Pese a que los trabajadores alertaron del contagio, el médico de la patronal negó que se tratara de Covid-19 obligándolos a seguir trabajando.
Joss Espinosa @Joss_font
Martes 21 de julio de 2020
César y Hugo, eran trabajadores petroleros contratados por Demar Instaladora y Controladora Outsourcing Hasen del Golfo, una de las tantas empresas con las que PEMEX tiene acuerdos para subcontratar a personal.
Se encontraban a bordo del Barco “La Bamba”. César Augusto, Coordinador de Control de Obra en plataforma en Ciudad del Carmen, había acudido al médico de la empresa tras presentar síntomas de covid-19 y luego de que su compañero de dormitorio fuera retirado de la obra al presentar síntomas graves.
El médico le dijo que no fuera paranoico, que solo se trataba de un resfriado y que volviera al trabajo. César había presentado síntomas desde el 5 de junio.
Previo a la alerta que hizo César, dos empleados del mismo barco en el turno anterior ya habían fallecido por coronavirus.
El jefe de Recursos Humanos de Demar, Juan Carlos Millán, dijo que los contagios no eran su responsabilidad y que quienes tenían que tomar medidas de protección los trabajadores. Algo completamente absurdo ¿Cómo se pueden tomar medidas de protección cuando se comparte dormitorio con alguien que esta contagiado?
La empresa decidió no tomar ninguna medida con respecto a César y el posible contagio de otros trabajadores, no los dejaron bajar del barco pese a que todo apuntaba que era una bomba de tiempo.
Es hasta el 12 de junio, bajaron del barco César y otros 60 empleados en una misma lancha, exponiendo no solo a él sino al resto de los que regresaron a tierra en dicha lancha. Finalmente César falleció el 13 de junio en un hospital de Ciudad del Carmen.
Ahora su esposa, a más de un mes del fallecimiento de César, lucha contra la patronal para que ella y su familia sean indemnizados con el seguro de vida que supuestamente da la empresa en caso de fallecimiento, algo que hasta ahora Demar se ha negado a dar.
A cambio le ofrecen una compensación de 105 mil pesos. Andrea Montero tiene claro que nada le regresará a su compañero de vida, sin embargo ahora tiene que velar por su familia, pues el salario de César era la única fuente de ingresos. Se encuentra en una grave situación pues la empresa ha dicho que ese dinero se le daría hasta el segundo trimestre del próximo año, una situación aun más compleja contemplando que tiene tres hijos.
105 mil pesos, eso vale la vida de un obrero para la patronal.
Lamentablemente, César es uno de los tantos casos de petroleros que han muerto a causa de esta pandemia y por las negligencias de la patronal. Pues petróleos era una de los sectores esenciales que nunca pudieron parar, que siguieron laborando sin medidas de seguridad ni insumos de protección. A principios del mes pasado ya se denunciaban casi 300 fallecimientos en ese gremio.
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Precarización y covid
La historia de César devela un problema mucho más profundo. Muestra por un lado la indolencia de las patronales, pero también que PEMEX se lava las manos dejando la responsabilidad únicamente a la empresa de subcontratación.
En las últimas décadas se vio el avance de la privatización de PEMEX vía la contratación de personal de empresas por Outsourcing. Demar ha sido una empresa que ha cambiado en múltiples ocasiones de razón social y una de las tantas beneficiadas de la privatización de este sector.
Esta situación deja en la inestabilidad a muchos trabajadores, que no cuentan con plaza. Y en el marco de la pandemia el total desamparo a las familias de los fallecidos.
Queda claro que el fallecimiento de César y otros tantos, son enteramente responsabilidad de la patronal, a la que no le importa que se pierdan vidas obreras, mientras singuen manteniendo sus obscenas ganancias a costa del trabajo de otros.
Es momento de que los que paguen la crisis sean los ricos, los que la generaron, los que no les importan la vida de las y los trabajadores ni el destino de sus familias.
La exigencia de justicia para César y su familia es importante que sea retomada por el conjunto del gremio petrolero (basificados y subcontratados) y otros sectores, para que mínimamente la empresa se haga responsable del futuro de Andrea y sus tres hijos, así como del resto de las familias que han sufrido pérdidas en medio de la pandemia. De la mano de pelear por comisiones de higiene y seguridad en los centros de trabajo, para que los obreros de forma independiente a la patronal impongan medidas que frenen los contagios y muertes obreras.
¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!