En la noche del martes el senado brasileño aprobó la ley que permite reducir la jornada laboral y los salarios hasta el fin de la pandemia.
Miércoles 17 de junio de 2020 18:30
El presidente del Senado Davi Alcolumbre y Jair Bolsonaro.
La ley permite la suspensión temporal de trabajadores y la reducción de la jornada laboral, así como de los salarios mientras dure la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. De esta manera Bolsonaro, apoyado por los partidos de oposición avanzan en descargar la crisis sobre los trabajadores.
El martes por la noche el Senado de brasil aprobó con 75 votos a favor y ninguno en contra el proyecto enviado por el ejecutivo que permite reducir la jornada laboral desde un 25% hasta un 70%, con recortes proporcionales en el salario del trabajador. Se podrá incluso suspender el contrato durante dos meses, con medidas de compensación como el pago total del seguro de desempleo a cargo del Estado. Esto último solo aplica a quienes tengan un contrato formal, en un país con una altísima tasa de informalidad.
El ministro de economía Paulo Guedes fue uno de los artífices del proyecto que busca salvar a las empresas a costa de sus trabajadores. Si no fuera una escena que se repite en cada crisis económica resultaría llamativo que un ultra liberal como Guedes proponga que es estado se haga cargo del salario que deberían pagar las empresas.
Ahora el texto pasará a manos de Jair Bolsonaro que deberá firmarlo en los próximos días. Ministerio de Economía prevé un ahorro de 10.693 millones de reales (unos 1.800 millones de euros).
La aprobación de esta ley deja también en claro que las peleas que pueda haber entre Bolsonaro y sus opositores no representan diferencias sustanciales ya que todos están de acuerdo en salvarse a sí mismos y a las empresas a las que representan.
La profunda crisis sanitaria que atraviesa Brasil, con más de 45 mil fallecidos y cerca de un millón de casos se combina con una caída en la actividad económica que afecta desproporcionadamente a los trabajadores y al pueblo pobre. Este nuevo recorte aprobado por el congreso se suma a la baja de las ayudas oficiales para los desempleados de hace unas semanas. Claramente esto empujará aún más gente a la pobreza.
En este escenario convulsionado las protestas que se ven en todo el país, que piden justicia por George Floyd y por victimas locales de la policía racista como João Pedro pero que también atacan la política de Bolsonaro y enfrentan a los facistas puede ser una señal de que los ajustadores no la van a tener tan fácil.