En un nuevo aniversario del nacimiento de la artista estadounidense, pensamos algunas consideraciones sobre su obra
Sábado 9 de julio de 2016
Cajas y valijas llenas de hojas, de letras de canciones, de escritura. La poética de Courtney Love se encuentra atravesada por el grunge, el jipismo, las drogas, la sobriedad, la violencia de género, la lucha contra ella, los triunfos, la muerte, la soledad y el amor.
Como dice Poppy Z. Brite en Courtney Love, The Real Story, esta chica ya ha sido exageradamente disecada por los medios, seccionada, y analizada hasta el hartazgo– y el aburrimiento-. Ha sido calificada y descalificada como heroína, asesina, mártir, rock star, feminista, antifeminista, riot girrrl, adicta, víctima, viuda, valiente, y puta.
Sin embargo, estas estúpidas inscripciones amarillistas no lograrán dispersar la atención sobre la creación artística que enlazan la música y la escritura de Love.
Lo cierto es que Courtney, nacida Love Michelle Harrison, obtuvo su nombre tras la separación de sus padres. Luego, Linda, su madre, desplazó el “Love” por “Courtney” en un acto simbólico, y a partir de se dedicó a ofrecer, al menos, un debate sobre la monogamia en la vida de su hija.
No es curioso, entonces, que Courtney creciera y se construyera en un cuestionamiento sobre los roles de una familia tradicional, como una Nobody’s daughter (“Hija de Nadie”, nombre de su último disco), y se pusiera a crear dimensiones discursivas –y con base teórica- que plantean contradicciones, rupturas y superaciones de estereotipos de género.
Así que, por favor, pasemos rápido la parte esa en la que su padre le da LSD a los cuatro años, la de la vida sin ropa limpia en la comunidad jipi con su tercer padrastro, el bullying en la escuela, el crecimiento en soledad, el internado en Nueva Zelanda, el IQ altamente elevado, la criminalización de su infancia y el reformatorio, el escape a Europa, la medicalización psiquiátrica, y a su doble “Crystal” y la prostitución en Japón.
Quedémonos en el terreno de lo que dice, desde que formó su primera banda con dos amigas: “You can’t shut up the girl” (“No puedes callar a la chica”).
Courtney discute y rompe límites, en cuestiones de forma y contenido. Su sintaxis encabalgada y su sonido punk visibilizan los conflictos, junto a la articulación de su voz; siempre, cuando es suave, cuando es rasposa, cuando grita y cuando susurra. Cuando es mujer y cuando es acusada de “cantar como hombre” –como si existiera tal cosa-.
Pongamos por ejemplo, el primer disco de su banda Hole (“Agujero”), Pretty on the inside (Linda –o lindo- por dentro -en inglés el adjetivo no tiene marca de género por sí solo-), que busca romper con la estética de la belleza hegemónica con su sonido punk, y denuncia la violencia institucional escolar, la relaciones familiares conservadoras, el consumismo y las barreras etarias. Lo mismo vale para su segundo disco: Live through this (“Vivir/ Pasar por esto”), y para el cuarto, Celebrity Skin (“Piel de Celebridad”).
Al igual que hace algunos párrafos, y salteémonos la muerte de Kurt Cobain, y demos acaso una muestra de uno de sus procedimientos artísticos. Con una melodía feliz, encantadora, su canción se llama Awful (“Horrible”), y dice/ pide: “If the world is so wrong that you can’t break them all with one Word/ song/ (…) Just build a new one make it beautiful!” (“Si el mundo está tan mal que no podés vencerlos con una palabra/ canción/ Crea uno nuevo (mundo)/ hazlo hermoso”). Tan simple como eso.
Lastimosamente, el presente se ha vuelto una repetición de ciertos escándalos ya muy gastados por la prensa. Courtney criticó los estereotipos de belleza, pero los procedimientos mediáticos terminaron acercándola a ellos. Y así es como Love Courtney Michelle Harrison Rodríguez Menely, se encuentra cumpliendo 51 años en la habitación de algún hotel en Asia, o en Los Ángeles, durmiendo o despierta, vestida o desnuda, parte de un sistema al que no deja de molestar.
Despojada de mensajes encriptados, cosa que deberíamos al menos atribuirle a su poética punk, dicen que Courtney dijo todo lo que quiso decir: “te protegeré de la verdad/ la escucharás toda”.