Luego de la conferencia de prensa del ministro de Educación el lunes 16, crece la bronca y preocupación de las y los docentes ante la suspensión de las clases pero con los y las trabajadoras de la educación en las escuelas. Algunas opiniones sobre esta medida contradictoria.
Martes 17 de marzo de 2020 14:05
Desde el lunes 16 de marzo se suspendieron las clases en todo el país. Si tomamos en cuenta el AMBA (la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense), esta medida involucra a más de medio millón de docentes y decenas de miles de estudiantes en todos los niveles.
La salud pública se encuentra en crisis hace muchos años, y ante esta pandemia los años de desinversión saltan a la vista. El presidente Alberto Fernández durante el fin de semana explicó que las medidas que se están tomando buscan evitar el colapso el sistema de salud, pero lo que no dijo es que se mantienen la falta de insumos y los problemas estructurales de hospitales, sanatorios y otros centros de atención de la salud a través de todos los gobiernos.
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Desde Florencio Varela, la docente L. expresó que “en el jardín en el que trabajo hubo descontento por parte de mis compañeras y se lo hicieron saber a los directivos desde temprano. Yo las reuní y les mostréun video con testimonios de los vecinos de Florencio Varela
A todas mis compañeras les impactó mucho y después de verlo decidimos que no estaban dadas las condiciones para permanecer en el jardín”,
V., docente de Lomas de Zamora, planteó que “en la escuela secundaria donde trabajo nos querían hacer ir a todos y todas las docentes. Nos opusimos porque consideramos que no tenemos las condiciones de sanidad necesarias para esto. ¡En la escuela hay solo un frasco de alcohol en gel!”.
Como en gran parte del AMBA, la preocupación de muchos docentes también está puesta en el acceso a estos derechos preventivos para la comunidad de las escuelas, especialmente en los barrios más pobres. Allí se concentran gran parte de quienes están condenados a trabajos en negro o precarios, sin derechos laborales.
También desde Lomas M. comenta: “Yo trabajo en escuelas en Villa Fiorito; el lunes me llamó la atención que parece que esta política de prevención no es real. Allá los padres no pueden parar y guardarse, tienen que ir a laburar. Lo único distinto es que solo los chicos no tienen escuela, y se nota mucha preocupación en la comunidad”.
Otra docente del mismo distrito dijo que “si cada uno cuida lo suyo sin pensar socialmente en lo que está por venir, desde luego que la población más vulnerable lleva las de perder. El gobierno debe trabajar en conjunto para pensar en posibles medidas a aplicar en estos sectores. Llevamos la ventaja de que ya hay países que pasaron por esto como para tomar modelos y anticipar el desastre. Pero hoy la gente fue a trabajar amontonada en los trenes por la falta de servicio”.
Este fue otro de los puntos más alarmantes de la jornada del lunes, mientras llegaban los videos de usuarias y usuarios del transporte público mostrando el hacinamiento -en especial en el tren Roca, que redujo su frecuencia a la de los días domingos por refacciones en la estación Constitución-.
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Mención aparte merecen los sindicatos, que como dijo el ministro Trotta acordaron con el gobierno en esta resolución. Una docente de Varela comentó: “¿dónde están todos los gremios? Nos están haciendo circular de una escuela a la otra ¿para qué? Parece ya un manoseo asqueroso... se les ha hecho carne a todos los gobiernos el maltrato. En los grupos de mis escuelas vi que todos se preguntan esto.” V. de Lomas planteó al respeto que “el sindicato debería intervenir para que las condiciones de salubridad se cumplan y no exponernos a las y los docentes”.
Ante la pandemia que avanza a nivel mundial, quedan expuestos muchos de los problemas estructurales que golpean a las y los trabajadores en Argentina. Los empleos basura, la decadencia del sistema público de salud, y las pésimas condiciones de higiene en las escuelas -en las que los insumos básicos de limpieza que entrega el Estado jamás alcanzan para todo el año escolar y muchas veces se compran desde las cooperadoras en las que aportan docentes y la comunidad educativa- insumos básicos como lavandina… ¡ni hablar del alcohol en gel!.
Ante la crisis sanitaria se necesita inversión urgente en test, máscaras de oxígeno, respiradores y para investigar las vacunas contra este virus, agregar camas sin que esto implique mayor peligro de infección, y adecuar los destruidos centros de salud para enfrentar la pandemia.
Que los grandes empresarios pongan todos los recursos y que el Estado centralice la salud -incluyendo clínicas privadas, cadenas de farmacias y laboratorios- bajo control de sus trabajadores, desconociendo la deuda ilegal e ilegítima para que todos esos millones vayan a nuestras verdaderas necesidades. Esto es fundamental para que una situación de emergencia como esta no sirva para llenar los bolsillos de laboratorios y farmacéuticas, y que todos los insumos disponibles estén al servicio de la población.
Tenemos que pelear, organizándonos desde cada escuela, y coordinar con las familias y otros trabajadores como los de la salud para dar una salida para el conjunto de los trabajadores y sectores populares y desarrollar comisiones propias de salud e higiene que controlen las condiciones sanitarias y también den cuenta de todas las necesidades de la comunidad educativa.
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El Estado debe garantizar licencias pagas para todos los trabajadores en blanco o precarios y decretar la prohibición de suspensiones y despidos, así como un subsidio a todo aquel trabajador por cuenta propia que se vea afectado. Los trabajadores precarios como los del Plan Fines deben cobrar sus salarios y tener cobertura de obra social.
Ante la desidia demostrada hasta el momento, es fundamental que el Estado provea de viandas de calidad. Hoy provee de un magro presupuesto de $37 por chico con el que las trabajadoras auxiliares hacen malabares para alimentar a decenas de miles de niños, niñas y adolescentes, que en muchos casos es la única comida que recibirán en el día. Un agravante de esta situación es la falta de gas en muchas escuelas, que hace que directamente ya no se pueda garantizar siquiera un plato de comida caliente, factor que con la llegada del invierno se agrava. Es urgente el aumento inmediato del valor del cupo de comedor con una dieta acorde a las necesidades de desarrollo y la salud de nuestros alumnos. En distritos como Berazategui la falta de agua potable es un agravante que debe resolverse de inmediato.
Es necesario que este programa lo tomen en sus manos las centrales sindicales como la Ctera y la CTA. Las y los docentes tenemos la fuerza, junto con otros trabajadores, para imponer nuestras demandas.