El referente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos ejecutó un violento ataque machista a una trabajadora de la terminal de Santa Clara del Mar, que debe ser repudiado sin contemplaciones. Pero el hecho fue aprovechado por sectores de la derecha política y mediática en beneficio de un discurso que degrada al movimiento de derechos humanos de conjunto, incluyendo a quienes se plantan en defensa de las mujeres, de la clase obrera y contra toda opresión.
Daniel Satur @saturnetroc
Martes 15 de febrero de 2022 10:36
El video se viralizó de tal manera que nadie que use redes sociales o mire noticieros pudo dejar de verlo. El histórico referente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH) José Schulman, portando una remera de su organización, aparece insultando con epítetos machistas y pegándole una cachetada a una empleada de una boletería de la terminal de micros de Santa Clara del Mar (ciudad balnearia de la provincia de Buenos Aires).
En el video registrado por la cámara de seguridad de la boletería, además de los insultos y la agresión física, Schulman amenazó a la empleada (de nombre Candela) y a una clienta allí presente de denunciarlas y “meterlas en cana”, alardeando cierta influencia política e institucional.
Los hechos sucedieron la tarde del jueves 10 pero el video empezó a circular en redes sociales durante el fin de semana. Una vez viralizado, la trabajadora agredida dio algunos detalles de lo ocurrido. Ante varios medios Candela explicó, entre otras cosas, que la reacción de Schulman se debió a una demora del colectivo que debía llevarlo a Buenos Aires y a su insatisfacción por las explicaciones que ella le dio (un desperfecto mecánico del micro, que debió ser reemplazado por otro).
La joven dijo que Schulman la trató de “mentirosa” desde el primer momento en el que ella transmitió la información oficial de la empresa. Que luego el hombre ingresó a la boletería y, sin esperar que la empleada terminara de atender a otra clienta, la increpó y le reclamó que lo comunicara “con la empresa”. Que justo en ese momento llegaba el micro. Y que, de todos modos, Schulman insistió con su enérgico reclamo y llegó a pedirle sus datos personales para “denunciarla”.
El resto de la secuencia es lo que se ve en el video. Insultos, atropello, ingreso intempestivo al sector donde ella atiende y cachetazo. Según la joven, luego de la agresión Schulman se subió al micro, pero pocos minutos después llegó la Policía al lugar y debió descender. “Me contaron que cuando le dijeron que había sido todo registrado por la cámara de la boletería el señor abrió los ojos grandotes, porque en todo momento le dijo a la Policía que nunca me había golpeado”, relató Candela.
El episodio terminó con el propio Shulman ingresando nuevamente a la boletería, acompañado de policías, para disculparse ante la empleada. “Si no hubiera sido por las cámaras capaz terminaba presa yo, ya que él me filmaba para denunciarme porque, según decía, era alguien con poder suficiente para hacerlo”, sentenció la trabajadora, quien lo denunció penalmente. Ya fue citado a declarar el 24 de febrero ante el fiscal Diego Benedetti de Mar Chiquita, quien lo imputó por “amenazas y lesiones leves agravadas por mediar violencia de género”.
Una vez convertido el tema en noticia nacional, Schulman posteó en sus redes sociales un pedido de disculpas. Allí califica su conducta como “reprochable” y su comportamiento como “inaceptable” y que “nada lo justifica”. Sin embargo el texto continúa con una explicación que, efectivamente, suena a justificativo. “Soy discapacitado motriz y pasaron muchas horas de espera de un micro para regresar, que me produjeron un enorme dolor y me desencajaron”, escribió el referente de la LADH.
Luego vendría un comunicado de la Liga, firmado por su dirección nacional, en el que informaron que se enteraron de los hechos el sábado 12 a través del relato del mismo Schulman y que decidieron “aceptar el pedido de licencia” solicitado por él “y comenzar un proceso de evaluación para tomar las medidas correspondientes”. En el texto no se menciona si desde la dirección nacional del organismo tomaron contacto con Candela para ponerse a su disposición. La trabajadora tampoco dijo nada al respecto en las entrevistas que dio.
Tanto la agresión verbal y física de Schulman a la trabajadora como su descargo posterior en las redes sociales motivaron críticas de las más variadas. Desde referentes de organismos de derechos humanos que comparten espacio político con la LADH hasta sectores políticos y mediáticos de derecha que siempre están al acecho para atacar al movimiento de derechos humanos de conjunto, el repudio fue el denominador común.
Pero, vale decir, no es lo mismo repudiar el accionar machista, violento y degradante de la clase trabajadora llevado adelante por Schulman que utilizar su conducta repudiable en beneficio de una campaña cuyo objetivo es demonizar al movimiento de derechos humanos de conjunto. Se menciona la estrecha cercanía de Schulman y la LADH con el Frente de Todos para desprestigiar a un amplio y diverso movimiento que integran organismos y referentes que, a lo largo de décadas, han demostrado su inclaudicable compromiso con la lucha contra todo tipo de explotación y opresión, lo que incluye lógicamente la opresión machista y las más variadas formas de violencia patriarcal.
Ya se cuentan al por mayor las horas dedicadas por políticos reaccionarios, periodistas aliados al poder y demás “personalidades” a hacer leña del árbol caído, utilizando la agresión de Schulman a una trabajadora para hacer tabla rasa e identificar a toda la militancia por los derechos humanos con un “curro”, con la corrupción (a partir de la cooptación estatal y la utilización de recursos públicos en beneficio propio) y con un doble discurso guiado por el “haz lo que digo pero no lo que hago”.
Paradójicamente, gran parte de esos “críticos” llevan años bancando cuanta política antiderechos se promueve y ejecuta en el país. Incluso, sin solución de continuidad, pasan de criticar el machismo y la violencia de Schulman a justificar (y hasta reivindicar) otros múltiples machismos y violencias que, día a día, se aplican desde las más altas esferas sobre amplios sectores sociales y, muy especialmente, sobre las franjas más vulnerables de la clase trabajadora.
Claramente el accionar de Schulam trascendió un mero “enojo” por la demora de un colectivo en la terminal de una ciudad balnearia. En su conducta afloran sensibilidades y valores que no se condicen para nada con el compromiso que durante años, como referente de la LADH, dijo tener para con los derechos humanos elementales de la población explotada y oprimida.
Pero no será desde las usinas ideológicas y políticas de la derecha bien paga desde donde pueda surgir una crítica honesta y, mucho menos, constructiva que ayude a combatir todo tipo de violencia opresora, incluyendo la que ponen en práctica quienes afirman estar del lado de la lucha por los derechos humanos. Son esas mismas usinas las que suelen difundir las opiniones y voces de genocidas, represores, obispos y lobbistas del imperialismo y las grandes corporaciones.
El ataque machista violento de José Schulman a una trabajadora debe ser repudiado sin ningún tipo de contemplaciones, tal como lo hicieron numerosos organismos y referentes de derechos humanos en las últimas horas.
Pero una cosa es reconocer actitudes y conductas que le hacen el juego a la derecha y otra muy distinta es dejar que la derecha juegue sin costos contra nuestra historia y nuestras luchas. No debemos permitirlo.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).