Decanato y Dirección de Carrera comunican que HCF fue suspendido nuevamente, y ambos le reclaman al otro “perjudicar a los estudiantes”. ¿Qué diferencia hay entre éstas camarillas, si ambas le temen a una auditoria en Asamblea Estudiantil? No le creemos a ninguno ¡nada!
Miércoles 6 de junio de 2018
Durante las últimas semanas, Decanato y Dirección de Carrera han venido reclamándose entre sí “ilegalidades” en el Honorable Concejo Facultativo (HCF) de la Facultad de Derecho-UMSA: primero por la “aprobación de un Comité Electoral”, y luego por la aprobación de la lista de docentes. ¿Ahora demandan transparencia?
Estos dos bandos (de Remy Camacho-Rodolfo Urquidi, y Javier Tapia-Esprella) apoyados por muchos otros docentes “opositores” han venido sosteniendo un régimen anti-democrático que continua significando la degeneración de la institución (así lo hicieron también antes Mallea, Ramos, entre otros). Hoy, en realidad, nos demuestran una vez más su miedo a una verdadera Asamblea Estudiantil, su temor a la participación de los estudiantes ¿Por qué otra razón tienen miedo a una auditoria de sus dos años de gestión como Dirección, Decanato y Centro de Estudiantes?
Camarillas Docentes-Estudiantiles
Estos grupos no pueden permitirse perder el control de la institución y necesitan defender las reglas del juego: grupos de choque para intimidar la participación activa de los estudiantes, asambleas entre cuatro paredes o sólo para elecciones, reducir a los delegados de curso a “limpia pizarras”, controlar los recursos económicos para repartirse cupos y sostener campañas prebendales. Y considerando que las elecciones a Decanato y Dirección se vienen pronto, hoy particularmente están exigiendo “transparencia” para repartirse los puestos de docentes para cada bando. No podemos olvidar que en las elecciones al CED (Centro de Estudiantes de Derecho), hace dos años, Esprella y Urquidi manipularon el comité electoral incluso con una certificación de la unidad de TIC de que ellos nunca habían participado en un sorteo en Derecho y sin embargo, ese fraude electoral fue legalizado por la dirección de carrera, el facultativo y hasta el rectorado. Frente a esto, ¿ahora se trasvisten de demócratas?. Durante su campaña electoral Camacho y Tapia, que fueron juntos en una sola fórmula, lo mismo que Urquidi y Esprella, prometieron reducir la matrícula y los aportes voluntarios, prometieron terminar con prácticas corruptas como es la inasistencia de los tribunales a los exámenes de grado lo que facilita que los estudiantes se vean empujados en ofrecer retribuciones para que los docentes asistan, prometieron terminar con la venta de libros por puntos, etc. Sin embargo, en dos años fueron incapaces de convocar a una sola asamblea ya sea de la carrera, ya sea de la facultad, ya sea meramente estudiantil o docente-estudiantil, para discutir los graves problemas académicos que padecemos.
Sabemos que para una camarilla la única forma de ganar las elecciones es controlar los votos docentes; esa es la función del voto ponderado. Es más fácil comprar los votos de una decena de docentes, que de miles de estudiantes: de esta manera, el voto de un docente anula los votos de más de 100 estudiantes. Esa es su democracia, es el régimen universitario que sostienen.
La camarilla solo cambia su color y títulos para su campaña. Su programa es concreto: régimen prebendal para financiar campañas con parrilladas, farras, regalos y favores. Ese régimen expresa sus consecuencias en las aulas, más tarde, con la caída del nivel académico ya que si el docente sólo tiene asegurado su trabajo por su pertenencia a tal o cual grupo, no lo tiene gracias a su actualización, a su investigación ni a su perfeccionamiento académico. De conjunto esto atenta contra la calidad académico provocando el surgimiento de docentes autoritarios, arbitrarios, acosadores, misóginos y sexistas ¿de qué academia se puede hablar si los estudiantes deben preocuparse “más” para no ser fichados por estos docentes que se saben impunes?
Los y las estudiantes y docentes honestos somos víctimas de éste régimen que provoca la degradación institucional y perpetua los mecanismos de las camarillas (cada vez más reaccionarios) que dentro de las carreras y facultades generan una continua vulneración de los derechos estudiantiles. Este aparato es suficiente para convencer a la mayoría de no participar de la pelea “política” y así salir de la carrera lo antes posible. Es sistemática la formación que recibimos desde los primeros días en la carrera que nos enseñan pasividad, indiferencia, miedo a contestar, dar el mínimo esfuerzo, etc. Nos enseñan a no reclamar por la inasistencia de los docentes, por el maltrato, el acoso y muchas otras cosas más.
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Estos “grupos de amigos” nunca fueron transparentes ni demócratas
La camarilla de Remy Camacho y Rodolfo Urquidi, y la camarilla de Javier Tapia y Esprella expresan la degeneración universitaria. Porque para sostenerse en el poder, necesitan degradar la autonomía y el cogobierno. Y han venido controlando los recursos económicos, las becas, auxiliaturas y todas las ventajas, para su régimen prebendal. ¿O alguien puede afirmar que mejoró la investigación?, ¿la actualización de la biblioteca?, ¿dónde fueron destinados los recursos universitarios?
Desde la Corriente Estudiantil Revolucionaria OCTUBRE, denunciamos la violencia generada por los grupos de choque de éstas camarillas docentes-estudiantiles, rechazamos toda forma de legitimación del comité electoral hasta que se fiscalice al Centro de Estudiantes, a la Dirección y al Decanato.
¡LAS CAMARILLAS FUERA DE LA U!