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Red Internacional
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Ni Una Menos. Denuncian que la Fuerza Aérea protege a los militares acusados por casos de violencia de género

Luego del femicidio de Ivana Módica en la ciudad de La Falda, por parte de un vicecomodoro, desde las organizaciones sindicales del personal civil de la Fuerza Aérea en Córdoba, denuncian que la oficina de género de la fuerza es “peor que decorativa” donde se encubren los casos e incluso se premia a los violentos.

Lunes 1ro de marzo de 2021 10:18

Las trabajadoras civiles de la Fuerza Aérea, compañeras de Ivana Módica, fueron quienes, junto a la familia de la mujer, encabezaron las movilizaciones exigiendo justicia por el caso. Son ellas quienes denuncian que, a pesar de la existencia de una oficina de Género, hay un “pacto de impunidad de las instituciones que encubren a agresores pertenecientes a las fuerzas de seguridad y de Defensa”. El caso de Javier Galvan, asesino de Ivana se encuadraría en este caso ya que existían denuncias desde el mes de octubre contra el vicecomodoro.

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La delegada y Secretaria de Género de la Junta Interna de la Guarnición Aérea de ATE, Carolina Llanos señaló a La Nueva Mañana que “La Oficina de Género a cargo de la Mayor Carmona existe, está reglamentada y tiene un protocolo, pero no cumple con su función. Es una pantomima para lograr la impunidad de los militares que son denunciados. No nos da información cuando la solicitamos. Degrada y presiona a las compañeras que denuncian. Hace lo posible para hacerlas desistir y no informa qué proceso desarrolla. Su accionar en la práctica es muy diferente a lo reglamentado. Se denuncia a un militar, y la denuncia recae en otro militar que no protege a la víctima, si no al victimario. Solo si hacemos mucha presión o es muy evidente y reiterado el accionar del denunciado, lo trasladan a otra unidad. Tampoco nuestras acusaciones impiden que los agresores sean ascendidos. Y cuando el caso es muy grave, lo único que hacen es cambiarlo de destino, lo cual es como un premio porque reciben una compensación económica muy grande. Esta impunidad hace que el ciclo se repita”

“Muchas compañeras nos solicitan ayuda y las hemos acompañado, lo que pagamos con agresiones por parte del denunciado. Por mi función he sufrido muchos destratos, violencia e intimidación. Una de esas personas, un suboficial, llegó a romper la abertura de ingreso a mi oficina, irrumpiendo y arrojando basura y escombros donde trabajo. Lo hizo durante meses, siempre me dijeron que iba ser la última vez. Lo ascendieron hace semanas. Yo había presentado denuncia ante el director del Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) y su jefe directo. Es increíble, ¿en qué otro lugar alguien rompe una cerradura, reitera su acción luego de ser denunciado y luego es ascendido?”, señaló Llanos a La Nueva Mañana y anunció que está analizando realizar una denuncia por fuera de la Fuerza Aérea.

En declaraciones a Radio Nacional, la misma delegada afirmó que “Hace rato que lo venimos viendo con distintos casos, constatamos que no se hace nada, o no tenemos acceso a las resoluciones. Me hablaron un montón de compañeras y son muchísimos más los casos, y muchas que ni siquiera denuncian por que corren peligro de que te saquen de tu lugar de trabajo, porque siendo un militar al que denuncian, es más probable que retiren a la persona que denuncia y no al agresor”

Luego, más adelante afirmó que la oficina de género de la Fuerza Aérea “Es peor que decorativa, porque desgasta mucho a la persona que hace la denuncia, pasan semanas y meses y no dan respuestas”.

Con respecto a la actitud de la fuerza de echar a Galvan, luego que confesara el femicidio afirmó que “Se protege a si misma con esta acción, pero de nada sirve si se multiplican y repiten los hechos de violencia que quedan impunes y volver a victimizar a quien denuncia”

La actitud de la fuerza militar es otro eslabón de la responsabilidad del Estado en los femicidios, donde el 20% de los casos es realizado por miembros de las fuerzas de seguridad y los mecanismos de control caen sobre los “pares” del denunciado, como sucedió con el caso de Úrsula en la localidad de Rojas, quien vio como la policía bonaerense protegía y encubría a su agresor, miembro de la misma fuerza.

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