Crisis. Desplome del consumo: por el ajuste, los sectores vulnerables son los más afectados

Las ventas minoristas pymes vienen cayendo hace cinco meses y ya acumulan un retroceso de 1,7 % en lo que va del año, según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En mayo la retracción de 2,8% frente a igual mes del año pasado, (medidas a precios constantes), es el mayor descenso del 2023. En la comparación mensual, la caída fue de 1,2% respecto al mes de abril.

La inflación que no da tregua, marcó un elevado 8,4 % mensual en abril, en la variación interanual ya supera los tres dígitos con un 108,8 %. Distintos informes privados dan cuenta que no se espera un desaceleración para mayo, el dato oficial se conocerá recién el 14 de este mes. Pero si se confirma el efecto de este flagelo que golpea los bolsillos populares cada día, promoviendo cambios en los hábitos de consumo, es decir, recortar gastos.

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“El sector comercial viene sintiendo cada vez más la pérdida de poder adquisitivo de las familias en manos de la inflación. Desde todos los negocios relevados manifestaron que recibieron productos con subas importantes de precios. Además, el 56% tuvo problemas para reponer stock porque los proveedores demoraron entregas o directamente las cancelaron", afirma el informe.

El Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) de mayo fue elaborado en base a un relevamiento a 1.207 comercios minoristas del país, del 1 al 3 de junio.

Si lo analizamos por sector, de los 7 rubros medidos, 6 cayeron en la comparación anual. El único rubro que mostró crecimiento anual fue Farmacias con un 6,4%. En el extremo opuesto, el rubro con mayor caída anual en mayo fue Indumentaria y textil 8,2%.

El relevamiento de CAME dice que 48,9% de los empresarios consultados tuvieron “problemas de reposición de mercadería y 40% dijo que esas dificultades fueron mayores que en abril”. Existe una desigualdad entre el poder de almacenamiento y abastecimiento que pueden tener los comercios minoristas barriales frente al poder de “mercado” y remarcación de las grandes cadenas de supermercados (Coto, Carrefour, Jumbo).

Ante la suba en el costo de vida, son los productos más baratos los que ven aumentada su demanda. Los sondeos de CAME mostraron que “escasearon alimentos básicos como harina y azúcar que los mayoristas entregan cuotificados”. “La gente compra lo justo y necesario, y prefiere volver nuevamente a comprar algún producto después, en vez de llevarlo por las dudas”, respondía un comerciante de una despensa en la ciudad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires.

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Es ajuste

La reciente gira del ministro de Economía, Sergio Massa, por China mostró que las prioridades del Frente de Todos están puestas en conseguir dólares (o yuanes) para robustecer reservas y pagar la deuda fraudulenta al FMI. La inflación no es una preocupación, hasta el momento no han probado algún intento por reducirla.

Desde el gobierno siguen reivindicando la creación sostenida de empleo. Pero nada dicen sobre la calidad de esos puestos laborales: que 3 de cada 10 sean informales, peores pagos y sin derechos, explica mucho. La dualidad del mundo laboral que se consolida refleja un sector formal que destina parte de sus ingresos a salidas recreativas.

Mientras los trabajadores pobres, explican estas caídas sostenidas en el consumo (en bienes básicos o durables). Para estas familias trabajadoras y sectores vulnerables, la pérdida del poder de compra de salarios se vuelve cada día más crítica. No se llega a fin de mes, aumentan el endeudamiento de los hogares, ni hablar del alquiler, el ajuste recae sobre ellas. En junio continúan los aumentos en servicios como el transporte.

El Gobierno no ataca los problemas de fondo que ocasionan la inflación, como la escasez de dólares por los pagos de deuda publica y privada, el ciclo de altas ganancias empresariales o el atraso productivo. Los acuerdos de precios fueron un parche directamente inservible. Estos actúa sobre las consecuencias y no sobre las causas de la inflación. Tampoco enfrenta al poder concentrado que tienen las grandes alimenticias. Se necesita una salida desde abajo. La izquierda propone un conjunto de medidas de emergencia para frenar la caída del poder de compra: como aumento de salarios, jubilaciones y programas sociales; que los salarios sean iguales a la canasta familiar, junto a una cláusula de indexación automática.

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