Las mujeres vivimos profundamente las miserias de este sistema y que hoy se profundiza con la crisis sanitaria. Las denuncias por violencia de género se han disparado durante la pandemia.

Karla Peralta Díaz Médica en Antofagasta, Pan y Rosas
Domingo 5 de abril de 2020
El COVID-19 irrumpió en el escenario internacional develando la brutalidad del sistema capitalista que hoy arroja a una gran mayoría de trabajadores a la incertidumbre en plena pandemia, o bien, viendo peligrar sus vidas por tener que seguir trabajando y con sistemas de salud cayéndose a pedazos en los países más pobres, pero que en las grandes potencias tampoco dan a basto. En particular, en Chile, la crisis por el coronavirus estalla en medio de un país convulsionado por la revuelta de Octubre donde se puso en tela de juicio los 30 años de gobiernos post dictadura, donde todos los gobiernos de turno se encargaron de gobernar a favor de un puñado de empresarios y donde precisamente las mujeres, somos las más afectadas por estas herencias, junto con sostener sobre nuestros hombros el peso de una sociedad machista y patriarcal.
Es así, como la crisis sanitaria afecta a las mujeres en mayor medida, no por el contagio precisamente, sino porque acentúa los diferentes niveles de violencia de género a los que estamos expuestas.
Una preocupación latente desde que se comenzó a hacer expansiva la política de la cuarentena, es el aumento de la violencia de género al interior de los hogares que deben cumplir con la cuarentena. Un ejemplo de esto es que según datos entregados por la nueva ministra de la mujer, Carolina Cuevas, las denuncias aumentaron en un 70% en el primer fin de semana luego de que se decretara la cuarentena en varias comunas, con un total de 907. Otra muestra de como se acentúa la violencia hacia las mujeres, son las cifras que se han recopilado en argentina donde en 14 días de cuarentena se habían registrado 12 femicidios. Esto es responsabilidad de los diferentes Estados capitalistas que ante sistemas de salud profundamente privatizados y una salud pública precaria pone por delante un método medieval e indiscriminado como la cuarentena para controlar la crisis, lo que arroja a las mujeres a vivir 24 horas con su agresor y limitando toda posibilidad de salir de ese ciclo de violencia.
Ahora bien, esto no es un problema que estalle con el coronavirus, sino es algo de largo aliento que obedece a que el estado no se hace cargo de la violencia estructural hacia las mujeres. En vez de levantar planes de emergencia efectivos que con el impuesto a las grandes fortunas garanticen casas de acogida dignas para las mujeres que sufren violencia, solo se preocupan de mantener el sistema social y económico que sostiene esta violencia estructural.
El problema de la mujer en relación a la crisis sanitaria es profundo. No sólo se ven más expuestas a la violencia física y psicológica o incluso el femicidio, sino que además son quienes están más expuestas al virus por ser la gran mayoría de las y los trabajadores del área de la salud, sobre todo en los sectores más precarizados como la limpieza. A esto se le suma que con las condiciones de inestabilidad laboral que cuentan en toda esfera de trabajo, con la brecha salarial o las pensiones basuras, van a ser también las más golpeadas por la recesión económica que se proyecta debido a la crisis sanitaria.
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Es por esto que las mujeres que hemos sido protagonistas de un movimiento a nivel internacional, debemos preguntarnos ¿qué rol podemos cumplir en medio de esta pandemia? Sin duda, el sistema capitalista solo nos ha arrojado a la precarización profundizando la violencia de género estructural que vivimos y el gobierno de Piñera no da respuestas ante la crisis que beneficien las pueblo trabajador, sino, sólo se preocupa de mantener las ganancias empresariales. Es por eso que debemos ser parte activa de organizar una respuesta organizada entres trabajadores, estudiantes, mujeres y pobladores para responder efectivamente a esta crisis, a la vez que nos preparamos construyendo una herramienta política que represente nuestros intereses y no lo de los grandes grupos empresariales que nos mantienen en la miseria y hoy también se preparan para que la crisis la paguemos nosotros mientras ellos salvan sus negocios.