El Partido Socialista pasó de mirar con desconfianza a la alianza entre Margarita Stolbizer con Massa, a verla con cariño. Esquirlas del naufragio del Frente Progresista PS-UCR.
Viernes 22 de julio de 2016 09:44
La deriva de la centroizquierda argentina tiene tantos capítulos y giros como una novela en el prime time de un canal abierto. Hace algunos meses, ante el sorprendente acercamiento de Margarita Stolbizer, la candidata a la que el Socialismo apoyó anémicamente en las presidenciales del 2015, a Sergio Massa hizo crujir los restos mortales de lo que alguna vez había sido el Frente Amplio Progresista (FAP) a nivel nacional. “La alianza Massa-Stolbizer le mete ruido al socialismo”, titulaba allá lejos y no hace tanto tiempo La Capital.
Pero ruido, lo que se dice ruido, es la interna dentro del Frente Progresista, donde sus integrantes debaten, nada menos, si mantener una alianza supuestamente de centroizquierda o sumarse, como quiere la UCR, con bombos y platillos a Cambiemos. Tal es la refriega, que desde hace dos días el presidente Macri y el gobernador Lifschitz no paran a tirarse amargos dardos.
Por eso, ante la casi inevitable ruptura de los radicales con el frente que gobierna la provincia desde el 2007, Massa empezó a ser un poco más apetecible. Así es, hacia el 2017 los socialistas empiezan a ver con cariño la posibilidad de explorar alianzas con el intendente de Tigre, donde se encuentra el barrio residencial de elite y sede de narcos y grandes empresarios, Nordelta, un barrio no muy socialista.
De confirmarse este acercamiento, el socialismo consolidaría el perfil moderadamente opositor y fervientemente antikirchnerista que hoy tiene Stolbizer, que empalidece a la propia Elisa Carrió en sus diatribas contra los K. Por otro lado: si el Socialismo pasara de la UCR a Massa en su alianza santafesina, queda a las claras el tipo de “progresismo” que hace.