Tras una terrible denuncia por abuso sexual hacia el líder evangélico José Linares por su propia hija en Perú, queda demostrada una vez más la macabra hipocresía con la que los grupos ultra conservadores impulsan su política. En este artículo buscamos debatir con la concepción de la familia en lo privado y las consecuencias de esta doble moral en nuestras vidas, considerando que son estos sectores políticos quienes más se oponen a la Educación Sexual Integral.
Martes 20 de junio de 2023
Es necesario partir por el hecho de que la Educación Sexual Integral atraviesa completamente la polémica constitucional, ya que quienes hoy lideran el proceso son justamente los sectores conservadores -como el Partido Republicano- que abiertamente hablan de “ideología de género, adoctrinamiento, sexualización de los niños” en un discurso delirante y completamente alejado de la urgencia por poner freno al abuso infantil y al silencio en el seno familiar.
¿Cuál es el peligro del silencio familiar? Invitamos a preguntar y preguntarnos
Un ejemplo de la hipocresía de los conservadores es el reciente caso de denuncia por parte de su hija a José Linares, líder y vocero del movimiento “Con mis Hijos No te Metas” originado en Perú; quien acusó violación reiterada y dos embarazos entre sus 12 y 16 años de edad, situación que sucedía entre las paredes de “la familia” y el desconocimiento total por parte de la denunciante acerca de lo que pasaba.
Esta denuncia se suma a una larga lista de casos por abuso sexual relacionados a la ultraderecha y los sectores religiosos más conservadores [1]. Éstos abanderan una lucha contra la ESI, y contra todo lo que se interponga en sus intereses, sean estrictamente económicos, relacionados a las empresas que financian esta campaña; o morales, sosteniendo de manera forzosa la doctrina y el rigor propio de la moral de la iglesia.
La consigna “Con mis hijos no te metas” tiene como motor la visión de la Familia como núcleo fundamental y privado, donde recaen responsabilidades y deberes en los que “no debieran” intervenir agentes externos. En esta dimensión podemos encontrar situaciones de Violencia Intrafamiliar VIF, los abusos sexuales a menores, la violencia económica y psicológica hacia mujeres, entre otras miserias y contradicciones propias del capitalismo.
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La “Familia” en la Constitución
Hoy es este movimiento quien mejor expresa los delirios conservadores en contra de la ESI, y aunque la visión de familia que promueven está muy alejada de las condiciones actuales de la clase trabajadora y sectores populares es una visión históricamente avalada por los Estados burgueses.
¡Necesitamos la separación efectiva de la Iglesia y el Estado! Basta decir que según la constitución actual, la familia es el pilar fundamental de la sociedad; enunciado que permanece en el borrador de la nueva constitución y al cual se le agregan más facultades y deberes constitucionales como ‘el respeto a los padres’ entre otras cosas que enfatizan en que el desarrollo del individuo depende, en esencia, de la familia que tenga.
Con esto, el Estado se desmarca de responsabilidades sociales como la alimentación, los cuidados, la educación y el prisma moral bajo el cual se educa, dejando todo en responsabilidad de una familia ‘imaginada’ que en el mejor de los casos puede responder a estas y otras necesidades.
Quienes más sufren las consecuencias de esta regla constitucional, son las infancias despojadas de redes de apoyo como niñes y adolescentes que, sin familia que los ampare, pasan a cargo de Mejor Niñez, ex-Sename; o que incluso son empujados a la convivencia familiar donde se desarrollan círculos de violencia. [2]
La Educación Sexual Integral es un camino para adquirir herramientas, romper el silencio y enfrentar las miserias del seno familiar. Es urgente poner en discusión que lo que busca la ultraderecha es imponer un criterio de familia ficticio, bajo el yugo de un sistema burgués, siendo esta misma familia que ‘defienden’ la que se desintegra y descompone a consecuencias de: jornadas laborales, despidos, bajos salarios, inflación y violencia.
Aún con todas las tensiones ya existentes el Estado y sus políticos obligan a las familias a ser responsables de las consecuencias de la falta de Educación Sexual y a hacerse cargo de la misma. La familia entonces, como institución intermedia entre nosotros (individuas/os) y el Estado, se ve obligada a responder a necesidades colectivas que en muchos casos no son resueltas.
Si bien operan diversos factores el más importante es el económico, por esta razón la implementación meramente curricular de la ESI es insuficiente si no se piensa como parte de un cambio del modelo en su conjunto; vale decir, que considerando todos los espacios sociales que la ESI atraviesa (laborales, sanitarios y educativos) sea administrada por trabajadoras/es, usuarios, docentes y estudiantes, como medida urgente contra las alarmantes cifras de delitos sexuales a menores.
Finalmente, contra todo sentido de “con mis hijos no te metas”, quiero enfatizar la importancia de romper el silencio familiar, y de permitir que los establecimientos educativos/ sanitarios sean un pilar para detectar tempranamente las situaciones de abuso y de otorgar todas las herramientas para prevenirlas.
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[1] Además de la denuncia a José Linares, en el mismo grupo podemos encontrar a Christian Rozas, vocero de Evangélico denunciado por maltratos físicos y psicológicos a su familia el año 2021; el pastor Alberto Santan por manipulación a una relación extramatrimonial y estafa; Rodolfo González, pastor del Movimiento Misionero Mundial, acusado de lavado de activos y de llamar a “matar a mujeres lesbianas”. Una y otra vez se reafirma la hipocresía, la doble moral de los grupos ultra-conservadores y su complicidad con casos de pedofilia de alcance mundial.
[2] En el caso de abusos sexuales a menores, podemos decir que en el año 2018 el Observatorio de la Niñez reveló que el 70% de los casos son cifras ocultas, es decir, no incurrieron en denuncia. Durante el mismo año la Fundación Confianza demostró que sólo el 50% de los adultos que habían sufrido abuso sexual en su infancia o adolescencia compartieron esta experiencia con un tercero, sin recurrir a denunciar.
Fer Morales
Antropóloga Social y poeta Slam