Cuatro meses desde que ese viernes 18 de octubre las y los secundarios sacudieran Chile, y prendieran una de las revueltas populares más grandes de su historia, y que hoy se encuentra en una encrucijada entre las trampas y los desvíos de todo un sistema que activa sus mecanismos de auto-defensa para que nada realmente cambie.
Martes 18 de febrero de 2020 09:00
Cuatro meses han pasado desde que la juventud traspasara los molinetes del metro de Santiago en protesta por el alza en los pasajes del transporte público; cuatro meses desde que este chispazo prendiera en razón de horas a todo un largo y delgado país al sur de América.
Un viernes 18 octubre, millones de habitantes de este país llamado Chile, salían a protestar no solo contra el alza del pasaje, sino contra 30 años de un neoliberalismo brutal impuesto a sangre por una feroz dictadura militar y administrado desde su instauración desde el fin de esta dictadura, por una serie de gobiernos que no hicieron mas que perfeccionarlo. La consigna fue, y sigue siendo, "no son 30 pesos, son 30 años".
Contener y desviar
El miedo a las protestas, y a la naciente organización obrera y popular, que se iba desarrollando cada vez más en las sucesivas huelgas generales, siendo la del 12 de noviembre la más importante de estos últimos 30 años, puso la señal de alerta a todo un régimen de partidos, para buscar un desvío que pudiese contener en primer lugar la situación, buscarse un respiro, y poder así pensar las vías por donde terminar decantando esta situación que le explotaba en sus caras.
Y acá, lamentablemente no podemos solo hablar de los partidos de derecha y de gobierno, los obviamente más contra la pared, y de ya más cuestionados, sino del conjunto de partidos del orden, con la ex Concertación a la cabeza que desde el día uno salió a defender al gobierno, como el mismo Insulza que exigía mano dura el mismo 18 de octubre, y las sucesivas visitas de sus presidentes de partido a La Moneda, las primeras semanas.
O el mismo Partido Comunista, que ya al llamado de la primera huelga, a la cabeza de la Mesa de Unidad Social, quitaba de las convocatorias la consigna de "renuncia Piñera", en el momento cuando éste se encontraba más debilitado.
El Partido Comunista y el proceso constituyente: ayudantes de cocina
El Partido Comunista y el proceso constituyente: ayudantes de cocina
Y que decir del Frente Amplio, o de sus principales sectores, que no solo se sumaron a la cocina parlamentaria, sino que además votaron a favor en general de una de las leyes más represivas contra la protesta popular desde el fin de la dictadura.
Así, el mismo Estado y sus instituciones, refinadas por la constitución de Jaime Guzman durante la dictadura, aplicaba sus mecanismos de emergencia para salir del embrollo, utilizando a todos los partidos devotos de estos últimos 30 años, inclusive a los últimos en sumarse, para darse un respiro.
¿Un plebiscito para un final?
El "Acuerdo por la paz y una nueva constitución" del 15 de noviembre, a solo dos noches de la huelga general del 12, firmada en la madrugada de ese mismo día, buscaba crear los mecanismos institucionales para decantar las demandas populares, en la cual hasta la misma UDI decidió hacerse parte, no sin antes asegurar las condiciones que le dieran los márgenes que le permitirían controlar lo más posible el acuerdo, como los 2/3 tercios, o el no tocar los acuerdos comerciales internacionales, claves en la estructura económica del país.
Así también, se incluía en el "Acuerdo", un plebiscito el 26 de abril, que volviera a discutir la necesidad de una nueva constitución, no en base a una asamblea constituyente libre y soberana, sino en una convención constituyente en base al sistema eleccionario actual de parlamentarios, o en su defecto mixta, entre lo anterior y el congreso mismo. Tal cual, dejar todo dentro de las paredes de los mismos partido del orden, que han oxigenado y reoxigenado el modelo chileno.
¿Qué hacer frente a estos acuerdos hechos a nuestras espaldas?
El debate que debemos dar todos quienes rechazamos la cocina y apostamos por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, es cómo abordaremos el proceso constituyente amañado y la posible participación en el plebiscito y la Convención Constitucional, para denunciar la trampa y ayudar a fortalecer la lucha por conquistar una verdadera Asamblea Constituyente libre y soberana, que sólo podrá conquistarse con la huelga general.
Donde esta Asamblea tome además libremente todas las medidas para responder a las demandas del pueblo, educación y salud gratuita, fin de la AFP y la precarizaciòn laboral, nacionalización del cobre y de los grandes monopolios y empresas de servicios esenciales, entre todas y todos.
Para una lucha de este tipo, las y los trabajadores y el pueblo deberemos avanzar en nuestra organización y métodos de lucha, ya que la burguesía como hemos visto histórica y trágicamente, no aceptará jamas perder sus privilegios sin apelar a sus mejores armas. Es mediante esta lucha que daremos pasos en la pelea por una sociedad sin explotación donde el gobierno quede en manos de los y las trabajadoras.
Desde La Izquierda Diario, medio digital que en Chile impulsamos las y los militantes del Partido de Trabajadores Revolucionarios, hemos abierto un debate amplio y fraterno con muchos luchadores que se oponen a las trampas de este gobierno y los partidos empresariales, para discutir en común cómo intervenir frente al plebiscito del 26 de abril. Llamamos a todas y todos quienes luchamos por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y denunciamos las trampas de la "cocina" a conformar un Comando en común para realizar esta perspectiva, por la Asamblea Constituyente libre y Soberana, por Fuera Piñera y para retomar el camino en perspectivas de la huelga general.