Pan y Rosas comenzó una campaña política por la libertad de Belén, joven tucumana condenada por un aborto espontáneo, preguntando a las estudiantes de Sociales UBA su opinión sobre el caso.
Viernes 10 de junio de 2016
Belén está detenida desde el 2014, cuando fue al hospital Avellaneda de San Miguel de Tucumán, porque sentía fuertes dolores estomacales y tenía una hemorragia. Estaba teniendo un aborto espontáneo; pero Belén no sabía que estaba embarazada. Sin embargo, ese mismo día los médicos denunciaron que había aparecido un feto en uno de los baños del hospital.
El tribunal la acusó de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía” y dictó para Belén 8 años de prisión. Con respecto a la intromisión del Estado y sus instituciones las estudiantes expresaron que: “es tu cuerpo y te pertenece, lo que hagas con él, debería ser un derecho que el cuerpo sea de ella, y no de otro, ni que la justicia, pueda decir qué es lo que podés hacer con tu cuerpo y que no”.
Una joven llega a estar presa por un aborto espontaneo en el Siglo XXI porque todavía no se legalizó el aborto en nuestro país. El kirchnerismo aun teniendo mayoría parlamentaria se negó a tratar una de las causas de muerte más importantes que sufren 300 mujeres al año en Argentina.
La justicia la condena a prisión sin pruebas contundentes, basándose apenas en las declaraciones e informes realizados por los médicos, enfermeras y policías del hospital. Es decir que los profesionales de la salud violaron el secreto médico y el derecho de la paciente a que sea preservada su intimidad.
La violencia institucional del sistema de salud y de la justicia contra Belén, también es violencia contra las mujeres. Como afirman las estudiantes de la UBA “Es un médico el que debe preocuparse por tu salud en todo sentido y que no te acompañe y que termines acusada, es terrible”.
Belén es culpabilizada por ser una mujer pobre, las estudiantes sentencian: “las mujeres que tienen plata abortan de otra manera, y es una forma de seguir vulnerando a las clases populares, a los que menos recursos tienen”; “que salga una ley que legalice el aborto y que sea gratuito y que pueda llegar a todas las mujeres y no simplemente a un sector que puede pagar y sobre lo que nadie dice nada; la mujer que no tiene la plata suficiente para hacerse un aborto, tiene que recurrir a otros métodos, que capaz hasta la llevan a la muerte”.
Si se practican aproximadamente medio millón de abortos por año, siendo ilegal, está claro que lo único que consigue la criminalización es empujar a las mujeres jóvenes y pobres a quedar con secuelas para su salud o morir por hemorragias, perforaciones uterinas o infecciones. De sobrevivir, también corren el riesgo de ser condenadas por la justicia y terminar en prisión.
Como denuncia la abogada de Belén, Soledad Deza, aquí actúa una tríada conformada por la policía, el equipo médico de salud y el poder judicial, con el amparo del gobierno del ultracatólico y kirchnerista Juan Manzur. Las estudiantes opinan: “Me parece que es una violencia de Estado, principalmente a ella que está en una vulnerabilidad total; en vez de protegerla, el estado la castiga; privándola de un derecho que debería tener”; “Y tenés el peso de la Iglesia, y otros factores que hace que sea una lucha muy grande. Y no es solamente la Iglesia local, sino también el papa, y hay que seguir luchando contra todo eso”.
En pocas semanas, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, presentará por sexta vez el proyecto de Legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, en el Congreso Nacional. Si es la sexta vez que se presenta, se debe a que en más de una década de gobiernos kirchneristas, el entonces oficialismo se negó sistemáticamente a que se debatiera esta ley en el parlamento.
Frente a este hecho, las estudiantes opinan que: “Todavía vivimos en un país que es machista y donde siguen las reglas del catolicismo y la Iglesia. No se separan las cuestiones, una cosa es lo político y otro lo religioso, por eso no se permite todavía el aborto legal”; “Y porque siempre detrás de la política hay juegos de intereses; por más que manejaron un discurso de izquierda, o un poco más a fin a los intereses del pueblo. Con una sociedad que busca el progreso, y que no busca la protección de la mujer, todavía sigue con la idea de la mujer como base reproductora de un sistema, que da hijos. Romper con el estigma no es una agenda que esté en ninguno de los gobiernos de Latino América”.
Al preguntarles qué harían para lograr la libertad de Belén las estudiantes decididas decían: “Manifestaciones, y creo que logrando una acción colectiva, todos juntos, se pueden alzar las voces y reclamar por los derechos, sobre todo de las mujeres, así como se hizo con el Ni una Menos”; “Haciendo visible el caso, no solamente a través de los medios, sino de más marchas, más acciones u gestiones que pueda hacer a Universidad de Buenos Aires o nosotros como Facultad de Sociales para comunicar y también para crear conciencia sobre esto”. Y salir a la calle para que todos nos enteremos”.
Este fallo, querrá usarse como precedente contra el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro propio cuerpo. En este sentido, una de las estudiantes afirma: “También supongo que es una forma de castigar al resto de las mujeres, “tené cuidado, que si abortás, te va a pasar esto”. Por eso, las mujeres de Pan y Rosas en el Frente de Izquierda decimos que “si tocan a una nos organizamos miles”.
La lucha por la libertad de Belén va de la mano de la defensa del derecho a la atención del aborto no punible, con la lucha porque se implemente la educación sexual y el acceso a la anticoncepción gratuita y por el derecho al aborto libre, seguro y gratuito.
Una estudiante expresó: “Se debe modificar la ley, que aliena totalmente el cuerpo femenino que te oprime, y para que ella pueda salir, hay que realizar una presión tenaz, una presión de todos y todas, para que estos casos no vuelvan a suceder, hay que romper con esas cosas, cambiarlas”.