El dirigente que estuvo atrincherado en la sede de la Uocra La Plata tiene un conocido prontuario cargado de prácticas mafiosas y patoteriles.
Jueves 28 de septiembre de 2017

Juan Pablo "El Pata" Medina se entregó finalmente a la Justicia en la noche de este martes, luego de permanecer atrincherado por más de 16 horas en la sede de UOCRA La Plata. Exultante durante ese tiempo previo, el dirigente lanzó amenazas al Gobierno y arengó a sus hombres para resistir el avance de las causas judiciales por las que se lo investiga.
Las prácticas violentas y mafiosas son muy conocidas en la gestión Medina en el sindicato de la construcción. Su reacción no es ninguna novedad. El "Pata" y su gremio tienen un amplio historial de violencia, lavado de dinero, negocios inmobiliarios, con la Policía Bonaerense (su pareja, María Fabiola García, es ex policía bonaerense) y con diversas empresas constructoras que presentan licitaciones para las obras públicas y, antes, pasan por las manos del dirigente.
Un poco de su historia
Aprietes. En el año 2000, Medina fue filmado cuando amenazaba a un grupo de albañiles para que dejaran de trabajar en la ampliación de un supermercado, donde pretendía colocar a personas de su riñón. Al llegar la Policía comenzó una refriega que dejó treinta heridos. El juez Guillermo Federico Atencio lo procesó por coacción agravada en septiembre de 2001 y pasó más de un año en la cárcel. Su seccional fue intervenida por orden de Patricia Bullrich, por aquel entonces ministra de Trabajo del Gobierno de De la Rúa. En 2003 el Gobierno provincial lo dejó recuperar su mandato.
En agosto de 2004, los obreros que trabajaban en el reciclaje de residuos en el Ceamse de Ensenada denunciaron que Medina había organizado un piquete para impedirles entrar en la planta. El motivo era que no formaban parte de la bolsa de trabajo que maneja su seccional de la Uocra La Plata. Los obreros fueron amenazados por hombres encapuchados armados con palos.
Balacera Peronista. Su "salto a la fama" se dio el 17 de octubre de 2006, cuando una facción de la Uocra platense que él lideraba se enfrentó a los tiros con un grupo del gremio de Camioneros que conducía Hugo Moyano.
Fue durante el traslado de cuerpo del ex presidente Juan Domingo Perón a la Quinta de San Vicente. Las imágenes que quedaron en la memoria fueron las de Emilio "Madona" Quiroz, integrante de Camioneros, disparando contra los de la Uocra.
En la Semana Santa de 2008, el gremio de la Uocra de La Plata se enfrentó con la Municipalidad de Ensenada por el encuadramiento gremial de trabajadores de una cooperativa que realizaba tareas hidráulicas en ese distrito, que todavía gobierna el kirchnerista Mario Secco. En ese conflicto, los del gremio de la construcción tomaron parte de la Refinería La Plata de YPF. La disputa tuvo un saldo de 15 heridos, la mayoría trabajadores de la construcción que luego denunciaron haber querido enmarcarse en el convenio de la construcción. Pero Medina en esa oportunidad se los negó porque exigían condiciones dignas de encuadramiento y por eso formaron la cooperativa.
Durante la inundación de La Plata en 2013, una patota que se atribuye trabajar en la construcción con el Pata Medina, golpeó y corrió a militantes kirchneristas de La Cámpora que repartían donaciones a los damnificados. Ese acto fue registrado por cámaras de seguridad y luego se supo que la camioneta en la que se movilizaban los supuestos obreros de la construcción tenía una cédula azul a nombre del hijo del Pata Medina.
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Heredero. Agustín Medina, el hijo del dirigente parece haber aprendido los modos del padre. En abril de 2016, en una manifestación realizada por trabajadores del Astillero Río Santiago, en Ensenada, el joven Medina fue acusado de balear a uno de los manifestantes. Por ese hecho, fue imputado en una causa por "abuso de armas y lesiones", que tramita en la UFI N° 5, a cargo de Leila Aguilar.
Más allá de los casos más violentos que se repasan, es el accionar de su sindicato el que despierta las críticas de los empresarios de la construcción y el interés del Gobierno para intervenir su sede.
Hace cinco meses es investigado por lavado de dinero y asociación ilícita. Las acusaciones son por extorsión a las constructoras, donde él disponía quiénes trabajaban y elegía qué empresas operaban.
Se lo vincula con paralización de grandes obras públicas, como la Autopista a Buenos Aires, el Policlínico platense y el Estadio Único, pero también de muchas obras privadas, como el Hipermercado Niní y el Colegio de Abogados.
Durante la gestión kirchnerista, la relación del Pata con el exgobernador Daniel Scioli fue muy buena. Nunca hubo denuncias que tomaran entidad por sobreprecios de obras o paralización de las mismas. En la actualidad se encuentra fuertemente enfrentado a su par Gerardo Martínez, dirigente nacional del gremio y muy allegado a la gestión del Gobierno macrista. Este miércoles, esa conducción nacional salió a diferenciarse con una solicitada publicada en los diarios.
Pero Martínez, quien empezó en ese gremio como agente de Inteligencia del Batallón 601 durante la dictadura, no tiene grandes diferencias con el Pata. Patotas al servicio de seguir haciendo del gremio su botín de guerra es una práctica común entre la dirigencia sindical burocrática que usurpa las organizaciones gremiales.