Reproducimos una entrevista realizada por Daniel Campione, publicada originalmente el 20 de noviembre en el portal Tramas, a Guillermo Iturbide, miembro del comité editorial de IdZ y compilador, traductor y prologuista de la antología de Rosa Luxemburg, Socialismo o barbarie, publicada por Ediciones IPS, y quien también ha participado en la traducción y edición de volúmenes de las Obras Escogidas de León Trotsky en la misma editorial (más recientemente en las traducciones del ruso de Problemas de la vida cotidiana y otros artículos sobre la cultura en la transición al socialismo). La entrevista trata sobre las especificidades del trabajo de traducción y edición, particularmente de la compilación de Luxemburg, en qué debates se busca intervenir con ese libro, sobre una obra propia relacionada con el tema que está en elaboración, sobre las innovaciones temáticas de Ediciones IPS en los últimos años, así como también sobre los planes para los próximos tiempos.
Daniel Campione es politólogo e historiador, autor de La Guerra Civil española, Argentina y los argentinos (2018), Leer Gramsci (2013), entre otros.
Ediciones IPS es una editorial de izquierda que lleva hace ya tiempo una sostenida labor, a la que cabe reconocerle su esmero en la publicación de libros encuadrados en el pensamiento de izquierda, marxista en particular, clásico y contemporáneo. La relevancia de los contenidos va acompañada de rigor y prolijidad en las respectivas ediciones, incluso en los aspectos formales.
A raíz de la muy reciente publicación de una vasta antología de textos de Rosa Luxemburg, desde Tramas hablamos con Guillermo Iturbide, parte del comité de redacción del semanario Ideas de Izquierda (IdZ). Él fue el compilador, traductor y prologuista de Socialismo o barbarie, la mencionada compilación de Rosa Luxemburg publicada por Ediciones IPS.
Las editoriales de diversas expresiones de la izquierda tienen un muy rico historial en Argentina, que arranca en el siglo XIX. Con hitos como Claridad, la profusión de sellos editoriales ligados al partido comunista, los múltiples emprendimientos de la vertiente anarquista, variados esfuerzos de corrientes trotskistas. Al día de hoy tenemos, en un sentido abarcativo de la izquierda, a Herramienta, Tinta Limón, ryr, Luxembourg, El colectivo, Sudestada, etc. ¿Cómo podría ubicarse a Ediciones IPS en ese pasado y presente de la labor editorial desde la izquierda?
Ediciones IPS es un emprendimiento impulsado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), parte del Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U). El trotskismo en Argentina tiene una tradición de estar vinculado a iniciativas editoriales de revistas de debates ideológicos y libros. Ediciones IPS existe desde hace más de dos décadas y lleva publicados más de 80 títulos y siempre buscó retomar la tradición de las editoriales marxistas. En los últimos años ha sido muy importante la interacción con una revista como el semanario Ideas de Izquierda, ya que hay relación con los debates que damos ahí. También con la experiencia de La Izquierda Diario.
Incluso un somero repaso del catálogo de IPS deja ver que lo integran muchas publicaciones de la obra de León Trotsky, incluso algunas poco o nada difundidas en castellano con anterioridad. Asimismo aparece alguna gran figura del trotskismo, como Pierre Broué. También se encuentran libros de o sobre “clásicos” por fuera de la tradición trotskista, como Flora Tristán, Antonio Gramsci, Aleksandra Kollontai. Me llamó la atención últimamente la publicación de un estudio acerca de Louis Althusser y Manuel Sacristán. Quizás una mirada trotskista “tradicional” los hubiera descartado por su cercanía a partidos comunistas ¿Hay en todo esto un propósito de ampliar la mirada, de abrir nuevos debates sobre “viejos” autores, de explorar pensadores de la segunda mitad del siglo XX que ya pueden constituirse en clásicos?
Venimos publicando hace rato libros que tienen que ver con debates marxistas actuales, más allá de lo que se percibe como temáticas más clásicas, en los que se encuadran los trabajos que mencionás, así como también contribuciones de autores como Hilary y Steven Rose o Lewontin y Levins, en la colección “Ciencia y Marxismo”. También publicamos la trilogía de Deutscher sobre Trotsky y estamos ampliando los temas hacia problemas militares, la ecología, la educación, e incluso una colección de literatura.
Observo que se da un lugar en ediciones IPS a nuevos trabajos de investigadoras e investigadores todavía jóvenes y en plena producción, en general integrados en o cercanos al Partido de los Trabajadores por el Socialismo. ¿Cómo se recorre la relación entre el encuadre político y la acción editorial? ¿Se realimentan entre sí?
Creo que la militancia política realimenta la investigación, por caso, libros como Estrategia socialista y arte militar de Emilio Albamonte y Matías Maiello, o el reciente de Esteban Mercatante, El imperialismo en tiempos de desorden mundial. Aunque no siempre hay una opinión única en los diversos temas que publicamos. En este sentido hemos desarrollado interesantes debates entre distintos autores de IdZ y de la editorial en las páginas del semanario, y en charlas debate. Por ejemplo, recientemente alrededor del libro Althusser y Sacristán, de Juan Dal Maso y Ariel Petruccelli.
De algún modo haber producido y publicado una vasta y cuidadosa compilación de trabajos de Rosa Luxemburg se vincula con todo lo anterior. Además IPS ya ha editado escritos suyos o acerca de ella, como la biografía escrita por Paul Frölich. ¿Por qué publicar a Luxemburg hoy? ¿En qué sentido sus aportes pueden orientar la reflexión y la acción revolucionaria para nuestro presente y futuro cercano?
La antología que hicimos está concentrada en sus intervenciones políticas, sobre todo en debates puntuales, muchas veces de estrategia. Para mí, Luxemburg interpela mucho sobre la práctica de la izquierda anticapitalista. Ella tiene un concepto que me parece fascinante, el de “realpolitik revolucionaria”, con el que cuestiona la pretendida división entre una política de corto plazo y el objetivo comunista que los pragmáticos consideran como algo irreal, ensoñado. Esto lo desarrolla en el debate con Eduard Bernstein en ¿Reforma social o revolución? donde demuestra que la tendencia del capitalismo a la crisis vuelve insostenible una política de buscar mantener las conquistas obtenidas por los trabajadores presionando al Estado pero sin ir más allá, en una suerte de tiempo lineal donde las reformas se acumularían hasta llegar al objetivo final socialista. Cuando debate con Karl Kautsky en 1910 sobre la huelga de masas, este le plantea que el mayor desarrollo de Occidente respecto a Rusia haría que la lucha de clases pudiera ir por carriles más pacíficos, concentrándose en la “ilustración socialista”, el crecimiento gradual y la conquista de bancas parlamentarias hasta llegar a la mayoría. Si es que alguna vez llegaba la revolución, bueno, recién ahí se echaría mano a la huelga de masas y la acción decidida. Luxemburg veía que una separación tan rígida en realidad llevaba a postergar la revolución indefinidamente y que las tensiones políticas y económicas del imperialismo harían que la clase obrera muy pronto tuviera que enfrentarse, quiéralo o no, a peleas revolucionarias para las cuales debía ir educándose en una “escuela de guerra” sosteniendo una práctica combativa en los sindicatos y los movimientos que fuera ejercitando a los trabajadores a enfrentarse al Estado capitalista y para la toma revolucionaria del poder, para lo cual las conquistas parlamentarias eran un punto de apoyo pero no un fin en sí. Yo creo que la crisis actual del capitalismo volverá a plantear para los próximos años condiciones muy convulsivas y la izquierda anticapitalista tiene que moldear en esa realpolitik revolucionaria a las generaciones que hoy salen a pelear. Esto que digo me parece que se puede aprender de las intervenciones de Luxemburg que reunimos en el libro.
Hay un texto fundamental de Rosa, “Sobre la revolución rusa” que está incluido en la compilación y que entiendo requirió un trabajo especial por su carácter de “borrador” o al menos de texto inacabado. ¿Qué importancia le asignás a ese escrito, que muchxs han considerado como parte de un enfoque “erróneo” de Luxemburg acerca de la revolución rusa y otrxs han valorado como un luminoso preanuncio de grandes problemas posteriores?
Se trata de un texto póstumo, que recién vio la luz en diciembre de 1921. Es curioso que, hasta el día de hoy, Sobre la revolución rusa ha sido considerado casi un manifiesto anti bolchevique. Lo cierto es que se trata de una defensa de la revolución rusa, y Luxemburg se consideraba una simpatizante, aunque crítica, de los bolcheviques. Se han destacado, precisamente, las críticas a los revolucionarios rusos, algunas duras. Yo creo que las críticas que hace allí Luxemburg a los bolcheviques, más allá de puntos que me parecen débiles, buscaban ser un contrapeso revolucionario en el sentido de ayudar a los dirigentes rusos a ver los peligros inherentes en opciones políticas que tomaban o podían tomar, en un momento en que la toma del poder por los trabajadores en todo un país era algo absolutamente nuevo y nadie tenía ninguna receta. Casi no había experiencias previas en las cuales basarse. En las filas de los propios bolcheviques había críticas similares. Hoy, pasados más de cien años, se ha escrito y teorizado muchísimo a partir de la experiencia de revoluciones de todo un siglo, y, de alguna manera, podemos leer todo con la visión “del diario del lunes”. La recepción de este texto ha dado lugar a una corriente de interpretación muy marcada en los últimos 30 años, particularmente en Alemania y algo en EE. UU., que me hace recordar muchísimo a las interpretaciones eurocomunistas que había sobre Gramsci en los años ’70, particularmente en Italia y Francia. En esas lecturas veo un intento similar de mostrar a ambos pensadores como una suerte de tercera posición entre la socialdemocracia y la llamada “tradición comunista” (donde no distinguen entre estalinismo y trotskismo) como una suerte de “vía democrática al socialismo” sin destruir el Estado capitalista, para combinar la democracia burguesa con algunas formas de democracia directa, como pueden ser consejos obreros. Esas interpretaciones me parece que fuerzan los argumentos de ambos, y tienden a volverlos compatibles con teorías de la “radicalización de la democracia” y el posmarxismo. Me llama la atención que todavía tengan bastante peso en el caso de Luxemburg, mientras que, respecto a Gramsci, ya han sido bastante criticadas, aunque aún tienen circulación. Creo que, en cuanto a Luxemburg, hay una intención de ver una sensibilidad antibolchevique en la mayor parte de lo que escribió, del tema que sea, y se proyecta hacia atrás la sombra del estalinismo (fenómeno que no llegó a vivir para ver), como si la revolucionaria polaca de alguna manera hubiera visto sus raíces ya en Lenin, por lo menos desde 1904. Eso me parece insostenible y lo desarrollo en el prólogo que escribí. Por otra parte, creo que las casi cien páginas que incluimos de sus textos durante la Revolución Alemana desmienten claramente esa imagen de una suerte de socialdemócrata de izquierda que se le atribuye.
Me gustaría saber cómo ha sido la experiencia de traducir del alemán y trabajar sobre los escritos de Rosa. ¿Cuáles fueron las dificultades principales? ¿Cuál evaluarías como el logro más importante en relación con esta compilación?
Lo más importante que espero haber logrado es que la traducción que hice llegue a ser lo más precisa posible con los conceptos, sobre todo los económicos y filosóficos. La tradición filosófica germanoparlante es muy minuciosa en eso y, en ese sentido, la escritura en alemán admite poca ambigüedad. En el pasado, hubo traducciones de textos de Luxemburg al inglés o francés que tuvieron problemas con eso, y sobre las cuales se hicieron algunas versiones en castellano que circulan en internet y papel. Algo que me apasionó mucho fue buscar las referencias ocultas a muchas obras literarias que aparecen en los textos, que muchas veces ni siquiera estaban señaladas en las ediciones alemanas. Las que detectamos muestran, a veces, los propios gustos de la autora, particularmente en lo que hace al período del clasicismo alemán o del romanticismo, como Lessing, Goethe, Schiller, o el poeta revolucionario de 1848, Ferdinand Freiligrath. También se notan numerosas referencias bíblicas o a los autores de la época de las guerras campesinas de la Reforma protestante, que es una tradición cercana al movimiento obrero alemán.
Tengo entendido que se halla en preparación un trabajo tuyo acerca de Rosa ¿En qué ejes buscás profundizar?
Se trata de un libro que espero publicar el año próximo, donde desarrollaré también sobre otros textos de Rosa Luxemburg que no incluimos en la antología, debates sobre críticas que ha recibido (por ejemplo, la de Gramsci), profundizar en debates sobre la revolución alemana con otras figuras que fueron sus contemporáneos, sus intervenciones en debates de la Segunda Internacional por fuera de Alemania, profundizar en sus discusiones sobre las nacionalidades y la autodeterminación, entre otras cosas.
¿Cómo imaginás el rumbo de IPS en el futuro inmediato, a la hora de enfrentar nuevos desafíos políticos e intelectuales?
Desde 2019 con la rebelión chilena, y luego, pandemia mediante, me parece que es falsa la imagen interesada que quieren mostrar los medios hegemónicos de que el mundo gira exclusivamente a la derecha. Hay cambios ideológicos donde el discurso del triunfalismo capitalista no va más y, por ejemplo, en EE. UU. hay una generación joven que ve con simpatía cierta idea de socialismo. En Argentina la elección del FIT-U del 14 de noviembre ubicándose como la tercera fuerza electoral, tratándose de una alianza de partidos de la izquierda anticapitalista, es parte de ese fenómeno mundial. Por eso veo que nuestra editorial encontrará un gran auditorio en los próximos años, donde la teoría marxista seguramente volverá a confluir con el “movimiento real que cuestiona el orden existente”.
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