A pesar que el Consejo Superior votó a favor del ingreso de mujeres en la escuela preuniversitaria a partir del 2018, los alumnos y los padres del establecimiento se oponen a esta decisión.
Jueves 17 de agosto de 2017
Desde que el Consejo Superior votó por el ingreso de mujeres, un grupo de alumnos y padres realizaron una toma simbólica de la escuela denunciando la falta de democracia en relación a dicha decisión ya que días atrás los alumnos habían votado en contra de la misma.
En nombre de la democracia exigen hacer valer su derecho a discriminar a las mujeres, dejando a adolescentes sin la posibilidad de ingresar al sistema educativo, derecho que todo niño y adolescente debería tener. Con argumentos como que la escuela tiene “mentalidad masculina”, que iría “en contra de la tradición”, en compartir los viajes y campamentos varones y mujeres, se termina justificando por parte de los padres y las autoridades de la institución, pensamientos machistas, como si la mujer no pudiera realizar las mismas tareas, como si al relacionarse con las mujeres descompusieran sus ideales y formas establecidas. Como si los chicos no estuvieran rodeados de mujeres en la vida, comenzando por sus propias madres.
Estamos a favor de que los alumnos tengan representación directa en el Consejo Superior, pero estamos en contra de que se encubra con esta consigna una voluntad completamente antidemocrática y machista. Defendemos las asambleas estudiantiles como espacios democráticos para la autoorganización y lucha por ampliar los derechos democráticos. No cuando se usan para su contrario. Y es por eso que estamos a favor del ingreso de mujeres al Gymnasium aun cuando dicha asamblea haya votado en contra.
Hasta donde llega la desigualdad
Esta reacción por parte de adolescentes, incentivada por las autoridades y padres genera preocupación. Que se avale que se pueda discriminar a alguien por su género, que se lo pueda excluir, es motivo de un debate profundo. Lo más preocupante es que se da dentro de una escuela preuniversitaria, que debería tener una educación laica, y no marcada por la misoginia de la iglesia que asocia a la mujer con el pecado; que debería cuestionar y reflexionar sobre los problemas sociales con un pensamiento crítico formando a los futuros profesionales que deberían estar al servicio de la sociedad y sus problemáticas.
Esta discriminación de género en la educación es lo que luego se traduce en discriminación en los trabajos, la violencia hacia las mujeres en todos los ámbitos, llegando a tener que lamentar sucesos trágicos.
Estos son parte de los motivos por el que el movimiento de mujeres viene luchando por la implementación de la Educación Sexual Integral en las Escuelas, donde todas estas temáticas serían puestas a debate, una demanda democrática tan elemental que su ausencia sólo se entiende por el profundo lazo que une a la Iglesia con el Estado.
Este lamentable suceso debe servir para exigir en la currícula que se abra la discusión sobre la problemática de género en todas las escuelas, que el gobierno deje de dar la espalda a la situación de las mujeres. Las mujeres seguiremos en las calles en pie de lucha.
