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Red Internacional
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Actualidad. Confirman que los restos hallados en Chaco pertenecen a Maira Benítez

La fiscal a cargo Gisela Oñuk confirmó este viernes que el cuerpo hallado en agosto, en un campo de Villa Ángela, corresponde al de la joven Maira Benítez, cuya desaparición fue investigada primero como un secuestro, luego como un caso de trata y, finalmente, como un homicidio.

Viernes 6 de septiembre de 2019 15:19

Maira había sido vista por última vez el 16 de diciembre de 2016, en esa localidad de la provincia de Chaco. Su mamá, Antonia Morán, la buscó incansablemente, desde el primer momento, para hallarla con vida.

El XXXII Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizó ese año en Resistencia, las tuvo como protagonistas. La exigencia de aparición con vida de la joven chaqueña, mamá y empleada doméstica del interior de la provincia, recorrió los talleres. En su nombre, se sintetizaba la denuncia al silencio, el encubrimiento y la impunidad que rodea a la desaparición de decenas de mujeres de la región: solamente hasta octubre de 2016 habían desaparecido al menos 22 mujeres, la mayoría jóvenes y pobres.

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Maira salió a pasear el viernes 16 de diciembre con su hija Brisa, que entonces tenía 3 años, y su hermana Magalí, de 14. Después las dejo en su casa y se fue a comprar chocolates. Tenía 18 pesos.

Desde ese momento, nada se supo de ella. Rodrigo Silva, que era su amigo, aunque entonces estaban distanciados, dijo que la dejó en la puerta de un Centro Integral Comunitario y no en su casa. “En uno de los mensajes Belén le dice ‘Qué hijo de p… decí que no fui a donde la dejaste’", contaba entonces su mamá, denunciando las complicidades de otros supuestos amigos de la joven con su desaparición.

Señores del poder

Como denunció por esos días Antonia, detrás de la desaparición de cada una de esas mujeres estaba y sigue estando el rol cómplice y hasta la participación activa de las instituciones del Estado, como la justicia, siempre al servicio de proteger a los ricos y poderosos; los gobiernos y funcionarios de turno; las fuerzas represivas. Todos ellos garantizan el funcionamiento de las redes de trata para la explotación sexual, así como la impunidad para el accionar de "los señores del poder", que atraviesan éste y otros tantos casos.

"Tienen abogados carísimos aunque son personas de pocos recursos", contaba Antonia hace poco, en referencia a los cinco acusados por la desaparición de la joven. "Eso me da a creer que alguien lo está cubriendo. Pido justicia y al gobierno que colabore en la búsqueda de Maira”, decía la mujer que aún no llega a los 50 años.

Hace pocas semanas, un cuerpo sin vida fue hallado en las inmediaciones del campo donde trabajaba Silva. “Hubo novedades sobre el caso de Maira, porque se encontraron restos óseos", contó, y no tardó en denunciar que los mismos se hallaron muy cerca de ese terreno que es propiedad del juez Eduardo Costa.

Rodrigo Silva fue condenado a 21 años de prisión por “homicidio simple”, aun cuando el cuerpo de Maira no había sido encontrado. El resto de los acusados fueron absueltos. La impunidad y la condena de Silva, como denuncia Antonia, salvó a muchos otros responsables de la desaparición de su hija, para evitar que se conocieran los motivos.

"Para mí la libertad de los otros acusados fue pactada, con la condena que se le dio a él de 21 años. Yo quisiera reabrir la causa como femicidio, pero me dijeron que no es posible, porque ya fue condenado por homicidio. Quisiera también que se reabra la causa para juzgar a los demás responsables, Catalino Silva, su padre, Belén Ledesma, Gabriel Cáceres. Porque Rodrigo se sabe que iba con Cáceres, dejó a su novia primero, después a la novia de Cáceres, y por último la llevaron a Maira, que nunca llegó a la casa", cuenta su mamá a Página 12, y vuelve sobre la hipótesis de su hija como otra víctima del flagelo de la trata, ese negocio ilegal y millonario que se esconde detrás de las tramas del poder, y funciona gracias a ella.

Brisa, la hija de Maira, acaba de cumplir cinco años. Su infancia está atravesada por la ausencia de su mamá, por el cariño de su abuela y por las innumerables marchas que impulsaron, al grito de justicia y de "Vivas nos queremos", con el apoyo de decenas de organizaciones de la provincia que abrazaron esta causa.

"Pude levantarme gracias al gran apoyo que me generaron las compañeras, esa fuerza que me dieron para salir y gritar en las calles, pidiendo justicia", afirma Antonia en una entrevista que brindó a ese medio. Hoy, la triste noticia del hallazgo de los restos de su hija se convierte, para muchas, en una enorme convicción: Ni una menos. Nunca más.