En muchos hospitales de la Provincia de Buenos Aires ha habido cambios de las gestiones. Lo novedoso es que en algunos casos, esas gestiones pasaron a manos de “referentes sindicales” o activistas de diversas luchas principalmente provenientes de corrientes reformistas como el PCR o el Movimiento Popular La Dignidad.
Jueves 13 de febrero de 2020 12:02
Esto generó en les trabajadores de la salud sensaciones encontradas: desde alegría a desconcierto, de esperanza a desilusión y discusiones de todo tipo.
La Corriente de Izquierda por la Salud Pública batalla por la independencia política y responde: ¿el Estado somos todes?
Un debate necesario: ¿El Estado somos todes?
Nos interesa en estas líneas abrir un honesto debate con todes nuestres compañeres sobre lo que significan estos hechos, tratando de aportar una mirada desde la izquierda.
El PCR ( Partido Comunista Revolucionario) junto otras corrientes reformistas como Patria Grande y el Movimiento Popular La Dignidad con su ingreso al Frente de Todos cristalizaron una concepción del Estado y sus instituciones completamente reformista. Quieren que este Estado, sin alterar las relaciones de clase, sea el encargado de “redistribuir la riqueza".
La salida pasa por desarrollar un “modelo de redistribución de riqueza” con “eje en la producción nacional”, y la “participación” en las decisiones del Estado. La visión de que “el Estado se disputa”, “el Estado somos todos” o de que “se puede cambiar desde adentro” es incompatible con levantar cualquiera de las denuncias que tenemos les trabajadores.
El gobierno de Alberto, Cristina y de Kicillof en la Provincia viene generando ciertas expectativas en algunos sectores de trabajadores y trabajadoras, expectativas e ilusiones bien esperables al inicio de cualquier nuevo gobierno, sobre todo si se compara con el anterior gobierno macrista. Los desastres del macrismo lograron colocar muy baja la vara y las ilusiones de las masas. Pero si se mide al Gobierno en función de su realidad o la realidad del país, se desprende que están llevando adelante un ajuste.
El país que está en “el infierno del FMI” ya demostró tanto con la Ley de Solidaridad Social, como con la Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda (aprobada por unanimidad a excepción de los legisladores del FIT-U), que lo que llaman “sostenibilidad de la deuda” significa ni más ni menos, seguir precarizando nuestras vidas. Y si de salud se trata, la grave crisis que atraviesa el Sistema Público de Salud desde hace décadas, que entre otras cosas ocasiona miles de muertes evitables, como lo vemos ahora en Salta con las muertes por las consecuencias de la malnutrición y la pobreza extrema, deberá seguir esperando para su resolución. Abundan en la provincia y en el país, hospitales y centros de salud que se caen literalmente a pedazos, salarios completamente pulverizados, falta de insumos y de medicamentos esenciales, falta de personal, la falta de turnos, quirófanos cerrados y el abandono en todas sus formas.
Escuchamos reiteradas veces que uno de las principales causas de la profunda crisis del Sistema de Salud en Argentina, es “la falta de injerencia del Estado”.
Claro está que no se trató en estos años que pasaron de un Estado ausente, sino y por el contrario bien presente para los intereses de una minoría de la sociedad, que se beneficia a costa del sufrimiento de millones por ejemplo cuando “lo público” anda mal, que ed dueña de las industrias, los servicios, la aparatología y las clínicas privadas.
Mientras tanto, la inmensa mayoría de la población que vive sólo de su trabajo, hace uso de un sistema de salud cada vez más desfinanciado. Las Direcciones de Hospitales, Ministerios o Regiones Sanitarias son correa de transmisión de los gobiernos de turno y por tanto administran las políticas en salud de un Estado atado al FMI. No alcanzan, (0aunque las hayan), las buenas intenciones para cambiar las cosas.
Los Estados no son neutrales. Con discursos a veces muy distintos, lo cierto es que tanto los gobiernos neoliberales como los llamados populistas, sostienen este Estado que beneficia y perpetúa los privilegios de una minoría (la burguesía), que se mantiene dentro de los márgenes del capitalismo, y que tiene la desigualdad, la opresión y explotación en su ADN.
Sindicatos a su imagen y semejanza
"Hay una característica común, en el desarrollo, o para ser más exactos en la degeneración, de las modernas organizaciones sindicales de todo el mundo; su acercamiento y su vinculación cada vez más estrecha con el poder estatal." Describía León Trotsky para referirse a los sindicatos.
Eso significa que los sindicatos tampoco son políticamente neutrales, y han ido asumiendo cada vez más el papel de defensor de los intereses de los gobiernos, que a su vez defienden intereses de sectores de la burguesía. Una consecuencia directa de esto, es que los gobiernos y grandes grupos económicos necesitan utilizar las direcciones sindicales como verdaderas herramientas de control sobre la clase trabajadora.
Los ejemplos en Chile, Bolivia, Ecuador o más recientemente en Francia dan cuenta de este nefasto y apaciguador rol cuando están planteadas revueltas de carácter históricas.
Hay al menos dos aspectos que toman una tarea central: Por un lado advertir y denunciar cuando suceden estos saltos de vereda (de laburante a director, ministro, en definitiva funcionario político del gobierno de turno, etc) sobretodo cuando se trata del sistema o la administración pública donde el lugar del patrón a veces parece más confuso bajo la máscara del Estado.
Por otro lado, la pelea por sindicatos, juntas internas y cuerpos de delegades que sean verdaderas herramientas para la lucha de les trabajadores por sus derechos, así como para la liberación de toda nuestra clase, independientes políticamente del Estado y sus Instituciones.
Estás frito, Angelito!
Como decíamos al principio, corrientes reformistas como el PCR, Patria Grande o el Movimiento Popular La Dignidad, con su integración al Frente de Todos han asumido varios cargos ejecutivos en diferentes sectores, y salud no fue la excepción; Con la particularidad que esos cargos directivos fueron asumidos por militantes que a su vez cumplían una tarea sindical en uno de los gremios más importantes del sector, la CICOP.
Tal es el caso del hoy director del Hospital Mariano y Luciano De La Vega en la localidad de Moreno, quien era parte del Consejo Directivo Provincial del Sindicato, o bien el caso del (ahora ex) presidente de la seccional del Htal Rossi de CICOP en La Plata, del PCR-CCC que pasó a ser Director asociado de región XI.
Esto muestra al menos, dos problemas urgentes: por un lado las alianzas de la dirección del gremio con corrientes reformistas que usan el gremio como trampolín para ocupar cargos directivos en el Estado (siempre de clase); Por otro lado, perder la independencia, subordinando la política a estas corrientes reformista que mientras se caían ascensores, explotaron escuelas, y reprimían trabajadores como el caso del Astillero Rio Santiago, se negaban a parar y desarrollar la lucha de los trabajadores contra los distintos gobiernos.
Estas corrientes y su integración en cargos de gestión del Estado, bajo el ideario de “transformar desde adentro”, no es mas que cierta fraseología “progre” para cubrir un pusilánime programa de colaboración de clases.
En su lógica esta inscripta la concepción reformista, largamente sostenida por la CTA, y el progresismo que tienen por norte buscar espacios de "participación” en el Estado, cuando se puede desde adentro y cuando no, desarrollar una política de presión sobre el Gobierno.
En su lógica además, este “progresismo” descarta a las masas como factor independiente, o limita la acción popular a un rol auxiliar y subordinado a la decadente burguesía nacional o a una mera presión sobre el régimen democrático burgués.
Esta polémica se sucede dentro de nuestro Gremio, la CICOP, con corrientes políticas que son parte de su dirección. Pero además, es una polémica obligada para el conjunto de la izquierda que integramos el Sindicato, porque la lista 1 + 3, que es la actual conducción, no sólo está integrada por estas corrientes que se proponen gestionar áreas del Estado, sino por sectores de izquierda (como el caso del MST e IS) que hasta ahora no se han pronunciado contra esa política reformista ni contra el hecho de que miembros del sindicato se hagan funcionarios.
Enfrentemos al ajuste en las calles, con organización y sindicatos democráticos y combativos.
Desde la lista 5 en CICOP y la “Bordó” en ATE, como parte de la Corriente de Izquierda por la Salud Pública en el PTS estamos convencides que para frenar el ajuste y lograr la recomposición de nuestros salarios y del sistema de salud pública de conjunto, así como para asegurar un pleno acceso a la salud para el conjunto del pueblo laburante, hace falta poner en pie al conjunto de trabajadores y trabajadoras que sostenemos el sistema de salud todos los días. Necesitamos sindicatos que se proclamen independientes de los gobiernos de turno y no mermen ante las primeras promesas oficialistas, llevando al fracaso o a la desmoralización al conjunto de les trabajadores.
De este lado de la mecha estamos, buscando terminar con un modelo sanitario de clase, donde mientra unos pocos hacen uso de las clínicas más lujosas, siguen habiendo pibes que mueren por hambre. En ese camino peleamos por un SISTEMA ÚNICO DE SALUD PÚBLICA, afectando los intereses de las grandes corporaciones, con producción Estatal de medicamentos, y destinando los recursos necesarios para esto, no pagando la deuda externa que solo genera más riquezas para los que más tienen.