Acercamos a las y los lectores de Ideas de Izquierda la traducción de dos artículos publicados recientemente en la prensa francesa. Uno en el tradicional diario Le Monde, “Scission ou exclusion? Le NPA secoué par une importante crise interne”, y otro en la revista política semanal Marianne, muy conocida en Francia, “Scission au NPA: la direction accusée de ‘droitiser’ le parti”, dando cuenta de los debates de cara a la política de la dirección del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y la expulsión de la Corriente Comunista Revolucionaria - Révolution Permanente, que representa casi un tercio del partido. En este sentido cabe aclarar que Le Monde difunde una cifra vieja del 11 % en 2018 cuando la plataforma integrada por la CCR contaba con 137 firmantes; actualmente son más del doble (casi 300 militantes de 34 comités del NPA) los militantes expulsados que firman el llamado a construir una nueva organización revolucionaria de un partido de alrededor de 1.000 militantes.
¿ESCISIÓN O EXCLUSIÓN? EL NPA SACUDIDO POR UNA GRAN CRISIS INTERNA
A menos de un año de las elecciones presidenciales, el partido de extrema izquierda se está desprendiendo de una de sus tendencias más importantes.
Abel Mestre, Le Monde
Se trata de una ruptura que se viene gestando desde hace varios meses. Desde la noche del jueves 10 de junio, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA, heredero de la Liga Comunista Revolucionaria, de la que Olivier Besancenot es el principal portavoz) se desprendió de una de sus tendencias de oposición, la Corriente Comunista Revolucionaria-Revolución Permanente (ala izquierda, 11,05 % en el último congreso de 2018). Hablar de este tema implica el uso de formulaciones demasiado sutiles. De hecho, Revolución Permanente asegura en un texto que 296 militantes han sido “excluidos” de la organización. El NPA lo niega enérgicamente. “No es una cuestión de exclusión, ni individual ni colectiva”, dice Julien Salingue, miembro de la dirección, que reconoce tensiones internas,“es la salida de una corriente que teatraliza esta decisión”.
En su comunicado de prensa publicado el jueves por la noche, Révolution Permanente considera que “como muy a menudo en la historia de las exclusiones políticas, quienes las practican no lo reconocen. La realidad sigue siendo, sin embargo, la de un largo proceso de exclusión orquestado de principio a fin por el núcleo central de la mayoría dirigente desde hace más de un año”. Cuestionan la línea política del NPA, que se ha vuelto “de derecha” y que ha abandonado el proyecto revolucionario. Como reacción, llaman a la creación de un “partido revolucionario de trabajadores/as”.
“La dirección histórica del NPA, heredera de lo que queda de la dirección de la antigua Liga Comunista Revolucionaria, es cada vez más minoritaria [...] –escriben los opositores–. Esta misma dirección se ha embarcado en un giro a la derecha, hacia una política de compromiso con la izquierda institucional, del que las listas para las elecciones regionales en Nueva Aquitania y Occitania (donde el NPA está aliado con La France Insoumise) son un anticipo de un giro para el cual la existencia de un ala izquierda fuerte, opuesta a que el NPA se convierta en una especie de sucursal de La France Insoumise, constituye un obstáculo”.
Para la dirección, Révolution Permanente se apartó de la organización, adquiriendo una autonomía cada vez más fuerte. “Tenían un pie dentro y otro fuera. Tenían sus propios medios de comunicación, su organización estudiantil (Le Poing levé) y su organización feminista (Du pain et des roses), cuyas intervenciones no se discutían entre nosotros”, continúa Julien Salingue.
Sobre todo, Révolution Permanente tiene su propio líder, Anasse Kazib. Este trabajador ferroviario, miembro del sindicato SUD-Rail, es una personalidad mediática: partidario del movimiento de los “chalecos amarillos”, fue durante un tiempo columnista de “Grandes Gueules” en RMC. También es uno de los compañeros de ruta de QG-Le média libre, el medio online lanzado por la periodista Aude Lancelin.
Kazib se declaró “precandidato” a las elecciones presidenciales de 2022 en abril, fuera del foro previsto para ello. “Querían forzar las cosas y fracasaron. Tomaremos nuestra decisión en una conferencia nacional los días 26 y 27 de junio. Discutiremos la orientación y el perfil político que debe tener esta candidatura”, dice Salingue. Philippe Poutou, que fue candidato en 2012 y 2017, podría volver a presentarse por tercera vez.
El hecho es que esta crisis es un golpe para el NPA. En el último congreso, en 2018, reivindicaron a unos 1.500 afiliados, según las cifras dadas por la dirección. En 2009, cuando se lanzó, el Nuevo Partido Anticapitalista pretendía ser “el partido de los 10.000” afiliados. Pero el surgimiento concomitante del Frente de Izquierda (que entre 2008 y 2015 reunió al Partido de Izquierda y al Partido Comunista) y luego de La France Insoumise desde 2016 ha pesado sobre la izquierda de la izquierda. Estas estructuras ofrecían una salida política y una dinámica, incluso cuando las diferencias fundamentales con el NPA se desvanecían.
DIVISIÓN DEL NPA: LA DIRECCIÓN ES ACUSADA DE “DERECHIZAR”EL PARTIDO
Revista Marianne, 11/06/2021
El NPA, fundado en 2009, está a punto de implosionar. 300 opositores a la actual dirección se dividen ahora para impulsar la candidatura de uno de los suyos a las elecciones presidenciales, Anasse Kazib, y defender un proyecto revolucionario “puro”.
“Un largo proceso de exclusión” es como 296 militantes del NPA explican su salida del partido creado en 2009 por Olivier Besancenot para suceder a la Ligue Communiste Révolutionnaire. Tras meses de discordia con la dirección, acusada de querer transformar el partido en una sucursal de La France Insoumise de Jean-Luc Mélenchon, cerca de 300 militantes abandonan el barco hacia nuevos horizontes revolucionarios.
Estos activistas son los de la rama “Revolución Permanente”, que es tanto una corriente ideológica como un medio de comunicación online muy leído en la izquierda. Fervientes defensores de los chalecos amarillos, sus partidarios quieren acompañar a la “nueva generación militante, desbordante de radicalidad y en busca de una alternativa política que sostenga esta radicalidad” que habría aparecido desde 2016, según explican en el texto que oficializa esta separación. Según ellos, la estrategia de la dirección del NPA iría en contra de este horizonte revolucionario.
De forma más prosaica, esta ruptura se produce en un momento en el que un miembro de esta corriente, Anasse Kazib, anunció a principios de abril su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2022. Marianne lo ha presentado recientemente: “ferroviario, militante marxista y sindicalista en SUD Rail, fue una figura del movimiento de 2018 opuesta a la apertura a la competencia [que favorece el avance de la privatización en el ferrocarril, NDT] y al fin del estatuto de ferroviario”. Antiguo “bocazas” en RMC[en alusión a su participación como panelista en el programa “Grandes Gueules”, NdT], es invitado en plataformas televisivas como el TPMP de Cyril Hanouna, para ofrecer la réplica a la extrema derecha. Para los partidarios de “Revolución Permanente”, él encarna esta nueva ola militante radical que debe ser alentada.
"Compromisos" con La Francia Insumisa
En contraste con este proyecto de partido cercano a la base, la dirección del NPA es acusada, de nuevo en este texto, de llevar “una política de compromiso con la izquierda institucional”. Ponen la mira en las alianzas del NPA con La France Insoumise (LFI) en dos regiones para las elecciones regionales. En Nueva Aquitania, Clémence Guetté, es candidata bajo las etiquetas LFI, NPA y Comunistas y en Occitania LFI y el NPA también se han unido detrás de Myriam Martin para defender una “izquierda combativa”. Para los firmantes, estas alianzas constituyen un “punto de inflexión”. Además, están conspirando más allá de este círculo. Este viernes 11 de junio, el portavoz del NPA Gironde, Laurent Delage llamó oficialmente a votar por la lista Lutte Ouvrière, contra la lista firmada LFI-NPA...
Los miembros refractarios también acusan a la dirección de haber hecho todo lo posible para provocar esta ruptura, para evitar convertirse en “minoría” dentro del partido. En declaraciones a Le Monde, la portavoz nacional Christine Poupin, cercana a Olivier Besancenot, asume en julio de 2020 “que hay que asumir sobre la separación de hecho en lugar de perjudicarse mutuamente”.
"Asumir la separación de hecho"
En octubre, tras una tormentosa reunión, los militantes de la rama aún mayoritaria del NPA habían elaborado una lista de dificultades atribuidas a la rama disidente: “debates imposibles (incluso invectivos), ausencia de elaboración común, sustituida por el reparto de puntos buenos y malos para saber quién sería revolucionario y quién no, ruptura de la solidaridad militante y financiera, afirmación pública de las diferentes corrientes en competencia con las apariciones y los medios del NPA”.
El NPA, que ha bajado a 2.000 afiliados en 2018 mientras que decía tener 10.000 en su creación en 2009, vive con esta escisión un nuevo episodio doloroso mientras lucha por existir desde 2017 y la candidatura de Philippe Poutou que había recogido el 1,2% de los votos. Tales son las dificultades que la corriente trotskista representada en Francia por el NPA pero también Lutte Ouvrière estaría a punto de desaparecer, según el periodista Laurent-David Samama. En 2019, mientras el movimiento se ausentaba de las elecciones europeas, explicaba a Marianne que “la época les contradice tanto que no tienen ni fondos ni valor para liderar la lucha de las urnas”.
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