La noche del 24 al 25 de octubre de 1917 (6 y 7 de noviembre en el calendario occidental gregoriano) tuvo lugar la insurrección más determinante de la Historia. Hacemos un repaso por imágenes y testimonios de esta noche tan decisiva.
Clara Mallo Madrid | @ClaraMallo
Antonio Litov Barcelona
Lunes 6 de noviembre de 2017

La insurección de octubre dio paso al parlamento más democrático de todos los que han existido en la Historia. "¡Todo el poder para los soviets de Obreros, Soldados y Campesinos! ¡Paz! ¡Pan! ¡Tierra!" fue el titular del periódico bolchevique la mañana del 25 de octubre tras haber tomado los centros estratégicos del poder del Estado.
Lejos de mitos sangrientos, la insurrección supuso la constatación de una dinámica revolucionaria y se expresó en una sorprendente calma. La planificación política de los bolcheviques fue determinante para el éxito insurreccional. Los trabajadores, soldados y campesinos rusos habían hecho una gran experiencia desde la revolución de febrero que tiró abajo el régimen zarista pero que no consiguió resolver las grandes cuestiones democráticas de la vieja Rusia, lo que desembocó en una potente dinámica revolucionaria.
Solo faltaba el último salto, tomar los centros del poder del Estado. La estrategia de Lenin, la posición Trotsky al frente del Comité Militar Revolucionario y la participación de los cuadros bolcheviques hicieron posible la insurrección. A fines de octubre sólo había que decidir la fecha más adecuada para dar el último paso hacia la toma del poder.
Para acercarnos al clima de esa noche tan decisiva tomamos los relatos de algunos de los protagonistas de aquellos días y los acompañamos de imágenes de época. Las experiencias vividas en aquellas horas por Trotsky, Lenin y John Reed nos acercan al escenario de la insurrección.
Camaradas: Escribo estas líneas el 24 por la tarde. La situación es crítica en extremo. Es claro como la luz del día que hoy todo lo que sea aplazar la insurrección significará verdaderamente la muerte. Poniendo en ello todas mis fuerzas, quiero convencer a los camaradas de que hoy todo está pendiente de un hilo, de que en el orden del día figuran cuestiones que no pueden resolverse por medio de conferencias, ni de congresos (aunque sean incluso congresos de los Soviets), sino únicamente por los pueblos, por las masas, por medio de la lucha de las masas armadas. (...) Es necesario, a todo trance, detener al gobierno esta tarde, esta noche, desarmando previamente a los cadetes (después de vencerlos, si oponen resistencia), etc.
¡¡No se puede esperar!! ¡¡Nos exponemos a perderlo todo!! (Carta a los miembros del CC, V. I. Lenin.)
Lenin da un discurso desde la parte trasera de un vehículo (Petrogrado, 1917)
No era difícil imaginarse la ciudad de Petrogrado desierta, mal iluminada, azotada por los vientos otoñales del mar. Los burgueses y los funcionarios debían acurrucarse en sus camas, tratando de adivinar lo que estaría ocurriendo en las calles peligrosas y misteriosas. Los barrios obreros dormían con el sueño tenso de un campamento listo para la batalla." (Mi vida, L. Trotsky)
Petogrado (Avenida Nevsky, 1906)
En los distritos de la ciudad montan guardias destacamentos de obreros, marineros y soldados. Los jóvenes proletarios llevan fusiles y el torso ceñido por las cartucheras de las ametralladoras, las escuadras encargadas de la guardia de las calles se calientan junto a las hogueras. (...) De todos los distritos de la ciudad se lanzan a la calle destacamentos armados, llaman a las puertas o las abren sin llamar y ocupan militarmente todos los edificios públicos. Estos destacamentos encontraban amigos casi en todas partes que los esperaban con impaciencia. (...) No hay nada alarmante. Todos los puntos más importantes de la ciudad caían bajo nuestro poder, casi sin resistencia, sin lucha, sin víctimas. (Mi vida, L. Trotsky.)
Manifestación de obreros armados y la Guardia Roja en Petrogrado (1917)
Los pequeño burgueses se frotaban los ojos, asustados ante el nuevo régimen. ¿pero es posible que los bolcheviques hayan conquistado el poder? (...) Algo ha cambiado esta noche. Tres semanas antes habíamos conseguido la mayoría en el soviet de Petrogrado. Solo éramos casi una bandera, sin imprenta propia, ni caja, ni secciones. La noche anterior el gobierno había ordenado arrestar al Comité Militar Revolucionario y había tomado nota de nuestros domicilios. (...) El gobierno seguía reunido como siempre en le Palacio de Invierno . Pero no era más que una sombra de sí mismo. Políticamente, ya no existía. Durante la jornada del 25 de octubre, el Palacio de Invierno fue cercado poco a poco por las tropas. (Mi vida, L. Trotsky.)
Recreación del asalto al Palacio de invierno en el tercer aniversario.
El miércoles 7 de noviembre me levanté muy tarde. Cuando salí a la avenida Nevski, en al Fortaleza de Pedro y Pablo retumbó el cañonazo de las 12:00. El día era húmedo y frío. Frente a las puertas cerradas del Banco del estado había varios soldados armados de fusiles con bayoneta calada.
¿Dé quienes son ustedes? - pregunté-. ¿Del gobierno?
¡Ya no hay gobierno! - respondió sonriente un soldado-. ¡Gracias a Dios!
Por la Nevski, como siempre, circulaban los tranvías. De todos sus salientes colgaban hombres, mujeres y niños. Los comercios estaban abiertos y ,en general, la calle parecía incluso más tranquila que en la víspera. Durante la noche las paredes se habían cubierto de nuevas proclamas y llamamientos, advirtiendo contra la insurrección. Iban dirigidos a los campesinos, a los soldados del frente y a los obreros de Petrogrado. (Diez días que estremecieron el mundo, J. Reed.)
Guardias rojos marchan al instituto Smonly.
El 25 de octubre debía de inaugurarse en el Smolny el parlamento más democrático de todos los que han existido en la historia mundial. Y quizás, ¿quién sabe? El más importante. Una vez libres de la intelligentsia conciliadora, los soviets de las provincias habían enviado numerosos obreros y soldados. En su mayoría eran poco conocidos, pero en cambio probados en al acción, y habían ganado por eso una sólida confianza en sus localidades. (...) Casi todos habían despertado a la vida política con la revolución. Se habían formado en la experiencia de esos ocho meses. Poco era lo que sabían, pero lo sabían con solidez. La apariencia exterior del Congreso reflejaba su composición. Los galones de los oficiales, las gafas y corbatas de intelectuales del primer congreso ya casi no se veían. Dominaba en general el color gris en las vestimentas y en los rostros. (Historia de la Revolución Rusa, L. Trotsky.)
II congreso de los soviets de todas las Rusias.