemas de vivienda a pesar de estar inscriptas, en algunos casos, hace 30 años en el Instituto Provincial de la Vivienda a la espera de una solución habitacional, y más de 75 000 están bajo la línea de pobreza, a pesar de que la ciudad produce el 67% del petróleo que exporta el país.

Mientras el gobierno nacional de Alberto Fernández, en boca de Matías Kulfas o Alberto Heinsel, habla de desarrollar el país profundizando las políticas extractivistas en torno al fracking, la megaminería o los agronegocios, para “combatir la desigualdad”, vemos que los supuestos beneficios de estas políticas no llegan al pueblo trabajador.

El crimen social de Ignacio Morí, es producto de la política de lo posible de los últimos 40 años, al menos, que viene posponiendo los verdaderos problemas de la clase trabajadora para un “más adelante” que nunca llega. Millones de metros de gas son entubados desde Chubut, pero la población debe calentarse ante el crudo invierno con un mechero. Como en Vaca Muerta, el desarrollo de la extracción de hidrocarburos no esta función de garantizar o mínimo indispensable para la población, sino las ganancias de los capitalistas.

Los partidos patronales harán campaña con una nueva reversión de la “teoría del derrame” de las riquezas que el desarrollo de las políticas de reprimarización de la economía orientadas al mercado exportador, pero la pendiente de este derrame va siempre en dirección a ricos cada vez más ricos, mientras los pobres, cada vez más pobres, lo veremos desde las precarias viviendas del barrio Rincón del Diablo y las precarias viviendas que cobijan nuestra precaria existencia. Es hora de proponernos dar vuelta todo.