El domingo 5 de febrero se llevaron a cabo las elecciones seccionales para prefectos (gobernadores de provincias), alcaldes, concejales y miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y la esperada consulta popular promovida por el presidente Guillermo Lasso, con la que esperaba recuperar la iniciativa ante un Congreso fragmentado. El resultado, por el nivel escrutado, dan un duro revés al neoliberal Lasso y la derecha, y reubica al movimiento correísta en el escenario político.
Martes 7 de febrero de 2023 11:31
La “consulta popular” una derrota para Lasso
Al momento de escribir este artículo, Lasso reconocía el triunfo del NO en la consulta popular. Una clara autoderrota política ya que él mismo buscó lanzar dicha consulta para reacomodarse en momentos en que el apoyo general a su gestión ha venido en picada, y no cuenta con mayoría para aprobar sus proyectos en la Asamblea Nacional (Parlamento). Esta situación solo puede agudizar la crisis política del propio gobierno y la figura de Lasso. Más aún, si le sumamos que en las elecciones seccionales también ha sufrido una derrota, sobre todo en las provincias más importantes del país. Es así que ahora Lasso busca patear para adelante su derrota, y llama a “construir un gran acuerdo nacional”.
Ante una situación de apoyo en baja, y con una Asamblea Nacional fragmentada que le ha negado algunos de los proyectos presentados, el Presidente Guillermo Lasso apostó por presentar la consulta, y así medir el apoyo con los resultados, en una situación de deterioro por las medidas económicas, los casos de corrupción de su equipo de gobierno y familiares, y sobre todo por las movilizaciones en rechazo a su política.
Por eso se propuso una consulta popular con 3 ejes principales: “seguridad ciudadana”, “fortalecimiento de la democracia” y “proteger el medio ambiente”. En la cual hay preguntas que buscaban incrementar el poder de las Fuerzas Armadas y policiales del Estado, reducir escaños de la Asamblea, aumentar requisitos y reducir recursos a movimientos políticos, y propuestas relacionadas al medioambiente, así como la extradición. Además de fortalecer a las fuerzas represivas estatales para posibles escenarios de represión en movilizaciones y a la vez cumplir con una de sus promesas, la de “reducir el Estado”, en otras palabras, despidos y la preponderancia de libre mercado de su marcado neoliberalismo.
El resultado de la consulta popular mostró el desencanto y la decadencia de la aceptación del gobierno de Guillermo Lasso y sus medidas neoliberales, ganando el “No” en todas las preguntas, afirmando que el pueblo ecuatoriano rechaza el gobierno actual, sus medidas y resultados. A pesar de tener una tendencia irreversible el gobierno se mostraba al inicio escéptico de los resultados, publicando mensajes de que esperarían los resultados finales, pero era cantada la derrota.
Con más del 97 % de los votos escrutados el No se impuso en todas las preguntas de la consulta. La primera, que buscaba la extradición de ecuatorianos por delitos vinculados al crimen organizado internacional perdió por 51,4 % frente al 48,5 %; en la segunda que buscaba la autonomía de la Fiscalía el No obtuvo 56%; en la tercera sobre la reducción del número de asambleistas se impuso el No por 52,8%; en la cuarta para exigir a los movimientos políticos un número mínimo de afiliados ganó el No por 54%. También perdió por más del 50% en el resto de las preguntas que pretendían tanto quitar al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) la facultad de designar autoridades, como el contralor; como la modificación en la elección de los miembros del Cpccs; incorporar un subsistema de protección hídrica al Sistema Nacional de Áreas Protegidas y que “las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, puedan ser beneficiarios de compensaciones debidamente regularizadas por el Estado, por su apoyo a la generación de servicios ambientales”.
Los resultados de las elecciones seccionales, ¿una vuelta del correísmo?
El resultado de las seccionales fue otro revés para Lasso y los partidos de la derecha, con un muy buen posicionamiento de la corriente del expresidente Rafael Correa. Basta mencionar las de Azuay y Guayas, mientras en Pichincha se ratifica la gestión de la actual autoridad, Paola Pabón, y así en muchas otras regiones del país. De conjunto, el correísmo se posiciona en 9 provincias del país, entre ellas, las 3 más pobladas, ganando también 61 alcaldías, como Quito y Guayaquil, centro económico de Ecuador.
El correísmo y otros partidos y movimientos apuntaron a posicionarse en los puestos de alcaldías, prefecturas, entre otros. En ciudades como Guayaquil, bastión histórico de la derecha, se obtiene un resultado que le da la victoria al candidato correista Aquiles Alvarez, tras 30 años del modelo neoliberal del Partido Social Cristiano con Cynthia Viteri como alcalde. Un personaje que continuó con el modelo de gentrificación de zonas en Guayaquil, apostando por los sectores capitalistas y marcando posturas políticas populistas en la ciudad con el mayor índice de crisis social.
Caso similar se da en la capital ecuatoriana, donde en Quito los candidatos del correísmo, Pabel Muñoz, obtiene la alcaldía y Paola Pabón obtiene la reelección en la prefectura. Aquí es de destacar que Muñoz, obtuvo la mayoría de votos en la populosa barriada de Calderón, la parroquia más grande de Quito con alrededor de 300.000 habitantes. Además, triunfó en otros sectores populares como Solanda, Turubamba, Guamaní y Quitumbe, ubicadas en el sur. Estas parroquias también tuvieron protagonismo en las movilizaciones de junio de 2022. En las barriadas donde las protestas contra Lasso y el respaldo al movimiento indígena fue evidente durante el paro de 2022, Muñoz peleó los votos con Jorge Yunda (en las elecciones del 2017, Yunda participó bajo la bandera del correísmo). En otras palabras, el correísmo se posiciona y recupera en las zonas más populares de la capital ecuatoriana.
Si bien el movimiento del expresidente Rafael Correa no es que arrasó en caudales de votos en lugares donde triunfa (entre el 30 y 40%), sí lo posiciona y les devuelve el aliento en la extensa carrera hacia las próximas presidenciales de 2025.
En un segundo lugar, detrás del correísmo, está Pachakutik, que logró consolidarse en la Sierra Centro y mantiene su espacio en la Amazonía, logrando abrirse el paso en la Costa. Gana las prefecturas (gobernaciones) de las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Morona Santiago, Napo y Santa Elena. Mantiene su hegemonía en las tres provincias centrales del país, con importante influencia indígena.
Aún varios lugares están por definirse, pero el movimiento oficialista Creo, de Lasso, a pesar de sus múltiples alianzas, solo tiene la representación provincial de Cañar, en una alianza con Sociedad Patriótica y SUMA. Por eso la derrota no solo es doble para el gobierno de Lasso, sino que lo deja en extrema debilidad.
En el caso del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, donde recientemente la Corte Constitucional destituyó a sus miembros, determinando que los consejeros incurrieron en "el incumplimiento deliberado y sistemático" de la sentencia con la que este organismo dispuso el año pasado designar al nuevo presidente de la Judicatura. Allí también los resultados de las elecciones posicionaron los candidatos propuestos por el correísmo.
Los resultados de las elecciones muestran que el correísmo se posiciona nuevamente como una tendencia política, logrando captar los votos de un país que se encuentra en una profunda crisis social y crisis económicas derivadas de las políticas neoliberales en el marco de la crisis económica mundial, y que apuntan a hacer pagar las crisis a la clase trabajadora.
Los partidarios de Correa festejaban, y el propio expresidente lo hacía desde México, marcando la tendencia que se ha venido expresando en otros países de América Latina con el retorno de gobiernos del llamado ciclo posneoliberal, como el caso de Petro en Colombia, Lula en Brasil, López Obrador en México o el propio Boric en Chile. Pero hay mucha tela que cortar, con el vecino Perú convulsionado donde la lucha de clases ocupa el centro de la situación política, y en Ecuador la tendencia de las masas ha sido de importantes rebeliones en las últimas décadas.
Una salida desde abajo
El país vive una crisis social profundizada con las políticas neoliberales, corrupción rampante con parte del equipo de gobierno, que golpean directamente a la clase trabajadora, a los pueblos originarios y demás sectores oprimidos. Esta situación capitalizada por el movimiento correísta y obteniendo los escaños en estas elecciones, se puede leer como un rechazo a las políticas de derecha y neoliberal, sin embargo, como vemos en países como Chile, donde Boric lejos ha estado de dar una salida progresiva, nada se puede esperar del correísmo.
Esta derrota del oficialismo puede envalentonar al movimiento de masas ecuatoriano, dado a rebeliones como la última protagonizada en junio del año pasado precisamente contra Guillermo Lasso, a salir nuevamente a las calles, teniendo en el espejo al convulsionado Perú. Pero la solución a los grandes problemas estructurales y que golpean a millones de las grandes mayorías trabajadores, populares, pueblos originarios, la juventud, solo puede venir desde abajo.
Por eso el enfrentamiento al gobierno neoliberal de Guillermo Lasso, solo puede venir de la movilización independiente, donde la clase trabajadora en alianza con el conjunto de los sectores populares, pueblos originarios y oprimidos, que sufren las consecuencias de las decisiones que favorecen al capital, levanten sus propios organismos de lucha y un programa para dar una solución definitiva a la miseria y decadencia que nos ofrece el capitalismo.