El “neoreformismo” de la ex Plataforma de Izquierda de Syriza. Una vez más sobre la movilización económica. Paro e inflación. La conciencia de las masas.
Domingo 30 de agosto de 2015
La polémica con el economista griego Costas Lapavitsas a propósito del Grexit y la devaluación como estrategia de salida capitalista promovida por la ex Plataforma de Izquierda de Syriza, dio origen a un intercambio con distintos lectores. Recientemente contesté una pregunta a través de esta columna. Mi respuesta suscitó la intervención de otro lector cuyos dichos centrales reproduzco aquí y vuelvo a responder. Tres cuestiones esenciales confieren gran interés y actualidad a este intercambio. Primero, la tendencia al estancamiento de largo plazo –incluyendo posibles estallidos-, que asola a la economía mundial convirtiendo en utopía toda ilusión de reformismo estructural. Segundo, la circunstancia de que Grecia, actuando como una especie de leading case en pantalla gigante frente al mundo, mostró desvanecerse en pocos meses la ilusión que hizo estallar por los aires la paradoja programática reformista de Syriza. Tercero que -a diferencia del dicho- en este caso “para muestra no basta un botón”. Si la pequeña Grecia se ha estado transformando en un gran laboratorio político, en este laboratorio se preparan nuevas fuerzas, entre ellas las que buscarán mantener viva la ilusión de que “otro reformismo es posible”. Recientemente, los integrantes de la Plataforma de Izquierda, rompieron con Syriza y fundaron Unidad Popular. Un partido que sin reflexión ni conclusión alguna respecto del derrotero en el poder del Estado de la organización que fundaron ni de la traición de Tsipras, se propone retomar el programa de Syriza de los orígenes, reincidiendo con un perfil “antiausteridad” y la salida capitalista del euro contra la cual venimos polemizando.
Sostiene un lector
Refiriéndose a los casos de las sociedades griega y española y como crítica a mi artículo, señala un lector que no basta con denunciar la política de la Unión Europea sino que hay que explicar a la ciudadanía cuáles serán las consecuencias de la salida de España y Grecia. Agrega que esto resulta necesario para que la sociedad sea conciente de que no se tratará de un camino de rosas ya que la Troika las preferiría muertas antes que independientes. Insiste que deben explicarse las consecuencias para que la ciudadanía esté preparada para enfrentarse a la Troika. Que en el caso de Grecia podría suponer un golpe de estado o una guerra con Turquía. Que al no poder vender nada a la Unión Europea, aumentaría el paro en los países que eventualmente salieran del euro y que todas esas cuestiones se deben explicar.
Para una respuesta
Para empezar, me veo en la obligación de aclarar nuevamente que mi planteo no consiste en “salir del euro” ni de la Unión Europea como “acción positiva”. La clave no reside en “salir del euro” y es por ello que el problema no radica en una cuestión de índole monetaria sino política y no de “cualquier política”, como explico en Grecia: respuesta a un lector, a propósito de la salida del euro. Por supuesto, las medidas planteadas en aquel artículo y en el anterior relacionado en polémica con el economista griego Lapavitsas, harían imposible la permanencia en el euro y por eso desarrollé esa respuesta a la pregunta anterior de otro lector.
Dicho esto, lejos de centrarme en una mera denuncia a las políticas de la ex Troika -actual cuadriga-, lo que intento demostrar allí es que no existe salida favorable a los trabajadores y el pueblo pobre de Grecia respetando las condiciones del capital. En consecuencia, propongo en ambos artículos una serie de medidas que invierten el eje de clase y tienen como centro la necesidad de la “movilización económica” de los trabajadores y el pueblo pobre. Se trata de mirar más allá y concebir que existe vida allende el capitalismo y que las condiciones actuales de la crisis internacional no sólo están desangrando a Grecia y convirtiéndola en una colonia, sino que en términos generales auguran más guerra, más invasiones y más hambre. Sin ir más lejos y como definió bien Varoufakis (con quien polemicé hace un tiempo desde estas páginas), el acuerdo impuesto por el Eurogrupo es “un golpe de Estado sin tanques, a través de los bancos”. Y eso, sólo por ahora.
Que la salida que propongo no es una salida pacífica, va de suyo. Que si el movimiento de masas toma en sus manos el destino de la economía y ataca al poder del capital, la sociedad griega se dividirá entre una mayoría y una minoría privilegiada, como señalo en la respuesta anterior, no cabe duda alguna. En este contexto no puede descartarse ni la posibilidad de una guerra civil, ni eventuales invasiones imperialistas. La cosa va en serio y no hay ningún “camino de rosas”, por supuesto.
Pero a diferencia de lo que señala el lector, el camino no será “de rosas”, no porque necesariamente vaya a haber más “paro”. La desocupación no es un designio de la naturaleza. Y no lo es, como tampoco lo es la inflación, tal como desarrollo en la mencionada respuesta anterior. El paro, como la inflación, son condiciones de existencia de la ganancia capitalista. Paro e inflación, en tanto mecanismos de devaluación salarial, son precisamente dos grandes cuestiones que distinguen por el vértice la salida capitalista propuesta por la recientemente fundada Unidad Popular de la aquí sugerida. No habrá “más paro” si el poder está en manos de los trabajadores y si las masas dan todo de sí involucrándose como verdaderos sujetos en esta salida y en el comando de la economía y de sus vidas. Todos los brazos disponibles pueden estar ocupados y eso puede lograrse repartiendo las horas de trabajo con igual salario. Se trata de privilegiar el contenido material de la producción de riqueza –en tanto valores de uso- frente a su forma de valor que es el sustrato del capital. Esto no es en absoluto un imposible...sólo que ataca al corazón de la ganancia y por eso digo que no hay camino de rosas sino división de la sociedad que no puede descartar la eventualidad de una guerra civil, porque el ejército (que no olvidemos, es susceptible de dividirse) y todo el aparato estatal, están bajo el comando del capital.
Para sostener decididamente las medidas anticapitalistas propuestas, es necesario conquistar el monopolio de la fuerza y el poder del Estado. Pero si los trabajadores y el pueblo pobre -y quienes quieran ponerse de su parte, que sin duda no será "toda la ciudadanía”-, son los protagonistas de su propio destino, entonces lo serán en todos los terrenos.
Luego de la toma del poder, Rusia fue víctima de la guerra civil y fue asediada por 14 ejércitos imperialistas pero no resultó este el golpe de gracia de la revolución. La revolución rusa sobrevivió a la guerra civil y a la invasión imperialista a pesar de los ingentes costos. Aunque el cansancio de las masas producto de esta situación se convirtió en una de las causas de la degeneración de la revolución, el factor fundamental lo constituyó el aislamiento que unos años más tarde derivó de la derrota de la revolución alemana. Situación que posteriormente se consumó con su más terrible consecuencia, el estalinismo. Por eso digo que el camino propuesto es impensable solamente en Grecia y también solamente en Grecia, Portugal, España, Irlanda…será necesario involucrar a los trabajadores de los países donde las fuerzas productivas se encuentran indudablemente más avanzadas como Alemania, Francia, entro otros, que estarán implicándose por su propio destino. En la vía de la construcción de los Estados Obreros Socialistas de Europa.
Además y como señalo en Respuesta a un lector…, sólo podrá avanzarse en este rumbo en el marco de un gran ascenso de la lucha de clases y con una dirección revolucionaria que basada en organismos de trabajadores y las masas pobres, se proponga subvertir a escala europea e internacional el orden de cosas existentes. Pero esto no es un decir ni una consigna vacía. Este mismo acontecimiento implica el desarrollo de la más plena conciencia de las masas respecto del camino a tomar. El éxito en la construcción de un partido revolucionario no es fortuito sino que se va gestando en múltiples batallas e implica ganarse la confianza de la mayoría del movimiento de masas, al calor del proceso. Implica conquistar el derecho a ser su dirección –transitando todos los eventuales momentos que sean necesarios-, lo que constituye un proceso inseparable del desarrollo de aquella conciencia.
No está dicho en absoluto que ningún país vaya a comerciar con Grecia, eso está por verse, dependerá de múltiples factores, incluso de intereses cruzados de las burguesías y en última instancia de la dinámica de la lucha de clases en Grecia, en Europa y en el mundo. Hay que tener en cuenta que son los trabajadores los que producen absolutamente todas las mercancías y manejan todos los servicios existentes…No debe dejarse de insistir en toda la astucia y la potencialidad creativa que un verdadero poder de los trabajadores podría desatar.
No se trata de un “camino de rosas” eso es seguro, pero es el único camino que permite imaginar la posibilidad de superar las condiciones actuales de existencia, cualquier otro camino, es garantía de derrota y de mayores penurias, una opción fatal comparable a tener que elegir entre la horca y la silla eléctrica. Por ahora estas son sólo especulaciones que se harán más reales y concretas a medida que la situación avance. Por supuesto hay infinitas preguntas y es muy sano y alentador discutirlas. Este debate es una parte –pequeña, aunque parte al fin- de librar la batalla contra la impotencia reformista que en última instancia no es más que una refracción del espíritu conservador que impone uno de los mayores logros del capital: el convencimiento de que el modo de producción capitalista es parte constitutiva de la naturaleza humana.
Lo más interesante y lo seguro es que estas discusiones –que espero y llamo a que se sigan desarrollando desde estas páginas- se van a reproducir muy probablemente en gran escala y de forma menos tranquila y más decisiva que en estos intercambios, en un futuro no demasiado lejano. En esos momentos no estaremos traficando sólo ideas sino que estará en tela de juicio el destino de la humanidad. No será la primera vez en la historia.
Paula Bach
Nació en Buenos Aires. Es Lic. en Economía (UBA) y se especializó en el análisis de la economía internacional. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Autora de múltiples artículos que abordan aspectos tanto teóricos como politicos y geopolíticos en relación con la economía.