Hace apenas una semana se dio inicio formal a las sesiones legislativas. Casi estamos acostumbrados a encontrar variedad y calidad en los proyectos que presentan los diputados y senadores de los diferentes partidos políticos. Sin embargo, el proyecto presentado por la diputada nacional Soria, tiene amplias posibilidades de ser el más retrógrado del año.
Jueves 10 de marzo de 2016
Soria elaboró lo que denominó un proyecto para que se reconozca la identidad a los no nacidos.
Aparentemente esta futura ley es necesaria ya que en la actualidad los datos estadísticos respecto de las muertes fetales que se inscriben en el Registro de las Personas es bastante limitado. Es decir el registro interviene solamente en los casos en los cuales el feto que haya nacido muerto cumpla con determinados parámetros médicos, como por ejemplo tiempo de gestación, peso, talla, todos elementos que se corresponden, en la mayoría de los casos, con un bebé a término.
Para la diputada Soria, y los diputados del FpV que apoyan su proyecto, con eso no alcanza, es necesaria esta ley para tener un dato certero de los fetos que nacen sin vida. Y para cumplir con este objetivo, qué mejor que promover un registro donde queden asentadas todas las defunciones fetales, sin importar la edad gestacional, ni el peso del embrión o feto. En su teoría esta información ayudaría a diseñar políticas de salud pública destinadas a evitar estas muertes. El proyecto apunta a que el Estado y la sociedad en su conjunto reconozcan la identidad de quien fallece en el vientre materno, registrándolo con el nombre y apellido que hayan elegido sus padres y no como N.N.
Ahora bien, pongamos por ejemplo que una mujer curse un embarazo de 16 semanas producto de una violación. Y que entonces decida realizarse un aborto no punible, es decir un aborto legal en un hospital público. ¿Debería entonces ponerle nombre y apellido a ese embrión producto del acto brutal que sufrió?
¿Qué sentido puede tener para una mujer que tiene una enfermedad que pone en riesgo su vida, hacerla pasar por el terrible dolor de tener que abortar, y encima darle entidad de persona a un embrión que sin ella no podrá vivir?
Utilizando la excusa de preocuparse por los no nacidos, ocultan su verdadero objetivo que es seguir obstaculizando el tratamiento de la ley por el aborto seguro, legal y gratuito.
Hace diez años que las mujeres estamos esperando que se promulgue esa ley. Ni siquiera se ha conseguido que la discusión llegue al recinto gracias a la complicidad del Frente para la Victoria y Cambiemos.
Si el objetivo es evitar muertes fetales, deberían empezar entonces por ocuparse de la salud de las mujeres embarazadas. Por ejemplo, no desmantelar el Programa de Salud Sexual Procreación Responsable. O asignar las partidas presupuestarias necesarias para contar con un sistema público de salud que responda a las verdaderas necesidades.
Porque es necesario resaltar que las mujeres que mueren por abortos clandestinos, o por embarazos de riesgo, o por ser niñas y no poder afrontar con su cuerpo mal alimentado un embarazo de 9 meses, son siempre las mujeres de los sectores más vulnerables.