Hoy es 8 de Marzo y las trabajadoras de salud del Valle de Traslasierra en Córdoba nos acercaron su testimonio para poner sus demandas en este día internacional de las mujeres.
Martes 8 de marzo de 2022 08:06
Foto Ilustrativa
Soy enfermera hace 14 años. Desde que me recibí siempre mi sueño fue poder brindar mis conocimientos y atención a todas las personas que lo necesitaran y poder vivir de mi trabajo, pero mi realidad laboral hizo que mi sueño sea solo eso, un sueño.
Trabajo en un hospital de Traslasierra hace 5 años. Desde que comencé a trabajar mi relación laboral fue a través de contratos anuales o trimestrales, como monotributista y con un salario tan bajo que nunca llegó a cubrir el costo de la canasta familiar. En el hospital donde trabajo solo 4 trabajadores están en planta permanente de 16 enfermeras que somos.
Soy madre sostén de hogar. Y al igual que mis compañeras y compañeros vivo a diario la falta de decisiones políticas para que mejore el servicio sanitario y la salud pública sea de calidad para toda la población. Además estos años de pandemia dejaron al descubierto que la salud pública no es una prioridad para ningún gobierno, pero tampoco lo es la vida de quienes trabajamos en salud.
En el Valle conocemos esto de primera mano. No sólo mi salario no alcanza para llegar a fin de mes sino que en muchos casos debemos garantizarnos el transporte para llegar a trabajar porque la frecuencia y el servicio del transporte de colectivos urbano es muy malo. A veces organizamos entre compañeras si hay alguna con vehículo.
En el hospital donde trabajo la mayoría del sector de enfermería somos mujeres.
Trabajamos 32 horas semanales, con horarios rotativos lo que nos impide poder tener otro trabajo para llegar a fin de mes. No tenemos obra social, ni vacaciones, mucho menos estabilidad laboral. Además desempeñamos tareas que no son estrictamente de nuestro sector (desde administrativas hasta camilleras), por falta de personal y solo somos 2 por turno, por lo que si hay derivaciones se queda una en el servicio. A esto hay que sumarle el maltrato de los directivos que es constante y desgasta.
A diario sufrimos la falta de insumos y materiales descartables. Hacemos malabares para que los mismos alcancen, tratamos de cubrir otras áreas más de la que nos corresponde porque la demanda es muy alta pero el personal escaso. Faltan especialidades, es por eso que la gente debe moverse entre pueblos vecinos para ser atendida, por este motivo los usuarios terminan descargando su enojo e impotencia hacia nosotras. Y en sobradas ocasiones debemos explicar que somos nosotras quienes a diario exigimos que se cubran las áreas, que se destine presupuesto real para que la salud pública en el valle sea una prioridad ya sea en los hospitales y dispensarios municipales como también en los provinciales de la región.
Sin duda somos las primeras en priorizar la atención aún sin recursos.
En particular en el hospital donde trabajo la mayoría de los servicios está tercerizado, por lo tanto se cobra. Ejemplo de esto es laboratorio, odontología, cirugía, kinesio por citar algunos. Los usuarios deben pagar y muchos no tienen la posibilidad de costearlo y se quedan sin recibir atención.
Esenciales descartables
A dos años de la pandemia la situación de las mujeres que trabajamos en salud no ha cambiado. Por el contrario, para muchas ha empeorado, nos enfermamos, perdimos compañeros...
Muchos trabajadores formaron parte de los programas de covid con contratos cada 3 meses y actualmente no han sido renovados, por lo tanto quedaron sin trabajo.
Aunque se haya dicho mucho sobre las y los esenciales, la realidad es que nos siguen tratando como descartables.
Visibilizar la situación para organizarnos
Es por eso que este 8 de Marzo en el día internacional de las mujeres trabajadoras quienes trabajamos en salud vemos la necesidad de visibilizar nuestra situación, organizarnos y pelear por todos nuestras demandas. Junto a otras trabajadoras, jóvenes y estudiantes que también se movilizarán. Bien sabemos que de lo contrario nuestra situación empeorará. Sumado a esto somos conscientes que a través de los acuerdos con el FMI nuestra realidad laboral se va a ver afectada. Los ajustes en materia de presupuestos y condiciones laborales o jubilatorias van a caer sobre nuestras espaldas, el sector donde se ajuste también será la salud del pueblo.
Dar a conocer las condiciones del sistema sanitario en la región es el primer paso para tomar conciencia de la necesidad de organizarnos y pelear para cambiarlo.
Porque la salud del pueblo no puede ser la variable de ajuste, porque las vidas trabajadoras importan es que este 8 queremos mostrarlo y sumar nuestras demandas.