Este domingo se eligieron gobernadores de dos estados mexicanos. El triunfo de MORENA de Lopez Obrador en el principal estado del país reconfigura el mapa electoral hacia las presidenciales.
Lunes 5 de junio de 2023 22:59
EFE/Felipe Gutiérrez
Las elecciones en los estados de Coahuila (norte) y el Estado de México (centro), el más poblado del país, celebradas este domingo confirmaron el auge del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Morena derribó al otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) en su terreno más preciado, el Estado de México, en el que viven 17 millones de habitantes, un 13% del padrón electoral del país.
El PRI fue durante décadas un actor fundamental en la política mexicana, además de un factor clave en la imposición de las reformas neoliberales en México y una subordinación cada vez mayor a EE.UU. durante la década de los 90 del siglo pasado.
Si bien rescató una victoria simbólica al mantener el control del norteño estado de Coahuila, la jornada de conjunto resultó un golpe duro.
Estado de México: la joya de la corona en manos del Morena
En el estado con la mayor tasa de femicidios de todo el país, con más de un centenar de casos el año pasado, dos mujeres se disputaron la gobernación.
Alejandra del Moral fue la candidata por la coalición "Va por el Estado de México", integrada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) y Nueva Alianza (NA). Intentó una difícil remontada ante Delfina Gómez, cercana a López Obrador y quien siempre fue adelante en las encuestas.
Gómez, quien por segunda ocasión consecutiva contendía por la gubernatura del Estado de México, lideró la coalición "Juntos Hacemos Historia", integrada por los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT).
Tuvieron que pasar 94 años para que la dinastía priista terminara, en un país que en 2021 celebró su bicentenario.
Con este resultado la llamada Cuarta transformación o 4T logra una posición estratégica rumbo a las presidenciales de 2024. Además, el Estado de México es una pieza clave para fortalecer la estructura partidaria en el centro del país.
Aunque el obradorismo esperaba una victoria más holgada, la polarización se hizo evidente conforme se acercaba el cierre electoral. Con un margen de diferencia que llegó al 8%, el gobierno no pudo adelantar la estocada final rumbo a 2024, y la gestión de este año será clave para refrendar la victoria, en un estado que nunca había conocido a otro gobierno.
Las promesas de mejor transporte, de un alto a la violencia feminicida y acabar con la precariedad son de las más sentidas por la población.
Coahuila: El último bastión del tricolor
Mientras tanto, en Coahuila, Manolo Jiménez, otro príista al frente de la coalición del PRI-PAN-PRD, logró imponerse al impopular candidato de Morena, Armando Guadiana, cuya candidatura generó divisiones en el partido por no tener en cuenta los deseos de la base.
En otro resultado esperado, el PRI busca maquillar su terrible derrota, con la permanencia de la gobernatura de este estado del norte, así como con el triunfo en la elección de los legisladores estatales.
Y aunque moralmente es una victoria importante, la realidad es que no tiene la misma relevancia estratégica que el Estado de México. Sin embargo, evidencia la debilidad partidaria de la 4T en el norte del país, donde no pudo repetir la alianza que lo llevó al triunfo.
Coahuila va a ser el último de los enclaves priistas al norte del país pero con pocas posibilidades de inclinar la balanza en 2024, y con la presión de estar totalmente rodeado por entidades gobernadas por otras fuerzas políticas.
El inicio de la verdadera disputa
Cuando asuma Delfina Gómez, Morena gobernará 23 de las 32 entidades del país (31 estados y la Ciudad de México). Con una oposición debilitada pero no derrotada se inicia la verdadera carrera electoral, las presidenciales de 2024
Las fuerzas de la oposición que hoy acusan al gobierno hasta de autoritario esconden que son ellos quienes impusieron el régimen neoliberal vaciando las arcas estatales, recortando derechos, desfinanciando la salud y pulverizado los salarios. También son los responsables de la llamada “Guerra contra el narco” que dio lugar a la militarización del país, que inundó el país de violencia, profundizando el femicidio, la desaparición forzada y estragos aún no cuantificables.
Por su parte, el gobierno que dice busca terminar con esa herencia, pero ha profundizado algunas de estas medidas. Una de ellas es la creación de la Guardia Nacional para patrullar las fronteras, sobre todo la sur, que funciona como un tapón para los migrantes que atraviesan México en su camino a EE. UU. La creación de esta policía militarizada que persigue y reprime migrantes fue acompañada por una reforma constitucional que permite al ejército ser parte de tareas de seguridad pública, una medida digna del PRI.
Además AMLO hizo casi nada para romper la subordinación económica al imperialismo yanqui, dándole todas la facilidades a las empresas de EE. UU. para invertir en el país, manteniendo condiciones deplorables para la mayoría de los trabajadores, los jóvenes y las mujeres.
Estos son los proyectos entre los cuales quieren obligar a decidir al pueblo y los trabajadores mexicanos en las presidenciales de 2024. Sin embargo, pese a los monstruos del pasado, con la derecha al frente y la continuidad de la subordinación al imperialismo, con la 4T como caudillo, es necesario construir una alternativa política, de las y los trabajadores y los sectores populares. Un partido que no busque conciliar los intereses de los ricos, empresarios y trasnacionales, y la de las mayorías trabajadoras, que sin importar el gobierno somos quienes pagamos la crisis y las ganancias de unos pocos, sino que luche por una salida de fondo ante los grandes problemas de México, como la violencia y la pobreza estructural y la precarización laboral, lo cual exige la ruptura con los mandatos de la Casa Blanca.