El domingo un voraz incendio en el barrio de San Carlos provocó la muerte de dos niñas de 2 y 8 años y de un joven de 22. Una adolescente de 13 años se encuentra en grave estado, internada en el Hospital Garrahan, aún pelea por su vida. En la localidad vecina de Berisso otro incendio provocó la muerte de un niño y dos jóvenes. Hay un denominador común: casas y conexiones precarias y una infancia desprotegida.
Lunes 22 de agosto de 2022 18:56
El domingo se dieron dos incendios con finales trágicos en las zonas de La Plata y Berisso.
Por un lado, en las calles 147 e/ 517 y 518, en el barrio San Carlos, ubicado en el oeste platense, una casilla se incendió en horas de la madrugada, llevándose la vida de dos niñas de 2 y 8 años de edad, quienes junto al padre de una de ellas, un joven de 22 años, quedaron atrapados en el fuego.
Una adolescente de 13 años, también parte de la familia, fue internada de urgencia en el Hospital Garrahan de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si bien las causantes del hecho están investigándose, se presume que el inicio del incendio fue direccionado por la conexión de una estufa eléctrica.
Mientras la madre de los niños se encuentra aún internada en el hospital San Martin, los vecinos se organizan para juntar plata y poder costear el sepelio.
Por otro lado, en las calles 166 e/ 13 y 14 de Berisso, cerca del mediodía, el fuego destruyó una casa y se propago a club lindero, llevándose la vida de un niño de 5 años, una adolescente de 16 años, y un joven de 23 años. En este caso, se trataba de una casilla de madera revestida en chapa.
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Existe un denominador común entre ambos casos: la falta de acceso a una vivienda digna, y a los servicios básicos necesarios.
Casillas de madera, conexiones eléctricas precarias, garrafas en mal estado, hacinamiento. Esta es la realidad en la que viven las mayorías de las familias de barrios populares, sobre todo en las afueras de las grandes ciudades.
En cualquiera de estos barrios es parte del cotidiano la escena de casillas que se queman. Pero no solo eso: los problemas gastrointestinales en la niñez derivados de la contaminación del agua, los arroyos cercanos y la convivencia con la basura; la desnutrición infantil, que recientemente se llevó la vida de Maylen en CABA; la contaminación por intoxicación de gases y problemas respiratorios en niñas y niños cuando hay monstruos fabriles cercanos, como sucede en el caso de Berisso y Ensenada con la empresa YPF y Copetro; el trabajo infantil, que creció en estadística los últimos años.
La infancia, un momento de la vida que debería incluir el juego, los cuidados, la alegría y el amor, termina siendo un tortuoso período para cualquier niña o niño de las periferias de las grandes ciudades. Mientras tanto, a metros solamente de tantas necesidades, dolor y muerte, los grandes especuladores acrecientan sus negocios y amasan fortunas.
El Estado es responsable de todo ello. La prioridad para las ganancias de los poderosos de siempre en lugar de la vida de las infancias, es una decisión política. Obligar a esas niñeces a dejar su vida por el pago de una deuda fraudulenta al FMI, en lugar de invertir en vivienda, salud y educación es una decisión política.
En estos caso, una vez más, quienes se solidarizaron fueron los vecinos de la zona, la comunidad educativa, las organizaciones barriales y las agrupaciones estudiantiles , como sucedió recientemente con la muerte de tres niños en el Barrio Cabezas, también en la localidad de Berisso.
Otra vez, la solidaridad de clase. Desde ahí se debe construir y organizar, una verdadera salida. Para que, algún día, la niñez sea una etapa donde los juegos, los caramelos y las sonrisas, sean para cada cual, por igual, cuando por delante esté la vida, y no la muerte.
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