La fiebre por el dólar no se detuvo y se confirmaron los datos que muestran la peor cara de la crisis. Millones de personas sin trabajo y una suba de la desigualdad. La semana próxima se conocerá el nivel de pobreza del primer semestre. Ante la debacle actual, es posible otra salida.
Mónica Arancibia @monidi12
Viernes 25 de septiembre de 2020 20:55
Los reproches cruzados entre los miembros del gabinete económico por las medidas tomadas de restricción del dólar continuaron esta semana. Pesce, presidente del Central, Cecilia Todesca y Martín Guzmán son algunos de los involucrados. Nadie quiere hacerse cargo de la sangría de dólares que obligó al Gobierno a poner un nuevo parche para evitar que las reservas sigan en caída libre.
Entre las tensiones por el billete verde el Indec confirmó el derrumbe de la economía (superior a la caída del 2002), y la peor cara de la crisis, un aumento de la desocupación con destrucción del empleo y una suba de la desigualdad, que adelanta que la pobreza también tendrá un salto alarmante. La semana próxima el organismo oficial publicará los datos del primer semestre del año.
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El ministro de Economía presentó en el Congreso el Presupuesto 2021, una hoja de ruta que adelanta el sendero de ajuste para el año próximo. Eso sí no fue “sarasa”, los gastos pasaron por la tijera y serán los que analizará en detalle el FMI en octubre que según publicó Marcelo Bonelli en Clarín la auditoría sería presencial y Luis Cubeddu y Julie Kozac del Fondo estarían en Buenos Aires el 5 de octubre. Habrá una nueva misión en la segunda quincena de noviembre.
Dólar y devaluación
La vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, declaró que las medidas sobre el mercado cambiario se tomaron para evitar una devaluación, y consideró que es necesario trabajar en la estructura productiva y poder exportar más. Sin embargo, las exportaciones están en descenso.
El documento de trabajo “Restricciones al desarrollo en la Argentina actual: el comercio exterior y la cúpula empresarial” de Eduardo Basualdo y Andrés Wainer advierte sobre los efectos de la pandemia en el comercio exterior.
Al momento de realizar el documento aún se estaban desarrollando los efectos comerciales en el país de la crisis mundial, pero se puede adelantar una aproximación con lo sucedido entre enero y julio, aclara el autor.
Wainer sostiene que “no caben dudas que las exportaciones no serán en 2020 un componente expansivo de la demanda agregada ni servirán como fuente para incrementar el ingreso de divisas a la economía argentina. Ello afecta la perspectiva de crecimiento del país por dos vías: las ventas externas no traccionarán mayores niveles de producción y no contribuirán a generar un mayor alivio en la balanza de pagos”.
Según el autor, “el equilibrio en el balance de pagos se lograría nuevamente a partir de la contracción en el nivel de actividad, con el agravante que en esta ocasión el escenario de crisis mundial abierto por la pandemia dejará poco margen para aplicar políticas fuertemente expansivas, no sólo por problemas de déficit presupuestario sino en tanto estas tenderían a incrementar aceleradamente las importaciones sin una contrapartida equivalente por el lado de las exportaciones. Es decir, el actual equilibrio en el balance de pagos es incompatible con una recuperación más o menos rápida y significativa del producto interno bruto”. Por el momento, el superávit comercial se mantiene por la fuerte caída de las importaciones, pero como advierte Wainer las exportaciones no impulsarán el crecimiento económico.
Los dólares escasean y las patronales agrarias guardan sus cultivos. Según un informe de Ieral hay un remanente de soja en los silobolsas por el equivalente a 6,5 mil millones de dólares. Es uno de los sectores que se beneficiaría de una devaluación.
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¿Los parches del Gobierno serán suficientes para evitar un nuevo salto del tipo de cambio? Hay especialistas que advierten que no alcanzarán. El banco de inversión Barclays adelantó a sus clientes que en Argentina “una devaluación puede resultar inevitable”. La historia puede volver a derivar en una devaluación, que acelerará la inflación. Las consecuencias serán un nuevo saqueo a los salarios ya golpeados.
Lo más vulnerables
La desocupación trepó al 13,1 % en el segundo trimestre del año, pero ese dato no alcanza para conocer la situación crítica. Hubo una gran caída de los ocupados de un trimestre al otro. La cantidad de desocupados se mantuvo estable porque muchos pasaron a ser considerados inactivos al no poder buscar trabajo durante la cuarentena.
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Luis Campos, abogado y coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma señaló en el programa Se Tenía que Decir que el informe del Indec muestra "un salto muy importante de la desocupación, quizá el más importante respecto de la crisis de 2001-2003".
Un informe de Claudio Lozano, director del Banco Nación, indicó que la desocupación no fue tan elevada porque se produjo también un fuerte descenso de la tasa de actividad, que implicó que casi 3,7 millones de personas dejaran de buscar trabajo. “Si eso no hubiera ocurrido, la tasa de desocupación habría llegado al 29,1 %”, advierte el documento.
El impacto fue mayor en los sectores más vulnerables. El informe detalla que “del total de 3,7 millones de puestos de trabajo que se destruyeron, el 56,6 % está explicado por los asalariados informales, seguido por la caída de los trabajadores por cuenta propia que explican el 31,6 %”.
Fotografía: César Gómez
“Este derrumbe laboral adelanta el panorama que en términos de aumento de la pobreza y la indigencia tenemos hoy en la Argentina”, agregó Lozano.
Los que trabajan en la informalidad, hacen changas son los que se quedaron sin ingresos. Solo algunos de ellos pudieron cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia que fue de $ 5.000 por mes desde que comenzó la cuarentena y que ya el Gobierno sostuvo que va a eliminar para el año próximo. ¿Cómo sobrevivirán esas familias? Las tomas de tierra como en Guernica son una muestra de esos hogares que se quedaron sin ingresos, sin la posibilidad de trabajar y que ya no pueden pagar un alquiler para vivir. Exigen su derecho a la vivienda.
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Es necesario avanzar en una coordinación entre ocupados y desocupados y en un programa que sea tomado por los desocupados por una solución de fondo, como luchar por trabajo genuino.
En este contexto el Indec también dio a conocer los datos de la desigualdad. En los últimos 12 meses, subió de 20 a 25 veces la distancia de los ingresos familiares por persona entre el 10 % más rico, que se quedó con el 33,5 del total y el 10 % más pobre, que solo recibió el 1,3 % de la torta ante la caída de empleo y de ingresos. El capitalismo es una maquinaria productora de desigualdad.
La situación económica es crítica y los fríos números de la economía describen un escenario de catástrofe para las mayorías populares, pero es posible otra salida a la crisis. El Gobierno cedió a las presiones de los bonistas y a los empresarios que seguirán presionando por su pliego de demandas, más flexibilización laboral y salarios a la baja.
Es necesaria la movilización de la clase trabajadora y los sectores populares por un programa de otra clase que incluya medidas de emergencia como un impuesto a las grandes fortunas, que afecte los intereses de los que más ganaron en los últimos años, el desconocimiento soberano de la deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior.
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Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.