Hace dos semanas terminó el conflicto contra 70 despidos en la metalúrgica Eitar de Bernal Oeste. A pesar de la fuerza de las obreras y los obreros, la política de la conducción de la UOM llevó a que muchos compañeros tuvieran que aceptar las indemnizaciones. Se hace necesario un balance para enfrentar fortalecidos los próximos ataques patronales.
Martes 21 de junio de 2016 08:58
A mediados de enero la patronal de Eitar empezó a amenazar a las obreras y obreros con despidos y aplicó suspensiones ilegales contra más de 90 trabajadores. Ante esta situación cortaron la Rotonda de Pasco, se movilizaron al centro de Quilmes y pararon la producción para denunciar este chantaje, haciendo pública la situación. La patronal aducía una crisis que nunca pudo comprobar y propuso el pago en cuotas de los salarios. La dirección de la UOM Quilmes, en una asamblea amañada, hizo votar la aceptación de esa escandalosa propuesta patronal. Pero la empresa continuó su campaña diciendo que era inevitable una reestructuración de la empresa y para ello presentó un Recurso Preventivo de Crisis que, posteriormente, fue rechazado.
Mientras las obreras y obreros trabajaban a igual ritmo que antes, cobrando cuotas miserables de $ 2.000 semanales, la patronal continuó su campaña de chantaje y propuso retiros voluntarios que, amenazaba, de no ser aceptados se traducirían en despidos directos. La dirección local del sindicato, al mando del ex intendente Francisco "Barba" Gutiérrez, se transformó desde ese momento en la impulsora de dichos retiros entre los trabajadores, sin plantear ninguna salida de lucha para enfrentar el apriete. Pero el plan fracasó, ya que sólo una ínfima minoría tomó esta opción.
Ante este rechazo la patronal dispuso el despido directo de más de 70 trabajadores. Las obreras y obreros, ante el inmovilismo del sindicato, se plantaron y comenzaron un paro en el turno tarde que se extendió al turno mañana como respuesta obrera a semejante ataque. La UOM, obligada por la respuesta obrera, se reubicó y avaló la medida de lucha con una permanecía pacífica en las instalaciones de la empresa, pero continuó planteando como salida los retiros voluntarios o indemnizaciones al 100 % alternados con la defensa de los puestos de trabajos.
En una audiencia el Ministerio de Trabajo de la Nación el gobierno ofreció Repros a la patronal, que se mantuvo firme y no se aceptó realizar ninguna reincorporación. Luego de ese salvataje pro-patronal el gobierno dejó correr libremente a la empresa que, como chantaje, ni siquiera pagaba los salarios adeudados.
A esa altura del conflicto, que ya se había convertido en una batalla testigo contra el ajuste macrista y de las patronales, comenzó a extenderse la solidaridad hacia las familias obreras. El Suteba, el Sindicato de la Carne, ATE, los estudiantes universitarios, secundarios, los vecinos de la zona, entre otros, comenzaron a realizar colectas de alimentos para aportar a esta gran pelea que tenía a la cabeza a las obreras, muchas de ellas único sostén familiar.
Faltó una política para ganar
Frente al pacto del gobierno y la patronal, la conducción de la UOM mantuvo el conflicto en los marcos de la ocupación sin sacarlo a la calle para unirlo con la enorme solidaridad lograda y hacer vibrar al país con esta lucha. Tampoco llamó a paro seccional, ni regional. Lejos de intentar romper el frente patronal, la conducción del sindicato comenzó a realizar asambleas para que los trabajadores aceptasen las indemnizaciones en cuotas. Pero las obreras y obreros rechazaron y en su gran mayoría se pronunciaron una y otra vez por continuar la lucha en defensa de la fuente laboral.
De esta manera, la dirección de la UOM se convirtió en el principal obstáculo para que la lucha pudiera triunfar. Frente a tanta presión patronal y falta de respuesta contundente por parte del sindicato, sumado a la presión por arreglar, muchos terminaron optando por las indemnizaciones.
La lucha se podía ganar. Los trabajadores demostraron gran predisposición para la lucha y resistieron tanto a las presiones y chantajes de la empresa como a la desastrosa política de la dirección sindical. Desde el PTS decimos que se podía ganar, pero el obstáculo para este triunfo fue la dirección de la UOM. Hacen falta agrupaciones que luchen por la democracia sindical, comprometidas con los trabajadores y no con los patrones para poder luchar y ganar. Hacen falta agrupaciones que se preparen para las luchas que se vienen, contra el ajuste que en el gremio metalúrgico ya tiene la triste cifra de más de 10.000 despidos sin que aún el sindicato haga nada ante semejante situación. Desde el PTS ponemos todos nuestros esfuerzos en esa perspectiva.
La autora es docente. Integra la Agrupación 9 de Abril-Lista Marrón y la Comisión Directiva de Suteba Quilmes