En una de sus primeras recorridas por el conurbano bonaerense, visitó una fábrica en el partido de Moreno.
Miércoles 26 de julio de 2017
Fotografía:Diario de Cuyo/Digital
Cristina Kirchner se decidió, como el resto de los candidatos, a caminar el conurbano bonaerense. Ayer fue el turno de Moreno.
Este partido, que integra el segundo cordón bonaerense, tiene como intendente a Walter Festa, el único jefe comunal de La Cámpora y quizás por esto Cristina decidió comenzar allí.
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Cristina comenzó la recorrida visitando un fábrica del rubro textil. Hizo varias declaraciones, todas ellas enmarcadas en típicos discursos de campaña de partidos patronales.
“Hay que tener amor por la industria nacional”, dijo la ex mandataria en un discurso dirigido a los empresarios. Esto no sorprende si tenemos en cuenta la precariedad laboral que tuvieron durante su gobierno miles de trabajadores en fábricas de diferentes rubros.
Más adelante, y para referirse al rumbo económico, utilizó el eufemismo de autopistas, conductores de autos y caminos de ripio. Se refirió a Mauricio Macri como un conductor que no advierte las señales de que las cosas van mal.
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Siguiendo con la línea de los spots de Unidad Ciudadana y sus lemas "el mensaje es tu voto" y "#AsíNoSePuedeSeguir", Cristina dijo que a Macri “hay que ponerle límites. Las elecciones sirven para que la gente le dé un mensaje al gobierno. Hay que marcar que el camino que tomaron es incorrecto y que el conductor está equivocado”.
No sorprende esta clase de oportunismo electoral (como el que tienen el resto de los candidatos políticos del régimen), y por eso no vendría mal preguntarle a la ex mandataria qué tipo de "freno" o "límites" le pueden poner desde un espacio que durante estos casi dos años le garantizó todas y cada una de las leyes de ajuste al macrismo.
