Desde La Izquierda Diario reproducimos nota de opinión de Verónica Carrizo, joven estudiante referente del Frente de Izquierda en Santa Fe.
Miércoles 18 de marzo de 2020 12:58
Me siento y escribo porque hay un nudo en mi estómago que golpea con dureza y la sangre corre con premura por mis venas. Respiro y leo unas líneas de Jack London: "Aspiro al nacimiento de una nueva época, dónde el hombre realizará el mayor progreso, un progreso más elevado que el de su vientre"…. "Creo que la delicadeza espiritual y el altruismo triunfará sobre la glotonería grosera que reina hoy en día". Sigo y escuchó por audios a una enfermera italiana que con angustia le cuenta a su padre qué en los pasillos de los hospitales tienen que decidir quién vive y quién muere (más de 21000 infectados y más de 1400 muertos en Italia y va en ascenso)
El coronavirus es una gran metáfora de los tiempos que corren, de lo miserable que puede ser este sistema. La economía mundial que cruje hace tiempo, se desploma. La incompetencia del sistema de salud deja a la vista un escenario casi distopico. La cuarentena es un lujo para los laburantes y sectores populares. Jóvenes y trabajadores que viven al día, rasguñando para pucherear y llegar a fin de mes. Nuestra clase, sin ningún tipo de cobertura y con un sinfín de desventajas sanitarias y estructurales, paga con su vida la avaricia y la irracionalidad de los capitalistas una vez más.
Vamos como ganado, agolpandonos en los bondis, metros, subtes, porque los grandes empresarios, dueños de los puertos, fabricas, shoping y bancos, priorizan sus ganancias y ponen riesgo la vida de millones. Mientras tanto, el gobierno anunció una serie de medidas de seguridad que en cuestión de minutos se convirtieron en papel mojado: "Todo el mundo en sus casas" era el pedido, menos para ir a trabajar. La producción y las fiestas de los ceos continúa mientras nosotres sufrimos el impacto.
Fernández habla del aislamiento mientras nos manda laburar, y sin plantear medidas claras, de fondo y estructurales para paliar la propagación del virus. Sin inversión, sin test suficientes, sin licencias pagas, números claros de cantidad de mascaras, respiradores y sin recursos para avanzar con las vacunas contra el virus, así cualquier discurso se hace agua en pocos segundos. Todo esto deja entrever un escenario tristísimo. Son inhumanas las consecuencias de las políticas neoliberales, que vienen imponiendo hace tiempo el desfinanciamiento de la salud pública y el empeoramiento de nuestras condiciones de vida y de trabajo.
Por otro lado, vemos como los gobiernos aprovechan para sembrar el miedo y fortalecer los mecanismos de control y represión en distintos países como Francia, Italia, el Estado Español, etc. Pero esta situación sólo hace que aumente la bronca e indignación en todo el mundo. Lo vemos con las huelgas en Italia de norte a sur, en las consignas que exclaman: "Nuestra salud está antes que sus beneficios", en lxs trabajadorxs que gritan: "No somos carne de matadero", en los cacerolazos que mantienen las familias desde los balcones en medio de la cuarentena y paros que surgen desde abajo, como en Mercedes Benz en el Estado Español.
Ya vimos como en Chile, Francia, Ecuador y distintas partes del mundo, mujeres, trabajadorxs, jóvenes y estudiante salen a la calle y se plantan contra sus gobiernos y planes de hambre, miseria y represión. Hoy atravesamos una situación muy compleja. Ante eso, nosotres planteamos medidas claras; como subsidios para trabajadores no registrados, licencias pagas, prohibición de despidos, unificación del sistema de salud privado y público, que el dinero destinado a pagar una deuda ilegal e ilegítima se destine a un plan de emergencia para enfrentar la crisis sanitaria y evitar más muertes.
Está claro que el capitalismo sólo tiene para nosotres enfermedades, muerte y miseria. Debemos exigir que todos los recursos necesarios estén a disposición de las grandes mayorías y tomar la situación en nuestras manos de una vez por todas y tocar los intereses de los que históricamente se enriquecieron a costa de nuestra vida. ¡A grandes crisis, grandes soluciones! ¡Tomemos la historia en nuestras manos y demos lugar a esta época de rebeliones inquebrantables que reclama lo que nos pertenece!