Con esta frase de la cantautora Marta Gómez, dos docentes cuentan las actividades que vienen realizando para viajar al Encuentro Nacional de Mujeres.
Viernes 30 de septiembre de 2016
Hacía el Encuentro Nacional de Mujeres nos propusimos realizar una actividad para poder juntar dinero, para que ninguna de las compañeras que se proponga viajar a Rosario se quede sin la posibilidad de hacer esa gran experiencia. Preparamos empanadas y nos organizamos en nuestras casas, donde los compañeros también colaboraron. Fue además una oportunidad para ir intercambiando experiencias entre todas y todos, profundizar los lazos entre compañeras y compañeros que nos hemos propuesto luchar contra este sistema.
Éramos un puñado de trabajadoras docentes, amas de casa, mujeres de la comisión de Valeo, y las que forjaron las comisiones de Minetti y Volkswagen junto a los compañeros varones de diferentes locales compartiendo el mate mañanero. Luego, llegado el mediodía, arrancamos con el clásico fernet y un almuerzo comunitario. Todo lo hicimos con mucha alegría, espíritu de equipo y compañerismo, teniendo en claro que la lucha es de todos.
Desde que surgió la idea y comenzamos a trabajar, pudimos palpitar el apoyo de todos los compañeros y compañeras que se acercaron a darnos una mano, su aporte dispuesto a colaborar en lo que fuera necesario para continuar recaudando fondos para que ninguna compañera se quede sin participar del Encuentro. Y fundamentalmente para compartir y contagiar el gran espíritu de lucha en unidad que nos convoca ante cada acción arrebatadora de derechos, como las políticas abusivas de los hechos actuales. Porque la lucha no es solo de las mujeres y eso estaba más que claro.
Entre repulgue y repulgue se colaban problemas personales, consejos, soluciones, mucha solidaridad y las preguntas del por qué ir al Encuentro, por qué participar, se horneaban junto con las empanadas las intenciones de cada uno, los deseos, las expectativas de las que vamos a ir por primera vez, junto con la experiencia contada de quienes ya han participado otras veces.
Fuimos, aquellos dos días, muchas manos tejiendo, haciendo, forjando una actividad tan sencilla como comprometida, satisfactoria en todos los aspectos, empapado de un perfume que olía a solidaridad, entusiasmo, alegría, expectativa, no solo por el hecho de trabajar de manera mancomunada sino por el objetivo que nos movía: el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario.
Estamos muy orgullosas de ser parte de todo esto y volvemos a citar a Marta Gómez, cantautora para convidarles a que ninguna de las mujeres que nos rodea deje de participar de esta enorme experiencia de los Encuentros, porque allí encontrarán: “manos de mujeres que han parido la verdad, manos de colores, aplaudiendo algún cantar”.