La dirección sindical de docentes de Nueva York (United Federation of Teachers) está presionando para que se apruebe rápidamente un acuerdo para un nuevo convenio. Sin embargo un sector de base del sindicato llama a rechazarlo y dice que hay que prepararse para luchar.
Viernes 23 de junio de 2023 14:40
Cinco años después de obligar a sus profesores a aceptar recortes en la cobertura sanitaria, la ciudad de Nueva York ofrece ahora un aumento por debajo de la inflación. Es más, el departamento de educación está buscando formas de eludir una nueva ley estatal que pone límites a la cantidad de estudiantes por clase. Sin embargo, la dirección de la Federación Unitaria de Profesores (UFT) está presionando para que se apruebe rápidamente un acuerdo provisional que los negociadores alcanzaron el 13 de junio. Keegan O’Brien, es miembro de un sector de base del sindicato llamado MORE-UFT (Movement of Rank and file Educators), que llama a votar NO y explica cómo prepararse para la huelga y luchar por más.
Reflexionemos sobre lo que han significado estos tres últimos años para un profesor de la escuela pública de Nueva York. Las interminables horas de planificación y ajustes de última hora. La lucha por estar y apoyar a nuestros estudiantes durante una pandemia mundial sin precedentes. Estar obligado a asumir una docena de funciones diferentes para los que nunca firmamos el acuerdo previo. El aumento vertiginoso de los alquileres y los gastos de manutención, que está haciendo que muchos de nosotros nos vayamos de la ciudad o nos alejemos del lugar donde trabajamos. Una deuda estudiantil aplastante que, en el caso de los nuevos profesores, nos ahoga literalmente. Sobrevivir a unos administradores [supervisores distritales, NdT] con un poder incontrolado, que acosan, menosprecian e intimidan a los profesores hasta la sumisión, sin rendir cuentas. El incontable tiempo y energía que hemos sacrificado por un trabajo que da tan poco a cambio. Me enfurece cada vez que oigo a otro compañero o compañera de trabajo hablar de tener que aceptar un segundo y un tercer empleo para poder pagar el costo de la vida en una de las ciudades más caras del mundo; de sacrificar un tiempo precioso con sus hijos porque les han obligado a hacer más trabajo no remunerado; de ahogarse en créditos mientras se desmorona el sueño de un futuro mejor que nos vendieron a todos.
Hace tres años, éramos trabajadores esenciales de primera línea, héroes que hacían funcionar esta ciudad. Ahora, apenas valemos el 3% [en relación al aumento ofrecido, NdT]. Pero nuestro valor es tanto más de lo que nos ofrece este contrato. Sí, hay algunas cosas decentes, la ciudad sabía que no podía salirse con la suya sin darnos nada, por lo que nos salpican con algunas concesiones para hacer que parezca que se preocupan: un bono, una reducción en el tiempo que se necesita para ascender en la escala salarial. Estas victorias son importantes y las merecemos. También tenemos que ser honestos con nosotros mismos: los aumentos anuales por debajo de la inflación del 3%, incluso con bonificaciones, palidecen totalmente en comparación con lo que los profesores necesitan y merecen desesperadamente en el panorama económico actual, y esencialmente equivalen a un recorte salarial con respecto a años anteriores. Lo que es significativo sería igualar o superar la inflación y así irían mucho más allá de los efectos de las bonificaciones temporales que además pueden eliminarse en futuros contratos.
Hay otra manera. Votar NO no es sólo una declaración simbólica. No se trata de quejarse y pedir a otro que lo arregle por nosotros. Se trata de decir que es posible y necesario un sindicalismo fundamentalmente diferente. Quiero que se tomen un momento e imaginen conmigo. Imaginen cómo sería si nuestros dirigentes sindicales se deshicieran de los acuerdos de negociación no pactados y eligieran el camino de la negociación abierta y transparente, permitiendo que todos y cada uno de los afiliados fueran plenamente conscientes desde el principio de cómo ha sido este proceso, en lugar de que se los mantuviera en la oscuridad mientras las decisiones las tomaban los de arriba a puertas cerradas. Imaginemos que la dirección de nuestro sindicato hubiera escuchado el sentimiento abrumador de los afiliados de que el aumento salarial era su máxima prioridad y, desde el principio, hubiera dejado claro a la ciudad que los aumentos acordes con la inflación eran nuestro comienzo.
¿Y si, en lugar de tirar inmediatamente la toalla y ceder a la "negociación estándar", una "norma" inventada por la ciudad para controlar y restringir las demandas de los trabajadores organizados, nuestro sindicato hubiera dicho "vamos a romper esta tendencia"? Imaginemos lo que eso habría hecho para activar a nuestros afiliados y hacernos sentir que nuestra voz, nuestra participación, importaba realmente en el resultado de esta campaña. Tal vez entonces, más miembros de base habrían sentido que se trata de una lucha real por la que vale la pena luchar, en lugar de un espectáculo mediático orquestado y estrechamente controlado, diseñado para crear la ilusión de un cambio en lugar de una participación significativa de las bases.
Pero el resultado no es definitivo; aún tenemos la oportunidad de escribir el siguiente capítulo de esta lucha. Votar NO significa enviar un mensaje a la ciudad y, lo que es igual de importante, a la dirección de nuestro sindicato: sabemos lo que valemos y estamos dispuestos a luchar por ello. Tomémonos un momento para ampliar nuestras miradas y ver más allá de los límites del feudo del alcalde de Nueva York, Eric Adams. Nos lo debemos a nosotros mismos, a nuestros hijos, a sus familias, aprender lo que han hecho los profesores en Chicago y Los Ángeles. Han tenido el valor y la tenacidad de desafiar a las direcciones burocráticas atrincheradas, recuperar sus sindicatos y convertirlos en máquinas de lucha de base que se organizan sin reparos en favor de los docentes y de las comunidades a las que servimos. Han desafiado la sabiduría convencional, han quebrantado leyes injustas, se han enfrentado al vilipendio en todos los frentes, han cultivado lazos inquebrantables de solidaridad entre educadores, estudiantes y padres, y han construido un movimiento de docentes de base, aliado con las comunidades, que se ha declarado en huelga (¡muchas veces!) y, al hacerlo, ha transformado el panorama político nacional de la educación pública y el sindicalismo docente. United Teachers Los Angeles (UTLA) y Chicago Teachers Union (CTU) nos muestran que otro modelo de sindicalismo es posible y que puede funcionar.
Votar NO significa estar dispuestos a comprometernos en esta lucha. Para que las futuras negociaciones tengan alguna influencia, tenemos que demostrar, de palabra y de hecho, que estamos dispuestos a utilizar la única arma que tenemos como trabajadores organizados: nuestra capacidad de cerrar el sistema escolar mediante la retención de nuestra fuerza de trabajo, sí; la capacidad de ir a la huelga. Ahora es el momento de mantener conversaciones directas y honestas. Es absolutamente imposible que mejoremos radicalmente nuestras condiciones de trabajo como docentes y las condiciones de aprendizaje de nuestros alumnos sin ir a la huelga. La capacidad de ir a la huelga y retener nuestro trabajo es, sin lugar a dudas, la herramienta más eficaz utilizada por los trabajadores para generar cualquier tipo de cambio político o social; la jornada de ocho horas, la formación de sindicatos, las leyes sobre el trabajo infantil, las prestaciones sanitarias, la limitación del número de alumnos por clase, todo ello se consiguió gracias a la voluntad de ir a la huelga de los trabajadores organizados.
Hay que romper las leyes injustas. Francamente, no hay forma de evitarlo. Ningún movimiento social en la historia de este país ha logrado nunca un cambio político sin desafiar las leyes injustas. A menudo, es sólo a través de un movimiento organizado para romper esas leyes a escala masiva y coordinada que la opinión pública cambia y las políticas son arrojadas al cubo de basura de la historia donde pertenecen. La Ley Taylor (acta que define los derechos y restricciones del empleado público en EE.UU.) ya se ha quebrantado antes: nuestro sindicato se formó mediante huelgas ilegales que desafiaban las leyes de los sindicatos.
Votar NO significa declarar a nuestros dirigentes sindicales que el momento de comenzar los preparativos para la posibilidad de una huelga es AHORA. Eso significa reuniones de organización públicas en todo el municipio y en toda la ciudad, donde los miembros puedan participar de manera significativa y contribuir a la discusión sobre la estrategia y votar democráticamente sobre los próximos pasos, no eventos estrictamente controlados donde la información se transmite desde arriba hacia abajo. Significa deshacerse de los acuerdos de negociación colectiva y llevar a cabo un proceso de negociación abierto y transparente. Significa tomarse el verano para organizar asambleas con padres, estudiantes y miembros de la comunidad para empezar a construir solidaridad y un plan de acción compartido. Significa organizar piquetes, paros, manifestaciones y concentraciones en todas las escuelas en otoño para que podamos movilizarnos y estar preparados para aumentar la presión. Y sí, significa organizar fondos de huelga AHORA para que los miembros puedan ser apoyados financieramente si de hecho vamos a la huelga. Significa que Mulgrew declare públicamente que está dispuesto a afrontar las consecuencias de desafiar la Ley Taylor, incluyendo la cárcel si es necesario, para conseguir las reivindicaciones de nuestra huelga.
Durante más de dos décadas, la dirección de nuestro sindicato ha capitulado ante el salto en el lucro privado de la educación pública, aceptando contratos que han debilitado nuestro poder en el lugar de trabajo y, a su vez, nuestra influencia. Ahora tenemos la oportunidad de decir: basta. Este es nuestro momento para decirle al Alcalde, los directivos y supervisores, al Departamento de Educación, y a todos los administradores que se han acostumbrado a pisotear a los maestros, que esos días han terminado oficialmente. Se trata de nuestra dignidad y respeto como educadores. Las palabras de Martin Luther King, que fue asesinado mientras apoyaba a los trabajadores de la salud negros en huelga en Memphis, Tennessee, suenan tan ciertas hoy como hace sesenta años: "El cambio no viene rodando sobre las ruedas de lo inevitable, sino que llega a través de la lucha cotidiana. Por eso debemos enderezar nuestras espaldas y trabajar por nuestra libertad. Un hombre no te puede montar a menos que tu espalda esté doblada".
El presente artículo fue publicado originalmente en inglés en el sitio Tempest, y reproducido en Left Voice.