A horas del acto electoral que definirá quién obtendrá la presidencia de Brasil, los sondeos parecen inclinarse hacia la reelección de Dilma Rousseff, aunque reflejando una importante volatilidad del electorado que en alguna manera expresa el descontento que emergió en las jornadas de junio de 2013.
Domingo 26 de octubre de 2014
Fotografía: Rede Brasil Atual
Los más reconocidos institutos de encuestas de Brasil, Datafolha e Ibope, divulgaron, este jueves 23, nuevos sondeos en los que Dilma Rousseff (PT) agranda la ventaja sobre Aécio Neves (PSDB, “tucanos”), confirmando la tendencia que ya se venía verificando en encuestas difundidas al comienzo de la semana.
Considerando solo los votos válidos, Dilma tiene el 53% de las intenciones de voto, contra 47% de Aécio, según Datafolha. De acuerdo con Ibope, Dilma tendría 54% mientras que el tucano, 46%.
En las anteriores encuestas de ambos institutos, divulgados al comienzo de esta semana, Dilma aparecía con 52% mientras que Aécio con 48%. Al comienzo de la semana pasada Aécio era quien ocupaba la delantera, con 51% de las intenciones de voto contra el 49% de Dilma.
Según Ibope, Dilma creció cinco puntos porcentuales en una semana (de 49% a 54%), los mismos que bajó Aécio en el mismo período (de 51% a 46%). Datafolha a su vez señala el crecimiento de cuatro puntos para Dilma (de 49% a 53%) y la caída de cinco para Aécio (de 51% a 46%).
Votos nulos e indecisos pueden decidir el resultado
Considerando que el primer turno estuvo marcado por errores groseros de las encuestadoras, el resultado aún no está definido, aún más teniendo en cuenta la cantidad de electores indecisos y los que declararon su intención a anular o votar en blanco.
Según los sondeos divulgados hoy por Datafolha, tomando el total de votos, Dilma obtuvo el 48% y Aécio el 42%, 5% se declararon indecisos y otros 5% pretenden votar en blanco o anular el voto. En los de Ibope Dilma alcanzó el 49% contra el 41% del tucano, hay 3% de electores indecisos y 7% que pretenden anular o votar en blanco.
Los índices de popularidad del gobierno y de rechazo de los candidatos confirman tendencia
El índice de rechazo es uno de los que más señalan las posibilidades de crecimiento de un candidato. En este sentido, lo que muestran son los espacios acotados que tiene Aécio Neves. Datafolha señala que el rechazo de Aécio alcanzó el 41% de los entrevistados –en dos semanas subió siete puntos (era de 34%). A su vez, Dilma tiene un 37% de rechazo en el electorado, seis puntos menos de lo que tenía hace dos semanas (43%). Ya según Ibope, el rechazo del tucano subió de 35% al 42% del electorado en una semana. Mientras tanto, la candidata del PT se mantuvo en 36%.
El gobierno Dilma llegó al índice de popularidad más alto desde las manifestaciones de junio de 2013, aunque aún por debajo de lo que tenía previamente. Según Datafolha, el 44% de los entrevistados consideran la administración de Dilma “buena o excelente”, el mayor nivel desde junio de 2013, cuando la aprobación de Dilma cayó de 57% al 30% en medio a las protestas de ese mes.
La inercia del lulismo parece primar sobre el descontento con el gobierno
Estas elecciones son una evaluación de los 12 años de mandato del PT. Seguramente nunca hubo tanto descontento con el gobierno, base sobre la que pudieron los candidatos de oposición ganar una fuerza que no tuvieron los adversarios del PT en las elecciones anteriores. Estas son quizás las elecciones más indefinidas desde la disputa entre Lula y Collor de Mello en 1989.
Si se confirman en las urnas las tendencias que vienen señalando las encuestas, será una demostración de que el deterioro de las condiciones económicas del país todavía no priman sobre el sentimiento de mejora de las condiciones de vida que sentó las bases para lo que se dió en llamar “gradualismo lulista”. Será una confirmación de que los escándalos de corrupción de Petrobrás que se han evidenciado en las últimas semanas involucrando directamente al PT no fueron más fuertes que este sentimiento gradualista, incluso porque el PSDB tiene sus propios escándalos que explicar.
La militancia petista en la recta final
En las últimas semanas el PT logró movilizar a sectores más amplios de su militancia, agitando el fantasma de que el ascenso del PSDB traería consigo un ascenso de las fuerzas más reaccionarias y de derecha de la sociedad. Por supuesto que para hacer este discurso tuvieron que esconder personajes como Sarney, Collor, Renan y Maluf, que son exponentes de la derecha que han cumplido un rol clave en la sustentación del gobierno petista, mas alá de los personajes racistas y homofóbicos como Marco Feliciano, que el PT promovió como parte de su alianza con los sectores evangélicos.
Con esto, el PT logró alentar un “voto útil” que se sobrepuso al sentimiento de descontento que alcanza a amplios sectores de la clase trabajadora y la juventud que tuvieron sus expectativas frustradas durante la última década.
Junio y el mal menor
En este marco, la apelación a un voto útil, al mal menor, sea con el objetivo de sacar al PT a cualquier costo o sea para evitar que ganen los tucanos, el sentimiento de descontento que emergió en las manifestaciones de junio de 2013 quedó escondido tras el carácter “negativo” de buena parte de los votos, sin convicción en que de hecho pueda haber un cambio significativo, al revés de la imagen renovadora que ambos candidatos intentan vender.
Todavía es temprano para anticipar el resultado, aún más después de tantos altibajos del electorado, que son también una marca de los aires de junio, de la búsqueda de algo nuevo, sin encontrarlo. Pero lo que sí se puede afirmar es que la contienda electoral, cualquiera sea el candidato que gane, dará lugar a un gobierno débil para implementar los ajustes exigidos por los empresarios para enfrentar la crisis.
La disposición a la lucha que tenga la clase trabajadora y la juventud para resistir las medidas de ajuste que están por venir es lo que definirá hasta qué punto las elecciones lograrán disciplinar el sentimiento que emergió de la mayor oleada de protesta popular desde la década de 80 en el país.
Daniel Matos
Nacido en Montes Claros, Minas Gerais, Brasil. Dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil, reside desde 2015 en Argentina colaborando con la dirección del PTS. Miembro del consejo editorial de Esquerda Diário y de la revista Estrategia Internacional. Coautor del libro Questao negra. Marxismo e classe operaria no Brasil, Ediciones Iskra, 2013.