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Elecciones 2019. Cuenta regresiva: la carta de Massa, los manotazos del Gobierno y el desafío de la izquierda

A menos de 48 horas para la inscripción de las alianzas, todavía resta definir que hará el líder del Frente Renovador y bajo que condiciones. En Cambiemos se busca vice y Vidal desespera pensando cómo hacer para retener la gobernación. El Frente de Izquierda insiste con su propuesta unitaria.

Juan Manuel Astiazarán

Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran

Lunes 10 de junio de 2019 23:45

El SuperDomingo dejó un nuevo meme para la larga colección que deja la carrera hacia las elecciones presidenciales. Mientras Sergio Massa festejaba eufórico el triunfo de Mariano Arcioni en Chubut, Alberto Fernández le rogaba desde el piso de C5N: “Tomemos un café y terminemos con esto. A ver cómo podemos avanzar”. La charla puede parecer hasta graciosa, pero no deja de ser sorprendente: a horas de definirse el cierre de alianzas nadie sabe cómo terminará la historia con el líder del Frente Renovador, y todos lo quieren jugando para su equipo.

“Ojalá podamos construir entre todos una etapa que supere el fracaso de Macri” respondió Massa ante el pedido de Fernández, y lo despidió con una chicana futbolera, recordándole que fue Tigre, su equipo, el que derrotó al equipo del presidente hace unas semanas atrás. “Pensalo en términos políticos”, dijo en tono canchero, insinuando que él es el mejor candidato para enfrentar a Macri.

Pero mientras todos leían esta escena como la confirmación de un acuerdo electoral para competir en las PASO, Massa se encargó de sembrar una nueva duda, minutos más tarde. Desde su cuenta de Twitter saludó a Gerardo Morales por la reelección en la provincia de Jujuy, el único triunfo de Cambiemos hasta el momento desde que comenzaron las elecciones desdobladas. Apenas 12 minutos después de saludar a Manzur por el triunfo en Tucumán. ¿En qué quedamos, Sergio?

Este nuevo amague motivó la respuesta de un enojado Agustín Rossi, que en declaraciones con FM La Patriada aseguró: "No se vislumbra en Massa una voluntad política de concretar un acuerdo. Está clara nuestra voluntad manifiesta de construir este escenario de unidad opositora, no está tan clara la voluntad de los otros, nosotros vamos a seguir insistiendo. Tenemos voluntad de acuerdo con Sergio Massa y es explícita”. Y aunque todo parece indicar que finalmente el acuerdo se terminará dando, las dudas volvieron a surgir.

Del lado del Gobierno, las dudas no son menores. Algunos trasnochados todavía fantasean con la posibilidad de cerrar un acuerdo con el tigrense para llevar a Vidal como candidata a gobernadora y ayudarla en su camino a la reelección en la Provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. Algo que parece improbable, pero que ningún funcionario oficialista se encarga de desmentir. Ya lo había dejado entrever Marcos Peña y el último fue Rogelio Frigerio, quien consultado este lunes sobre la posibilidad de un acuerdo con Massa declaró: “El tema de las colectoras se discute en la provincia de Buenos Aires”.

Vidal sabe que tendrá un escenario difícil para lograr un nuevo mandato: deberá cargar con el peso de Macri en la misma boleta, un salvavidas de plomo en la primera y la tercera sección, los bastiones del peronismo. Allí busca hacer la diferencia la fórmula Kicillof-Magario, quien este lunes recibió el apoyo de los Moyano y el Frente Sindical para el Modelo Nacional que integran junto al bancario Palazzo, el titular de los canillitas Omar Plaini y los mecánicos del Smata, una de las burocracias sindicales más traidoras y cómplices frente al ajuste en curso.

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En el medio del affaire Massa, otra discusión desvela al oficialismo. A horas nomás del cierre, se busca vice para una boleta que todavía tiene ese lugar vacante. Mientras todavía nadie se juega un pleno para poner la cara al lado de la golpeada imagen de Macri, desde la Casa Rosada revolean nombres a lo bobo buscando evaluar cómo impactan las distintas opciones que se barajan, para tomar la mejor decisión (o la menos mala).

Poco queda ya de la desdibujada Alternativa Federal. Schiaretti retorna a sus funciones luego de estar ausente durante 10 días y encabezará la última cumbre del espacio antes que venza el plazo para la inscripción de alianzas, donde se reunirá con Pichetto y Urtubey. Ya nadie espera la presencia de Massa, ni cuenta allí a Roberto Lavagna, que juega por su cuenta con su descolorido Consenso 19. Para colmo, el último en apuntar contra los dirigentes de Alternativa Federal fue Marcelo Tinelli, quien consideró que “no están dadas las condiciones” para ser candidato y remató: “Trabajé en un espacio que se estaba armando. A las pruebas me remito donde terminó todo”.

Las próximas horas probablemente serán caóticas, con todo tipo de rumores y versiones hasta que llegue la hora de inscribir las alianzas ante la Justicia electoral. Un espectáculo grotesco de rosca y negociaciones por debajo de la mesa, donde se ponen en juego cargos, lugares en las listas, disputas por la caja y todo tipo de maniobras turbias a las que los políticos tradicionales ya nos tienen acostumbrados. Realpolitik pura y dura.

Pero detrás de tantas especulaciones aparece una certeza. Ninguno de todos ellos está dispuesto a cuestionar el régimen del FMI, el virreinato de Madame Lagarde. En eso no hay grieta: para ellos el Fondo manda y el pueblo obedece.

El enfrentamiento a esa condena es lo que distingue al Frente de Izquierda, la única coalición que plantea la necesidad de dar vuelta todo e invertir las prioridades, poniendo por delante las necesidades de las grandes mayorías que vienen sufriendo el feroz ajuste y las consecuencias de una crisis que no generaron, y que no harán más que empeorar si se sigue de la mano del Fondo Monetario.

Mientras los políticos tradicionales mienten y juegan con las vidas de millones como si tan sólo fueran números o frías estadísticas, el Frente de Izquierda tiene por delante una dura batalla que es la de desarrollar una alternativa de los trabajadores, que se prepare para enfrentar los ataques a las condiciones de vida que vendrán, porque es necesario decirlo: lo peor todavía no pasó. Es por ese mismo motivo que hasta último momento insistirá con el planteo de unidad hacia Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora, y otras fuerzas de izquierda. Una unidad que debe ser puesta en función de una gran campaña militante, con el esfuerzo a pulmón de miles y miles para llegar hasta el último rincón del país y plantear una alternativa frente a esta crisis, porque son ellos o nosotros.

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